• 27/12/2024

"El peso fuerte llegó para quedarse", afirma un analista financiero

Con la mira en el precio del dólar y el cepo, iProfesional entrevistó a Federico Domínguez, autor de diversos libros liberales y analista financiero
07/12/2024 - 08:23hs
"El peso fuerte llegó para quedarse", dice analista financiero liberal

El precio del dólar y el rumbo de la economía son temas que llevan mucho opiniones y perspectivas de análisis. En esta tónica, iProfesional entrevistó a Federico Domínguez, autor del reciente libro "Volver a ser grandes, revolución liberal y cambio de ciclo".

De mirada liberal, este analista nació en Buenos Aires en 1987, es licenciado en Administración de Empresas (Universidad de Belgrano) y tiene un Master en Finanzas de la Universidad Torcuato Di Tella. Además, escribió otros libros, como "La Rebelión de los Pandemials" y "Argentina hiper-acelerada".

Entre los conceptos que detalló en esta entrevista, sostiene que el cepo cambiario "es malo, pero levantarlo de forma apresurada es aún más riesgoso" y considera que "el peso fuerte llegó para quedarse".

-En su libro afirma que Argentina está viviendo una "Revolución Liberal", ¿por qué opina eso?

-La historia del liberalismo está hecha de revoluciones: en 1688 con la revolución gloriosa en Inglaterra se consolidan los derechos de propiedad y las instituciones que permiten el desarrollo del capitalismo y la primera revolución industrial. En 1776 los colonos norteamericanos se rebelan contra los altos impuestos. En 1779, en la Revolución Francesa, el pueblo acaba con el sistema de castas.

En la década de 1980, la revolución liberal de Ronald Reagan acaba con la inflación, reduce el estado, las regulaciones y vence al comunismo. En 1989, la revolución de terciopelo acaba con el régimen comunista en Checoslovaquia, poniendo fin al colectivismo.

En esa sintonía, Argentina está viviendo su revolución liberal. Como los ingleses en 1688, hacer renacer las instituciones liberales, como los americanos en 1776, revelarnos contra los altos impuestos. O bien, como los franceses en 1789, acabar con la casta; o como Reagan, reducir el estado.

-¿Qué opina de las medidas cambiarias que está tomando el Gobierno?

-El programa va en la dirección correcta. La brecha está en mínimos. El cepo cambiario se desarma cada semana y con la llegada de Trump aumentan las probabilidades de fondos frescos del FMI que aceleren la salida de las restricciones cambiarias.

Entonces, los superávit fiscal, comercial y de cuenta corriente, la base monetaria amplia congelada y el aumento de la demanda dinero por el rebote de la actividad nos permiten ser optimistas sobre la sustentabilidad del programa monetario.

Lo próximo que veremos es la baja del crawling peg (devaluación lenta) al 1%, muy posiblemente en enero o febrero, y los meses subsiguientes probablemente una nueva baja a 0%, tras lo cual se abren varias alternativas en términos de política monetaria. Nada de esto sería posible sin equilibrio fiscal, que es la base del programa.

-¿Es posible mejorar el comercio externo con el cepo cambiario?  

-Se puede debido a que la brecha es muy baja, pero, sin dudas, el cepo cambiario representa un limitante para muchas inversiones relacionadas al comercio exterior. El cepo es malo, pero levantarlo de forma apresurada es aún más riesgoso.

-¿Considera que el actual valor del tipo de cambio es el adecuado?

-Es difícil determinarlo mientras haya cepo. Argentina es cara por los impuestos, las regulaciones y la mala infraestructura, ahí está el centro del problema. Creo que el peso fuerte llego para quedarse. Por el masivo ingreso de dólares del campo, hidrocarburos, minería, inversiones por el RIGI, así como aumento de la demanda de dinero y cuentas fiscales ordenadas, el problema de Argentina los próximos años va a ser cómo contener la apreciación cambiaria.

-¿Cuál sería el tipo de cambio entonces?

-Creo que hay que mirar modelos, como fue la caja de conversión (1898 a 1935) que fijaba el tipo de cambio y permitía la "inconvertibilidad" de forma temporal frente a shocks externos significativos, como ocurrió en la Primera Guerra Mundial y en la crisis de los años ´30. Argentina no puede flotar, porque somos bimonetarios.

-Si bien el Banco Central compró unos u$s1.400 millones de reservas el mes pasado, escasean los dólares para poder pagar las deudas internacionales y crecer, ¿cómo puede revertirse este tema?

-Desde que asumió el Gobierno, el BCRA lleva comprados casi u$s21.000 millones. Cuando las cuentas públicas están en equilibrio, la balanza comercial tiende a ser superavitaria y, por otro lado, creo que se subestima la fenomenal diversificación que está teniendo la matriz exportadora argentina, que pueden llevarnos a triplicar las exportaciones en una década.

Incluso, cuando asumió el Gobierno, las importaciones no se pagaban, teníamos grandes deudas comerciales, y reservas negativas por u$s11.000 millones. Hoy las importaciones se pagan a 30 días, se redujo la deuda pública en dólares en u$s10.000 millones y las reservas son negativas en apenas unos 2.000 millones de dólares.

-¿Qué espera para la economía, cepo cambiario, precio de dólar e inflación para el 2025?

-Llevamos dos trimestres consecutivos de aumento de los salaries reales y crecimiento de la actividad económica. Lo interesante es que se está logrando sobre bases firmes: superávits gemelos, baja de la inflación, reducción del tamaño del estado y de las regulaciones. Esto me hace pensar que el proceso se mantendrá y que el próximo año el crecimiento del PBI debería ser superior al 5% o 6%. La inflación estimo rondara el 20% y el dólar no debería superar los $1.200, en línea con la baja esperada en el crawling peg.

De mantenerse estos números, el Gobierno debería conseguir un importante respaldo en las elecciones de medio término, lo que sería un impulso importante para la economía y los mercados.

Es que las reformas económicas te dan algunos años de crecimiento, pero ganar la batalla cultural nos pueden convertir en un país desarrollado en una década. Eso es lo que más gratamente me sorprende: la aceptación social a un modelo basado en menos Estado y más libertad.-

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