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Con apenas 31 años, este empleado infiel provocó pérdidas a un banco por más de u$s7.000 millones

Un joven francés de apenas 31 años se hizo famoso a nivel mundial por haber sido el autor del mayor fraude bancario de la historia
10/10/2020 - 17:52hs
Con apenas 31 años, este empleado infiel provocó pérdidas a un banco por más de u$s7.000 millones

Nick Leeson entró en la triste historia de los grandes fraudes bancarios por su "hazaña" de haber llevado a la quiebra a la histórica entidad bancaria inglesa Barings Brothers, por un monto superior a los 1.300 millones de dólares.

Sin embargo, la suya no fue la mayor pérdida registrada en la historia financiera contemporánea, ya que en este rubro el campeón indiscutido fue el trader Jérôme Kerviel, que trabajaba en el banco francés Société Générale, el segundo de su país.

De hecho, el "agujero" que dejó fue casi seis veces más alto que el de su colega, pues superó los 7.100 millones de dólares, equivalentes por entonces a los 4.900 millones de euros.

 

Kerviel, que a poco de ser descubierto recibió el mote del "empleado infiel", tenía varios años de experiencia en la oficina operativa o Back Office de SG, por lo que conocía al detalle los sistemas de control que utilizaba la entidad, lo cual le otorgó una gran ventaja para desarrollar su estrategia de trading.

Esta se basaba en arbitrajes de todo tipo de activos financieros, buscando diferencias, por mínimas que fueran, en las cotizaciones en diferentes mercados para obtener los beneficios.

En concreto, compraba enormes cantidades de acciones de una empresa, en Tokio o en Hong Kong y las vendía en forma inmediata en París o Nueva York, tratando de obtener diferencias de cotización por mínimas que fueran, a veces de céntimos de euros por acción.

A partir de sus conocimientos del sistema de gestión de riesgos del banco, conocía la forma de incrementar en permanente sus posiciones, llegando a superar holgadamente los límites de negociación de la mesa, que eran de 125 millones de euros, con un máximo de 200 millones.

Durante dos años Jérôme Kerviel logró sacar ventajas de un escenario perfecto para su operatoria, que era un mercado fluctuante con volatilidad baja, pero con el estallido de la burbuja subprime y el derrumbe de todas las bolsas, su plan de negocios naufragó y en ese contexto vender las posiciones sin acusar las enormes pérdidas acumuladas se convirtió en una misión imposible.

Para tratar de amortiguar el impacto, en medio de una situación, que según se apreciaba por entonces, se prolongaría por un largo tiempo, Kerviel no tuvo mejor idea para tapar los agujeros que incrementar su posición, llegando a comprometer cerca 50.000 millones de euros, algo así como el beneficio neto de Société Générale multiplicado por diez.

Desde luego que ante semejante monto en juego y en un mercado tan convulsionado, las posibilidades de que algo saliera desastrosamente mal eran extraordinariamente elevadas. Y fue lo que finalmente sucedió.

El escándalo surgió tras unos días en los que corrieron todo tipo de rumores sobre la situación del banco, incluyendo la posibilidad de su quiebra.

Ante las primeras sospechas, el 18 de enero de 2008 el banco inició una investigación sobre la forma en que operaba Kerviel. Como resultado de ello se descubrió lo peligrosamente apalancadas que eran sus posiciones, y se vio obligado a desactivarlas, debiendo mandar a perdidas unos 7.100 millones de dólares.

En una carta a los accionistas y clientes del banco, Daniel Bouton aseguró que la dirección tuvo conocimiento del tamaño del agujero dos días después, y que inmediatamente se comunicó la situación al Banco de Francia y a la Autoridad de los Mercados Financieros (AMF).

Luego, Bouton y Philippe Citerne, el número dos de esta institución financiera fundada en 1864, con unos 120.000 empleados y 22,5 millones de clientes, presentaron su dimisión al Consejo de Administración, pero no les fue aceptada.

Una vez formulada la denuncia en su contra, Kerviel, quien hasta ese momento era un joven reservado de 31 años, saltó a las portadas de los diarios del mundo entero, tildado de "terrorista" por Bouton.

 

"Mi único objetivo era hacer ganar dinero al banco", explicó a los investigadores este Diplomado en Finanzas que luego de cinco años en el departamento de control empezó a trabajar como operador de mercados, una promoción poco habitual.

"Cuando pasé a operar se me cruzaron los cables. No existía otra cosa que el banco", relató a Le Parisien en 2009.

La magnitud del fraude fue tal que Société Générale, más allá de las pérdidas se vio obligado a reestructurar la alta dirección del banco y a invertir varios cientos de millones de euros de en nuevos sistemas de control, diseñados para evitar que en el futuros surjan nuevos "empleados infieles" que en el futuros pudieran poner en riesgo la segunda entidad francesa.

¿Qué pasó con Jérôme Kerviel? Fue condenado en marzo de 2014 por abuso de confianza, falsedad documental y la piratería informática relacionada con la superación reiterada de los límites operativos del banco.

Antes de que venciera el plazo fijado por la Justicia para entregarse y comenzar a cumplir la condena, hizo una simbólica marcha a pie "contra la tiranía de los mercados", desde Roma hasta la frontera francesa, que fue seguida en directo por los principales canales de la televisión de su país.

La condena en primera instancia fue de cinco años, tres de ellos en firme, con una multa de 4.900 millones de euros. Pero posteriormente, el Tribunal Supremo autorizó su excarcelación y anuló la multa, ya que consideró que era de muy difícil cumplimiento. En el fallo consideró que Société Générale falló en sus mecanismos de control, abriendo la vía a un posible reparto de responsabilidades, la principal reivindicación del exbanquero.

Pero lo llamativo del caso es que con el paso del tiempo aparecieron grabaciones en las que se dejaba entrever que Société Générale conocía perfectamente está operativa. Esta versión fue sostenida por Kerviel, quien siempre se defendió alegando que no actuó solo y que sus compañeros estaban al corriente de su proceder, pero el banco hacía la vista gorda cuando los beneficios eran multimillonarios.