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Los aranceles encarecerán zapatillas, jeans y casi toda la ropa en EEUU, advierte el sector textil

Asociaciones del sector comercial prevén un incremento en los costos de producción e importación que, eventualmente, podría trasladarse a los consumidores
06/04/2025 - 10:30hs
Los aranceles encarecerán zapatillas, jeans y casi toda la ropa en EEUU, advierte el sector textil

El regreso a clases en Estados Unidos podría implicar un gasto considerablemente mayor para las familias si entran en vigor los nuevos aranceles a productos textiles y de calzado anunciados por la administración del presidente Donald Trump. Así lo advirtieron diversas asociaciones del sector comercial, que prevén un incremento en los costos de producción e importación que, eventualmente, podría trasladarse a los consumidores.

Según datos de la Asociación Americana de Ropa y Calzado, aproximadamente el 97% de la ropa y el calzado vendidos en Estados Unidos son productos importados, en su mayoría provenientes de países asiáticos. Entre las principales marcas que dependen de proveedores de esa región se encuentran Walmart, Gap Inc., Lululemon y Nike.

Los nuevos aranceles propuestos alcanzan niveles que van desde el 32% hasta más del 50%, dependiendo del país de origen. En el caso de China, se establecieron tasas arancelarias de al menos 54%, mientras que para Vietnam y Camboya los porcentajes son del 46% y 49%, respectivamente. Bangladesh e Indonesia también se ven afectados, con tarifas del 37% y 32%. Las medidas impactan no sólo en los productos terminados, sino también en los materiales utilizados para su fabricación.

Empresas del sector han manifestado su preocupación por la posibilidad de que estos costos no puedan ser absorbidos ni por los fabricantes extranjeros ni por las marcas estadounidenses, lo que aumentaría los precios minoristas. Steve Lamar, presidente de la Asociación Americana de Ropa y Calzado, indicó que, si los aranceles se mantienen, el aumento de precios será inevitable en el punto de venta.

Asociaciones del sector comercial prevén un incremento en los costos de producción e importación

En línea con esta advertencia, la Federación de Distribuidores y Minoristas de Calzado (FDRA) estimó que un par de botas de trabajo fabricadas en China podría pasar de costar 77 dólares a 115 dólares. Asimismo, unas zapatillas para correr hechas en Vietnam subirían de 155 a 220 dólares. En el caso del calzado infantil, un par actualmente valorado en 26 dólares podría aumentar hasta los 41 dólares para la próxima temporada de compras escolares.

Matt Priest, presidente de la FDRA, afirmó que el impacto se sentiría especialmente en los hogares de menores ingresos, así como en los comercios donde estas familias realizan sus compras habituales.

La implementación de estos aranceles sorprendió a los fabricantes y minoristas, a pesar de que desde 2018 muchas empresas comenzaron a diversificar su producción fuera de China, anticipando posibles restricciones comerciales. Lululemon, por ejemplo, indicó que en su último año fiscal el 40% de su producción provino de Vietnam, 17% de Camboya, 11% de Sri Lanka, 11% de Indonesia y 7% de Bangladesh.

Otras compañías como Nike, Levi-Strauss, Ralph Lauren, Gap Inc., Abercrombie & Fitch y VF Corporation también redujeron su dependencia de proveedores chinos. Steve Madden, una de las marcas afectadas, anunció en noviembre que reduciría sus importaciones desde China hasta en un 45%, y que ya contaba con una red de producción distribuida entre Camboya, Vietnam, México y Brasil.

Reactivar la industria textil y del calzado dentro de Estados Unidos representaría un desafío

A pesar de los esfuerzos por diversificar las cadenas de suministro, expertos del sector sostienen que reactivar la industria textil y del calzado dentro de Estados Unidos representaría un desafío significativo en términos de infraestructura, capacitación laboral y disponibilidad de materiales. Según la Oficina de Estadísticas Laborales, en enero de 2015 había 139.000 empleados en el sector de confección en Estados Unidos; para enero del presente año, esa cifra se redujo a 85.000. En contraste, Sri Lanka, con una población considerablemente menor, cuenta con una fuerza laboral cuatro veces superior en ese rubro.

Además, no existen fuentes locales para muchos de los más de 70 componentes utilizados en la fabricación de un par de zapatos, según reportó la FDRA. Entre los materiales necesarios se encuentran cordones de algodón, ojales y partes superiores de tela, cuya producción a gran escala en territorio estadounidense no está desarrollada. Durante las últimas tres décadas, los precios de la ropa en Estados Unidos se mantuvieron relativamente estables, debido principalmente a los acuerdos de libre comercio, el traslado de la producción a países con costos laborales bajos y la fuerte competencia entre minoristas. Datos oficiales indican que en 2024 la ropa cuesta prácticamente lo mismo que en 1994.

Sin embargo, este contexto de estabilidad podría modificarse. Para los consumidores, habituados al control de precios en el sector de la indumentaria, un aumento generalizado podría representar un cambio significativo, especialmente después de años marcados por incrementos en alimentos y vivienda. De acuerdo con Priest, desde el regreso de Trump a la presidencia se ha observado una baja en las ventas de calzado, atribuida a la incertidumbre económica.

Un nuevo escenario comercial

El nuevo escenario comercial plantea también un reordenamiento en la estructura del mercado minorista. Un informe del banco británico Barclays sugiere que los minoristas con mayor poder de negociación con sus proveedores, marcas reconocidas y menor exposición a Asia podrían sortear mejor los efectos de los aranceles. En ese grupo se incluyen Burlington, Ross Stores, TJX Companies (propietaria de T.J. Maxx y Marshalls), Ralph Lauren y Dick’s Sporting Goods.

En contraposición, empresas como Gap Inc., Urban Outfitters y American Eagle Outfitters, que dependen en gran medida de proveedores asiáticos y tienen menor margen para trasladar los costos, enfrentarían mayores dificultades.

En este contexto, el sitio de venta de ropa usada ThredUp manifestó su apoyo a una medida específica del paquete arancelario: la eliminación de una exención impositiva que permitía la importación de productos de bajo valor sin pagar impuestos. Según la empresa, este cambio podría desalentar la sobreproducción y contribuir a reducir el impacto ambiental.

Varios economistas coinciden en que el efecto neto de los aranceles se traducirá en una forma de impuesto indirecto al consumo, que repercutirá especialmente en los sectores de menores ingresos. La investigadora Mary E. Lovely, del Instituto Peterson de Economía Internacional, planteó interrogantes sobre las alternativas que le quedan a Estados Unidos ante este nuevo esquema tarifario.

El próximo miércoles se espera la entrada en vigor de las nuevas medidas. A la espera de su implementación, tanto el sector industrial como los consumidores evalúan sus posibles repercusiones sobre el poder adquisitivo y la dinámica del comercio internacional.

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