Los 0Km se alejan de la clase media: por el precio del dólar, ahora se necesitan más salarios para comprar un auto
Mes tras mes, desde la entidad que nuclea a los concesionarios (ACARA), venían festejando los récords históricos que iban marcando los patentamientos en el país.
Para el cierre de mayo, cuando ya se había activado la corrida y la fuerte devaluación golpeaba sobre la economía, desde la cámara igual celebraban el hecho de que el ritmo de crecimiento se mantenía y que, incluso, se observaba un "nivel de actividad sostenido" en las agencias.
Así, vaticinaban que el primer semestre se encaminaba a ser récord histórico. Y en los papeles, ya concluido junio, la realidad es que se cumplió la marca proyectada por la entidad.
Pero esta vez, la lectura que trazaron desde ACARA distó mucho de los mensajes optimistas que venían pregonando. Pese a haberse logrado dicho récord, ahora todos en el sector encendieron las luces de alarma.
"Las cifras nos enfrentan a la paradoja de que finalizamos el mejor primer semestre de la historia, pero con un mercado que se está cayendo", apuntó Dante ílvarez, presidente de la entidad, al dar a conocer que en junio los patentamientos se desplomaron 18%, anotando así la primera baja en dos años.
Y los factores principales de este derrumbe, señalados por la propia entidad, están relacionados con el salto del dólar y su impacto en los precios, dada la alta dependencia del mercado argentino por los vehículos importados, considerando que más de la mitad de los modelos que se venden en el país provienen de Brasil.
El billete verde, por cierto, también pega y muy fuerte en el precio de los componentes para producir autos en la Argentina, dado que tienen una incidencia del 70% promedio en el valor final de cada vehículo.
Además, desde concesionarios marcan que afectó fuertemente la incertidumbre, que suele paralizar decisiones de compra, en un contexto en el que la mitad de las operaciones se pactan con planes de financiamiento a mediano plazo.
Vinculado con este último punto y muy fundamental, desde ACARA alertaron que se produjo una "estrepitosa caída de la financiación bancaria, por el aumento de las tasas de interés, que la ha reducido prácticamente a cero, algo que a nuestro sector complica de sobremanera".
En este contexto, están todas las variables alineadas para que la clase media, la principal protagonista de lo que hasta ahora había sido un boom de ventas, decida bajarse del mercado de los 0Km.
Así como hasta el primer cuatrimestre se repetían las voces en esta rama de actividad que señalaban que era "el" momento para adquirir un vehículo nuevo, ahora este tipo de expresiones brillan por su ausencia.
Sucede que la relación entre los ingresos y los precios de los 0Km -que según un estudio privado había alcanzando en el arranque de 2018 el punto más bajo desde la salida de la convertibilidad-, se volvió más desfavorable tras los aumentos que se plasmaron en los salones de venta.
En marzo, según el relevamiento, se necesitaban de 10,6 salarios promedio para acceder a un automóvil del segmento B, es decir, la categoría que engloba a los modelos compactos y más económicos -como el Volkswagen Gol, el Toyota Etios o el Chevrolet Onix, entre otros- y que es motorizada, justamente, por la clase media.
Sin embargo, tras el salto cercano al 10% que experimentaron los 0Km durante mayo y el alza registrada en junio, no menor al 5%, los vehículos comenzaron a alejarse nuevamente de los compradores.
En base a estos ajustes, se estima que a partir de estas variaciones ya se necesitan exactamente de 12 salarios promedio para subirse a una unidad, un nivel incluso superior al estimado para el 2017, cuando la relación era de 11,1 ingresos.
Si bien por ahora este indicador se encuentra por debajo del registro de 2016 -momento en que había que contar con 12,7 remuneraciones promedio para adquirir un 0Km- marca un preocupante punto de inflexión.
Sucede que hasta el primer cuatrimestre, los vehículos venían subiendo a un ritmo de entre 1,5% y 2% cada mes, por debajo de la inflación.
La perspectiva es que las tasas de variación, para el tercer trimestre, es que al menos se dupliquen esas tasas, en un escenario en el que se espera que el poder adquisitivo retroceda tres puntos durante todo el año.
Los modelos populares, los más castigados
Al analizar el ranking de patentamientos correspondientes a junio, se puede observar cómo se desplomaron las ventas de algunos de los modelos típicos de la clase media, como puede ser el Volkswagen Gol, cuyos patentamientos se derrumbaron un 59% frente al mismo mes del 2017 y un 31% respecto de mayo de este año.
En el caso del Renault Sandero, la caída fue incluso mayor: la baja interanual fue del 63%. Del Fiat Mobi, que vino a reemplazar al mítico Uno, se vendió un 41% menos, con una caída incluso mayor frente a mayo, superior al 44%.
El Chevrolet Onix fue otro modelo que sufrió la coyuntura, con un 36,5% menos de patentamientos. En tanto que la demanda del Ford Ka tuvo una contracción de casi 20%, por nombrar algunos ejemplos.
Otra categoría que también viene en descenso es la de los vehículos comerciales livianos, así como también los pesados.
Hasta hace poco, las pick-ups eran las grandes animadoras del mercado, pero el escenario de menor crecimiento de la industria –en mayor registró una contracción del 1,2% después de un año de crecimiento constante- y la sequía que afectó al agro, están pasándole factura.
En junio se patentaron 12.785 camionetas y utilitarios, lo que implicó cerca de un 25% menos que en igual período de 2017. En el caso de los camiones, por la menor actividad económica, los patentamientos se desplomaron casi 30%.
En cuanto a las marcas importadas, que sintieron el impacto del dólar de manera más directa, la performance estuvo repartida.
Entre los que más terreno resignaron figuran Porsche, Mitsubishi y Volvo, con desplomes cercanos al 70% respecto del mes de junio del año pasado.
En otro escalón se ubicaron marcas como Mini, Dodge y Hyundai, con bajas en de entre el 45% y el 50%.
En tanto que dos automotrices clave para el segmento premium, como Audi y BMW, tuvieron un comportamiento dispar: la primera sufrió un retroceso leve, menor al 2%, mientras que la segunda cayó un 30%.
Quejas por la presión impositiva
En este contexto marcado a fuego por las menores ventas, desde ACARA reclamaron por la fuerte presión tributaria, a la que calificaron de "acoso impositivo", principalmente por parte de gobiernos provinciales y municipales, y que estaría –según indicaron- afectando los niveles de rentabilidad y poniendo en peligro la subsistencia de las agencias.
El tema impositivo será uno de los que estaría en la agenda en la próxima cumbre entre el ministro de Industria, Dante Sica, y los referentes de la cadena automotriz. El último dato que estimó el sector es que, de lo que paga un comprador, cerca de un 54% son impuestos.
Si bien se espera que la reforma que encargó el Gobierno permitiría achicar esa mochila en unos 5 puntos en un plazo de tres años, se trata de un nivel que no convence a todos en esta rama de actividad.
En 2016, el propio Sica, cuando estaba al frente de la consultora Abeceb, alertaba que "el peso de los impuestos en la industria automotriz, que no es muy diferente del de la industria en general, abre el debate sobre la competitividad sistémica".
En ese entonces, también señalaba que era perjudicial salir a pelear en el mercado internacional con ese costo argentino: "Es muy difícil competir con los autos coreanos o japoneses en Colombia, Chile o Perú con esta estructura".
Recalculando Frente al desplome de junio y las perspectivas de aumentos de precios para el resto del año, las compañías están revisando las proyecciones de ventas: al arrancar el año, el objetivo era acercarse lo más posible al techo de 1 millón de unidades patentadas frente a las 901.000 del año pasado.
Sin embargo, ese objetivo ya parece improbable. Por lo pronto, los propios directivos de ACARA advirtieron que la segunda mitad del año "seguro mostrará cifras sensiblemente inferiores".
Ahora, los directivos más pesimistas hablan de una nueva meta de 880.000 vehículos comercializados para este 2018, lo que implicaría una baja del 2%, algo impensado cuando se iniciaba un año que apuntaba a ser récord histórico.
Además, desde las agencias pintaron un panorama aun más grave al advertir que en los salones de venta tienen "un nivel de stock que es el más alto de la historia, debido a la gran oferta de modelos, y a una demanda que se ha vuelto escasa y selectiva".
Y esto, lógicamente, terminará pasándole factura a la producción. Las terminales radicadas en el país iniciaron el 2018 con una proyección de suba de la actividad fabril del orden del 20%.
Por ahora, el acumulado durante los cinco primeros meses arroja una tasa de variación del 16%.
Pero las flojas perspectivas para Brasil y la caída del mercado local -que ya generó suspensiones de personal- plantean serias dudas sobre la performance de la industria.