"¿Creés que un 9% es malo? Probá con el 90%", señaló el The New York Times en referencia a la inflación argentina
"¿Creés que una inflación del 9% es mala? Probá con el 90%", tituló un artículo el diario The New York Times para minimizar la disparada del costo de vida en los Estados Unidos.
En el país norteamericano el índice de precios trepó al 9,1% interanual el mes pasado, la tasa más alta en cuatro décadas, en un salto impulsado sobre todo por el alza de precios de los combustibles.
Sin embargo el New York Times buscó atenuar la preocupación de los estadounidenses comparando esa realidad con los bolsillos de los argentinos. El diario indicó que "muchos economistas esperan que la inflación (en Argentina), que ya es del 64% interanual, llegue al 90% en diciembre".
El dato busca bajarle el tono a la última medición de la Oficina de Estadísticas Laborales estadounidense. Incluso, habla de "una de las peores crisis económicas del país en décadas, y eso ya es mucho decir en el caso de Argentina".
El diario repasa las hiperinflaciones desatadas en los últimos 50 años y habla sobre el interés de los argentinos en comprar dólares.
Los argentinos y los dólares
Dice que en la Argentina las personas "esconden dólares en su ropa interior para ir a hacer alguna transacción importante" y señala el caso de una inmigrante venezolana que se pregunta: ´¿Habré emigrado al país correcto?´".
No obstante, el diario neoyorquino destaca que la Argentina es una mezcla de resiliencia, adaptación y fortaleza.
"Argentina demuestra que la gente encontrará la manera de adaptarse a años de alta inflación, viviendo en una economía que es imposible de desentrañar en casi cualquier otra parte del mundo", indica.
Pronóstico de la inflación argentina
Los anuncios del nuevo "súper" Ministro de Economía, Sergio Massa, generaron distintos análisis en la City respecto a qué puede pasar en los próximos meses con el dólar, la inflación y la actividad. En especial, hizo ruido la expresión que "no habrá devaluación" del tipo de cambio, entre otras afirmaciones del funcionario.
Para analizar qué puede pasar con las variables claves para el país, iProfesional conversó con Juan Luis Bour, director y economista jefe de FIEL.
Uno de los principales aspectos que plantea es que una inflación que se sigue acelerando "es inconsistente" con el anuncio de un programa de estabilización.
-Tras los cambios políticos y anuncios de Massa, ¿cómo se sitúa la economía?
-En el primer semestre el déficit fiscal primario llegó a 2,2% del PBI, e incluso se puede decir que ascendió hasta el 2,8% si se excluyen los ingresos de la propiedad, por la utilización de los Derechos Especiales de Giro (DEGs) del FMI.
Ello implica no sólo un salto respecto del 2021, sino un nivel muy elevado que requiere financiamiento extraordinario del que la Argentina no dispone. De allí el salto en la emisión, a pesar de que el ex ministro Guzmán ya había utilizado el recurso de limitar los pagos de caja, como iba a anunciar pocos días después la también ex ministra Batakis.
Entonces, con un déficit primario descontrolado en la primera mitad del año, sobre el que Batakis poco pudo hacer, se sumaron nuevos gastos con el anuncio de la nueva moratoria por parte del Presidente de la Nación, más el bono especial de agosto para los perceptores del programa Potenciar Trabajo y el masivo nombramiento de funcionarios en distintos ministerios.
De esta manera, el ajuste de caja anunciado por Batakis resultó sólo una promesa en un contexto de fuerte emisión monetaria, que llevó a un salto de la brecha cambiaria y la pérdida de reservas. De hecho, el Banco Central finalizó julio con apenas u$s38 mil millones de reservas brutas, nivel que marca la estrechez, o desesperación, que caracterizaba las acciones del Ministerio de Economia y el Banco Central en el primer bimestre de este año, para firmar un nuevo programa de standby con el FMI y conseguir algo de "aire".
-¿Y ahora cómo está planteada la situación?
-El "aire" se agotó y en agosto se requiere llenar nuevamente las arcas del BCRA para "tirar" unos meses más, o enfrentar la necesidad de un ajuste de las cuentas públicas. En eso estamos con la asunción del nuevo ministro Massa.
-¿Cómo evalúa los anuncios de Massa?
-Respecto a los anuncios, si bien no existe aún precisión en los instrumentos a implementar, sugieren que se intentará recorrer un camino intermedio que conlleva algún intento de ponerle tope al incremento del déficit primario. Y, con ello, a las necesidades de financiamiento. También algún ingreso de fondos que permita salir de la situación de reservas netas liquidas negativas en que estamos a comienzos de agosto.
Así, el tope al déficit primario podría provenir, en primer lugar, de la forma de computarlo, que hasta aquí tuvo bastante utilización de "contabilidad creativa". Habrá que ver cómo sigue ello y se deberá tener en cuenta que con una inflación muy alta los niveles en pesos constantes se pueden licuar.
-¿De qué manera puede impactar en ello los niveles tan altos de inflación?
-La inflación ascendente suele ser un aliado a la hora de computar el déficit a precios constantes, ya que hay pagos que se asocian con el pasado a través de rezagos legales, como en el caso de jubilaciones, pensiones, gasto social y, en general, salarios. Pero ello supone que la inflación se sigue acelerando, lo que resulta inconsistente con el anuncio de un programa de estabilización.
La principal fuente de recorte de gasto anunciada está asociada al tope de consumo a partir del cual cesarían los subsidios, que se suma a la eliminación de subsidio para consumidores de ingresos medios y altos.
-¿Qué otros anuncios le llamaron la atención?
-Otros anuncios del ministro Massa repiten lo previsto ya en el anunciado "plan Batakis", que, paradójicamente, finalizó con un incremento de compromisos fiscales récord en menos de un mes de ejecución. A lo antes mencionado (moratoria, bono y empleo público), se le suma la información que destrabó las obras de las represas de Santa Cruz.
Finalmente, algunos anuncios del nuevo Ministro implican aumento, no reducción, del gasto, incluyendo el bono a jubilados que se otorgaría en septiembre. Ello, sin embargo, podría ser una alternativa para frenar otras iniciativas mucho más costosas, como podría ser un reclamo por un nuevo IFE para compensar el aumento en la inflación.
-Mencionaba que el gasto público, que es un tema que está bajo la lupa, seguiría en aumento. ¿Cómo lee esto?
-La estrategia se parece mucho más a "limitar el aumento del gasto, ya que va a aumentar", que a aplicar la alternativa de "frenar el aumento del gasto y lograr que caiga en términos reales en forma significativa".
-¿Cuáles son los impactos de las medidas anunciadas?
-En cuanto al impacto de corto plazo, a esta altura debería distinguirse entre el impacto de los anuncios generales y el impacto de las medidas concretas, ya que no son equivalentes.
Es decir, los anuncios, generalmente vagos, suelen tener algún impacto de corto plazo al generar arbitrajes que dan lugar a movimientos inmediatos, como la entrada transitoria de capitales y liquidación anticipada de exportaciones.
En resumen, las medidas anunciadas distan aun de ser concretas, con alguna excepción, y de constituir un conjunto que pueda definirse como un programa, ya que, en el plano fiscal, los instrumentos parecen insuficientes para lograr cumplir las metas previstas en materia de déficit fiscal de 2,5% del PBI para todo el año. Claro, a menos que la contabilidad creativa y la inflación se sumen como instrumentos para acercarse a la meta.
-También se anunció que se reducirá la emisión monetaria…
-Resulta difícil a esta altura evaluar mediante qué vía se reducirá la emisión monetaria que tiene varias fuentes: la asistencia al fisco, la emisión para sostener el precio de la deuda, la emisión que requiera un "exitoso" escenario de liquidación de exportaciones y la que resulta de atender el pago de intereses por el stock de Leliq y pases del Banco Central.
Hay que recordar que a las actuales tasas de interés y el stock de deuda, implica el pago de intereses a un nivel cercano a los 350 mil millones de pesos por mes.
Por eso, resulta muy claro que estamos lejos de un programa económico que encare los equilibrios estructurales que enfrenta la Argentina. Tan lejos como estuvimos con Guzmán y con Batakis. Por lo tanto, sólo se trata de evaluar un conjunto de anuncios/medidas de corto alcance.
Sin claros indicios acerca del programa fiscal y monetario, aun cuando los anuncios indican que el objetivo es el de reducir desequilibrios y el financiamiento monetario al fisco, es necesario esperar a que el programa económico aparezca. Esto es a través de explicitar los instrumentos, en qué nivel y en qué tiempos habrán de aplicarse, y cuál es la duración prevista del programa.
Esto es para los próximos 3, 6 o 17 meses, ya que no se trata de un programa de largo plazo. En tiempos normales el programa para el próximo año debería surgir del Presupuesto General de la Nación, que goza hoy de escasa credibilidad.
-¿Qué puede esperarse en este contexto para la inflación y dólar?
-En materia de inflación, hay que prever que los próximos meses no darán mucho respiro, ya que a menos que el programa aparezca y permita bajar drásticamente la brecha cambiaria, no se ven elementos que "anclen" las expectativas de ajuste de precios.
De hecho, la sucesión de anuncios sobre ajustes tarifarios de magnitud, sumado a los anuncios de ajustes salariales, en un escenario que todavía mantiene características de dominancia fiscal, mantienen un piso para la tasa de inflación a partir de agosto del 6% mensual.
Sin programa fiscal y monetario, no hay mucho margen para esperar que la inflación no alcance en pocos meses un nuevo escalón de tres dígitos anuales, porque la sola persistencia de tasas cercanas al 6% anual implica que, tarde o temprano, se alcance ese nuevo nivel.
Para entonces, el Ministro de Economía deberá desempolvar un nuevo programa que nos permita alentar esperanzas cercanas de estabilización. Ello aún está pendiente.-