Chevrolet confirmó inversión en Argentina: "Se completará en 2020 y el auto estará en 2021"
Hace pocas horas que Carlos Zarlenga, presidente de General Motors South América, aterrizó en la Argentina. Sus oficinas se encuentran en San Pablo, desde donde comanda toda la región, pero quiso estar presente en el lanzamiento más importante del año para Chevrolet: la llegada de los nuevos Onix y Onix Plus (reemplaza al Prisma).
Este modelo es muy destacado porque, en sus dos versiones (hatch y sedán), tiene como objetivo redefinir el concepto de entrada de gama, y que el cliente entienda que, aun siendo del segmento chico, un auto puede tener la mejor tecnología y calidad.
Zarlenga lo remarcó durante la presentación oficial del modelo, en el Centro de Convenciones de Buenos Aires, donde se encargó de aclarar que es un auto muy buscado por los Millennials porque tiene todo: desde wifi de serie, hasta seis airbags y ESP en cualquier nivel de equipamiento.
Pero la charla con el máximo directivo de Chevrolet en la región fue más allá del auto.
Hace tiempo que el ejecutivo, nacido en la Argentina, tuvo que mudarse a Brasil para tomar las riendas de la marca en Sudamerica, y por eso es un experto en temas del Mercosur.
Además de conocer de cerca el mercado, tiene llegada tanto al gobierno argentino como al brasilero.
Por eso fue una buena oportunidad para consultarle cómo ve la relación entre ambos países, un poco alterada desde que Alberto Fernández ganó las elecciones y Jair Bolsonaro, el presidente del país vecino, insiste con la apertura del Mercosur.
Ese tema fue parte de la entrevista, pero antes, iProfesional indagó respecto cómo está la situación de la marca en la Argentina, y qué está pasando con la inversión de u$s500 millones (u$s300 directos de Chevrolet y u$s200 de proveedores) que se anunció el año pasado, antes de saber que habría un recambio de gobierno. La coyuntura es compleja y se buscaba la "reconfirmación de los planes". Así fue la charla con Zarlenga.
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- GM fue una de las automotrices que ya se reunió con Alberto Fernández. ¿Qué nos puede contar de ese encuentro?
- A Alberto Fernández le comenté de nuestra empresa, de la inversión que se hará en 2020, donde se desembolsará gran parte de la planificado para mejorar la planta de Alvear, y le dimos una visión sobre la industria en general.
Igual, creo que la coyuntura inmediata consumirá toda la fuerza del Gobierno y no espero que la discusión sobre el sector encuentre asidero en el corto plazo.
- ¿Esto quiere decir que la inversión en la planta de Alvear, que se anunció antes del cambio de gobierno, está confirmada y no sufrió cambios?
- Así es. En el primer trimestre de 2020 se desembolsará gran parte de la inversión. En 2021 el auto tiene que ser lanzado.
- En Alvear ya fabrican el Cruze. ¿Desde ahora serán dos las plataformas?
- No puede decir nada. Solo que es el Cruze y otro vehículo, que no es de la misma plataforma, es decir, no es Equinox, y los dos convivirán en la planta.
- ¿Esto les va a permitir abrir más las exportaciones, teniendo en cuenta la crisis del mercado local?
- El auto es netamente de exportación, como lo es el Cruze.
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- ¿A cuántos mercados exportan actualmente?
- Lo hacemos a Colombia, Ecuador, Chile y Brasil, entre otros.
- En algunas marcas, el foco está centrado en buscar nuevos mercados. Ustedes, ¿tienen planes de mayor apertura o no es el foco principal para que crezca el negocio?
- Hay dos puntos diferentes. Por un lado, la inversión para producir y vender en el mercado argentino tiene que tener sentido. No se pueden subvencionar pérdidas en el mercado doméstico con exportaciones. Todas las inversiones tienen que generar, individualmente, su retorno. Si uno no logra eso, no es sostenible en el tiempo. Así lo vemos nosotros.
Además, la mayoría de las exportaciones que se hacen desde la Argentina, es para países que tienen la moneda devaluada. No importa que la entidad local acá vea una facturación en dólares si se pierde dinero. Eso no funciona a largo plazo.
Nosotros hacemos algo diferente, que es balancear toda la operación en América del Sur, donde voy a unificar el portfolio, y potenciar cada punto de fabricación que tengo, que son Brasil, Argentina, Colombia y Ecuador. Los cuatro productores alcanzan para toda la región, porque no es un tema de base de exportaciones sino que es un tema de base de capital y que cada uno de los mercados sea rentable.- Volviendo a la relación de la Argentina y Brasil, ¿cómo cree que se resolverá cuando asuma Fernández y se encuentre con Bolsonaro, con quien no hay buen diálogo?
- En las últimas semanas, y hasta diría cuando comenzaron los comentarios, si bien hay cierta fricción entre Argentina y Brasil, siempre percibí racionalidad en la importancia que cada país tiene para el otro. La industria automotriz brasilera necesita de la Argentina, y nosotros necesitamos de Brasil.
Juntos tenemos un bloque grande con oportunidad de crecer y exportar a todo el mundo, y es una oportunidad que los países, por si mismo, no tienen de la misma forma. Creo que hay una racionalidad referente a eso.
- ¿Y cuál debería ser el camino de la apertura?
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- Creo que, a largo plazo, una industria con más apertura va a tener más caudal exportador, pero si se hace mal, puede pasar lo contrario, de convertirnos en un mercado donde se importa todo, desperdiciando las cinco millones de unidades de capacidad de producción instalada que tenemos hoy en día.
Lo más interesante es que no es un tema que está de la puerta de la fábrica para adentro, los procesos de producción son globales, la eficiencia es global, y no vamos a encontrar productividad contra cualquier otro competidor. De hecho, no voy a encontrar productividad en la Argentina contra México porque el proceso de producción es el mismo. Es el mismo porque no voy a invertir en un proceso de producción diferente.
Entonces, las cosas que tenés que cambiar son otras, no es solo automatización y productividad, lo difícil es cambiar la carga tributaria, en Brasil la ley laboral referente a juicios de trabajo, costos de logística, falta de infraestructura. Esas son cosas difíciles y de corto plazo. Entonces, para que esto sea exitoso, los dos países deben mirar a largo plazo para hacer esos cambios y tener un acuerdo profundo que es el modelo que queremos tener, porque no sirve empezar y parar.
Si no ocurre ese paquete de reformas, que tienen que ocurrir en ambos países, lo que va a fracasar es el proceso de apertura, independientemente de la voluntad política de cualquier Gobierno.
Al mismo tiempo, el nuevo gobierno va a tener necesariamente otro foco desde el principio. El tema de la deuda es fundamental, el desajuste del salario, el déficit, son temas importantes que deberán tratarse en el corto plazo para evitar una situación económica más complicada. Desde ese punto de vista, Brasil debe reconocer eso, y dejar al nuevo gobierno trabajar en las cosas que son absolutamente prioritarias, como el gobierno de Macri dejó trabajar al gobierno de Brasil en la reforma de la Providencia que era fundamental para Bolsonaro en su momento.
Hay timing. Yo creo que la convergencia de esta discusión puede llegar en el segundo año de gobierno de Fernández. En el primer año tendrá otro foco más importante.
Eso es lo que veo, algo de racionalidad. No se qué pasará en diciembre, pero hay algo que yo siempre le digo a los políticos de Brasil, es que sería válido que reconozcan que la Argentina tiene un problema grave de corto plazo y el gobierno se enfocará en eso. De otra forma, plantearse el fenómeno de apertura a la velocidad que ellos quieren, mas allá de que este gobierno no tenga rechazo a ese tipo de políticas, lo que va a mostrar es un problema de timing. Entonces quizás el segundo año es más apto para hacerlo.
- ¿Qué proyecciones tienen en GM para el cierre de patentamientos en 2019 y qué anticipan para 2021?
- Creo que cerrará en 460.000 y en 2020, si se miran las variables de base, como crecimiento del PBI, inflación, recomposición del poder adquisitivo, no veo nada que diga que la industria será mayor.
Pero hay una variable impredecible. Cuando tenes un control de cambio, que aparentemente va a ser largo, puede ser que la diferencia entre el dólar oficial y otro tipo de dólar sea tal, que haya consumidores que decidan la compra de un bien durable. Y las propiedades y autos se benefician. Eso puede generar un número inesperado.
Entonces, podrá ser igual o un crecimiento un poco mayor.
¿Y las proyecciones para la región, que tampoco está bien?
- En Latinoamérica espero un crecimiento de 5% para 2020. Este año fueron 4.300.000 unidades y llegarán a 4.500.000. Ahí se ve una Argentina "flat", un Brasil creciendo casi 8%; y Chile, Colombia, Uruguay, Paraguay y Ecuador con un crecimiento moderado. El mercado venezolano inexistente en volumen.