Inyección de dólares frescos, cepo cambiario y más: esto le propondrá Guzmán al FMI
Justo antes de que explotara mediáticamente la crisis del "Vacunatorio VIP", Alberto Fernández y Martín Guzmán compartieron una comida en la que el ministro puso al tanto al Presidente sobre las últimas novedades. Hay dos temas que Fernández sigue con suma atención: la evolución de los precios, sobre todo de los alimentos, y las negociaciones con el Fondo Monetario. Antes de partir hacia México, el jefe de Estado se puso al tanto de esas conversaciones.
Al día de hoy, las negociaciones con el FMI ocupan varios carriles. La cuestión fiscal aparece como la más intrincada, con visiones divergentes entre el staff técnico y los funcionarios de Economía.
Para los economistas del organismo, las cuentas no cierran. Creen que el rojo fiscal de 4,5% propuesto por Guzmán "no alcanza", y que deposita buena parte de la suerte del programa en la recuperación de la actividad económica. Por eso, la Argentina debería proponer un mayor ajuste de sus cuentas públicas para cerrar trato.
Sobre este punto, en las últimas jornadas avanzó una cuestión que podría construir un puente hacia el acuerdo.
Se trata de la posibilidad, cada vez más cierta, de que el pacto contemple dos números: una meta para el caso de que la pandemia se extienda y la Argentina requiera de mayores recursos aplicados a la ayuda social. Y otro objetivo fiscal sin ese gasto adicional.
De esa manera, el Gobierno podría asegurarse una libertad fiscal, estratégica, para el caso de que, llegado el período otoño-invierno, se desate una segunda ola con mayor cantidad de contagios y sea necesario clausurar algunas actividades.
¿Llegarán más dólares del FMI?
La segunda cuestión refiere a si la Argentina podría contar con fondos adicionales con el acuerdo.
En los últimos contactos con Washington se exploró la chance de que haya "fondos contingentes". Es decir, que sean puestos a disposición y que puedan ser utilizados en caso de una emergencia sanitaria, ante un fuerte salto de los contagios de coronavirus, por ejemplo.
No hay confirmación sobre el monto de esos fondos "contingentes", pero es muy probable que se incluyan unos u$s5.000 millones. O incluso un monto superior.
Lo que debe quedar claro sobre esta posibilidad es que ese dinero podría utilizarse si, como sucedió el año pasado, se hace necesario reforzar la ayuda social por la pandemia. En ese contexto, la ayuda del FMI sería clave para que una emisión de dinero por parte del BCRA no se traduzca, más temprano que tarde, en una presión sobre el mercado cambiario.
Guzmán está preocupado por los posibles efectos en la economía y en el plano financiero y cambiario de una eventual segunda ola de contagios de coronavirus. De ahí el planteo en las negociaciones con Washington.
Es lo que Guzmán va a plantear cuando, dentro de un mes, se tome un avión hacia la capital estadounidense y se junte con los máximos directivos del FMI.
Alberto F. avanzó con el tema en sus últimos contactos con líderes internacionales. Se sabe: la pandemia y las negociaciones con el Fondo Monetario formaron parte de la agenda de los diálogos con Angela Merkel y con el francés Macron. Esos líderes tienen, además, particular interés por las negociaciones de la deuda argentina, dado que el país mantiene obligaciones con el Club de París. En mayo vence una cuota de u$s2.800 millones que dependen de un avance en las conversaciones con el Fondo.
Para hablar de acuerdos en las negociaciones con el FMI -donde no hay grietas- hay que referirse a la cuestión de los controles cambiarios.
El Fondo Monetario avala la continuidad del "cepo", como un reaseguro de que el BCRA no perderá reservas ante la dolarización de los argentinos.
Existe, en cambio, preocupación porque el Banco Central no logra quedarse con los dólares que liquidan los exportadores. A pesar de que en las últimas semanas Miguel Pesce logró comprar divisas a las cerealeras, esos dólares se van. Desde el FMI siguen con lupa esos movimientos.
"Las reservas van a crecer", asevera un funcionario del equipo económico a iProfesional cuando se lo consulta. Esa fuente asegura que los dólares se van por la compra de los importadores y por los pagos en vencimientos de la deuda con organismos. Y comenta que, de hecho, el Banco Central ausculta cada operación cambiaria y que se tomaron medidas cuando se identificaron irregularidades en importadores que no habían ingresado la mercadería comprada en el exterior.
La interna en el FMI
Como ya contó iProfesional, la "interna" en el FMI es clave: mientras la mayoría del "board" de directores está dispuesto a ser todo lo flexibles que haga falta para llegar a un acuerdo con la Argentina, el staff técnico pone reparos.
La gran pregunta que se formulan en los pasillos del Palacio de Hacienda es cuánto influirán estos reparos técnicos en la decisión política del FMI. Dicho de otra manera: cuán flexible será el Fondo Monetario a lo largo de la negociación.
"Puede haber flexibilidad" (de parte del Fondo), dice la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca Bocco. Hacía mención a algunas condiciones y también a los plazos del eventual acuerdo, aunque la funcionaria no entró en detalles.
Guzmán quiere que el FMI sea lo suficientemente flexible para evitar un ahogo de la actividad de la economía, que ya empezó a mostrar una recuperación interesante tanto en la industria como en la construcción. Una reactivación que hoy tiene puntos suspensivos por el rebrote de los contagios de coronavirus.
Para avanzar en las conversaciones, Guzmán accedió al levantamiento del denominado "Gasto Covid". Desde septiembre que no hubo más reparto de IFE, y con el cierre de 2020 se terminó el programa ATP, que servía para pagar salarios en el sector privado en medio de la pandemia.
Donde parece no haber punto de contacto es en el tema tarifario: el Gobierno quiere utilizar a las tarifas de los servicios públicos como un ancla inflacionaria durante el año electoral. No hay que olvidar que el objetivo central del equipo económico radica en que este año, los salarios deben ganarle a la inflación. Y es poco probable que ese escenario pueda darse si la inflación, en lugar de enfriarse, se acelera, tal como previenen las consultoras económicas privadas.
Es difícil pensar en un acuerdo rápido si el Gobierno no da un mapa con la trayectoria de los aumentos tarifarios. No hay espacio para que vuelvan a incrementarse los subsidios. Así lo dejan entrever los contactos que los propios funcionarios del FMI mantienen con banqueros y consultores.