• 16/11/2024

Con blue desbocado, el Gobierno acelera al dólar oficial e importa billetes para cubrirse de una corrida

La brecha entre el blue y el dólar minorista sube a 103%. El BCRA apura el "crawling peg" pero la ola dolarizadora sigue. Llegan billetes verdes a Ezeiza
08/08/2023 - 11:00hs
Con blue desbocado, el Gobierno acelera al dólar oficial e importa billetes para cubrirse de una corrida

A Sergio Massa y Miguel Pesce se les está haciendo casi imposible controlar la suba del dólar blue, y por eso concentran sus esfuerzos en controlar los daños colaterales: principalmente, que no se agrande la brecha respecto del tipo de cambio oficial, que el dólar MEP cumpla la función de freno y que, en caso de una salida masiva de depósitos, haya billetes con los cuales responder.

En realidad, el hecho de que el blue haya cerrado el lunes haya subido otros 22 pesos para cerrar en una cotización de $596 no resultó sorpresivo para nadie. Y la semana pasada los expertos del mercado había predicho que estaban dadas todas las condiciones como para que se superase la barrera psicológica de $600.

De hecho, la reacción del mercado luego de las nuevas restricciones para la operatoria con el dólar MEP fue interpretada como una admisión tácita del Banco Central en el sentido de que se está quedando sin poder de fuego para contener la demanda de divisas y que, entonces, decidió concentrarse sólo en un segmento -el de contado inmediato, que se mantiene bajo control- mientras que se deja más liberado al precio del mercado el segmento de liquidación en 48 horas.

El argumento oficial fue la necesidad de cortar con el "rulo" que hacía que algunos especuladores pudieran hacer en 48 horas una ganancia de 2% en dólares. Pero el efecto real fue el de una reducción en la operatoria del BCRA, lo cual empujó a parte del mercado a opciones de dolarización más caras.

En definitiva, ya instalada la percepción de que a pesar del aporte del "dólar maíz" -que le permitió ingresar más de u$s1.200 millones a la caja del Banco Central- la situación de las reservas sigue siendo crítica.

Los analistas ya calculan en u$s9.759 millones el "rojo" de las reservas netas, un dato que lleva a algunos analistas influyentes a advertir que el BCRA está usando dólares de los encajes. Algunos movimientos del mercado tienden a agravar esa sospecha, como por ejemplo la abrupta caída -luego compensada- de u$s1.760 millones que tuvieron los encajes el mismo día en que vencía un pago con el Fondo Monetario Internacional.

El BCRA aceleró la tasa devaluatoria y decidió hacer un blindaje de liquidez en la previa de las PASO
El BCRA aceleró la tasa devaluatoria y decidió hacer un blindaje de liquidez en la previa de las PASO

Esperando los dólares en Ezeiza

En ese mercado enrarecido por la crisis de divisas y en pleno cierre de campaña electoral, hay expertos que se sorprenden de lo relativamente estable que continúa el nivel de depósitos en el sistema bancario. Especialmente, el de dólares.

"Se está usando plata que no le pertenece al Gobierno", advirtió la semana pasada Ricardo Arriazu en una reunión con inversores. "Se aguanta con los encajes, con la suerte de que no caen los depósitos en dólares", afirmó el influyente consultor.

En tanto, Carlos Rodríguez, que se incorporó al equipo de asesores de Javier Milei, también agitó el tema en las redes sociales. Insinuó que la necesidad de acudir al préstamo puente de la CAF podría ser un indicador de que el Gobierno ya usó una cantidad demasiado alta de dólares de los encajes. Y pidió que el Congreso interviniera para obligar al BCRA a aclarar si está usando dinero de los ahorristas.

Es cierto que una salida diaria de u$s40 millones no es tan grave como otras que se han visto en la historia reciente, pero los antecedentes muestran que ante un cambio de expectativas brusco, la aceleración puede tomar impulso, y siempre hay margen para empeorar.

Algunos números a tomar en cuenta: a mediados de 2019, antes de las PASO de ese año, los depósitos eran unos u$s30.000 millones. Pero al inicio de la gestión de Alberto Fernández ya habían caído a u$s20.000 millones, y hoy están en u$s15.000 millones.

Y por más que haya quienes afirmen que ese nivel ya es un "piso" porque los pequeños ahorristas ya se retiraron y solamente quedan los jugadores corporativos, la historia demuestra que se puede caer mucho más: hace una década, durante el segundo mandato de Cristina Kirchner -con la vigencia del cepo en su primera versión- se llegó a un mínimo de apenas u$s6.000 millones.

Es justamente ante la posibilidad de que el "ruido político" pueda generar una corrida bancaria -sobre todo en la semana post PASO- que el Banco Central decidió ponerse a resguardo. Prueba de ello es el encargo de billetes físicos, ante la eventualidad de que haya que responder ante una salida masiva de depósitos.

Como saben todos los banqueros, si se entregan dólares sin demora y sin trabas burocráticas, eso puede limitar la corrida, mientras que ante la menor señal de complicaciones por falta de liquidez, la corrida se puede agravar.

Dos vuelos de American Airlines realizarán el traslado de los billetes
Dos vuelos de American Airlines realizarán el traslado de los billetes "importados": u$s600 millones para garantizar la liquidez ante una eventual corrida

El Central, que cuenta con unos u$s500 millones en dinero físico, decidió reforzar la liquidez con la "importación" de billetes verdes. Más concretamente, se prevé la llegada al aeropuerto de Ezeiza de sendos cargamentos de u$s600 millones, en dos aviones de American Airlines enviados entre esta semana y la posterior a las PASO.

Se trata de un envío de la Reserva Federal, cuya logística es gestionada por una empresa de caudales. En realidad, esto no cambiará la situación real de reservas del BCRA -que sigue dependiendo de cómo siga el acuerdo con el FMI- sino que mejorará la liquidez, al aumentar la disponibilidad de billetes físicos en el tesoro de la entidad.

Con la lupa sobre la brecha

Mientras tanto, el Central profundiza su nueva política cambiaria: ante la imposibilidad de frenar al blue, acelera la cotización del tipo de cambio oficial. De esa manera, aunque se incremente la nominalidad, se mantiene relativamente estable la brecha.

Tanto desde el punto de vista del Gobierno como del FMI, el agrandamiento de la brecha es más grave que la suba nominal, porque es el factor que paraliza las exportaciones -sobre todo, las del agro- mientras que exacerba el atractivo por la importación.

Tras la escapada del lunes, la brecha entre el blue y el oficial minorista del Banco Nación quedó en 103%. Es un salto respecto del 97% con el que había cerrado la semana pasada, pero todavía está lejos de la diferencia de 118% que se había alcanzado durante la reciente corrida de abril y del 149% que se registró durante el pánico de julio pasado, durante la breve gestión de Silvina Batakis.

De hecho, si se repitiera aquel nivel de brecha, hoy el blue debería cotizar a $725, un nivel que pocos analistas consideran factible antes de las elecciones.

Claro que para mantener esa variable bajo control, la única alternativa es pisar el acelerador del "crawling peg". Ha sido la modificación más notable en la política económica de este año, dado que durante el primer cuatrimestre se había ralentizado el ritmo devaluatorio, al punto que mientras el IPC acumulaba un 32%, la cotización del dólar apenas se había movido un 25%.

El BCRA procura mantener bajo control la brecha con el paralelo y llevó al crawling peg por encima de los dos dígitos
El BCRA procura mantener bajo control la brecha con el paralelo y llevó al crawling peg por encima de los dos dígitos

Había dos motivos para que el Gobierno tomara esa decisión. Uno, de orden económico: la inflación había retomado la tendencia alcista luego de una tregua de fin de año, y en el equipo económico temían que una aceleración en el ritmo devaluatorio pudiera agravar la suba de precios. El segundo motivo era de orden político: todavía no se había definido la candidatura del espacio oficialista, y Cristina Kirchner insistía en que el acuerdo con el FMI era inflacionario, sobre todo, porque imponía una tasa devaluatoria que superase a la inflación.

Fue así como la devaluación mensual, que rondaba el 6% en el primer cuatrimestre, empezó a acelerar cada vez más, y ya desde junio supera a la inflación en un punto porcentual.

¿Cuánto puede acelerar el crawling peg?

Pero en los últimos días, particularmente, se notó una acentuación en esa tendencia, al punto que el corrimiento del dólar de los últimos días es compatible con una proyección devaluatoria del 14%.

Es decir, una aceleración mucho mayor a la inflación esperada para el mes, y que sólo se explica por la determinación a mantener la brecha con el paralelo debajo del 100%.

No es una estrategia exenta de riesgos, desde ya. Implica que las expectativas inflacionarias puedan agravarse, dado que los empresarios que dependen de insumos importados prevén un mayor costo de reposición.

Entre los puntos a favor, amortigua la presión para un eventual salto devaluatorio en la semana siguiente a las PASO, dado que corrige el nivel de atraso cambiario -en la comparación respecto de la inflación transcurrida en el año-.

Claro que la gran pregunta es si, pese a esta aceleración del crawling peg, el Banco Central podrá seguirle el ritmo al blue. De hecho, el dólar oficial está subiendo ya a una velocidad diaria de $1,30 y los economistas se preguntan hasta dónde se podrá aumentar esa velocidad.

Es por eso que hay analistas que creen que es factible que la brecha con el blue crezca mucho más en los próximos días y que llegue a un nivel de 130%. En todo caso, parece difícil frenar la natural tendencia dolarizadora del mercado.