¿Más retenciones a la carne?: temor entre empresarios por las señales del ministro Basterra

Los empresarios del negocio frigorífico, nucleados en la Mesa Nacional de Carnes -un ámbito de diálogo que viene funcionando desde 2015- no ocultan su preocupación.

Están trabajando contrarreloj en la elaboración de un documento en el que le mostrarán a las autoridades del nuevo Gobierno el aporte que ha hecho el sector a la economía  mediante la generación de divisas genuinas y también, según anticiparon a iProfesional, llevarán "propuestas de aporte al fisco", que no necesariamente impliquen una suba de las retenciones.

El apuro por cerrar dicho documento tiene que ver con que está al caer una reunión con el flamante ministro de Agricultura, Luis Basterra. Y, por los primeros contactos informales que tuvieron, nada les está garantizando que no se vayan a incrementar los derechos de exportación a la carne. Por el contrario, es considerada como una posibilidad muy firme, tal como se viene hablando para los principales granos que produce la Argentina, arrancando por la soja.

"No hay fecha fija, pero seguramente nos estaremos reuniendo en los próximos días con los nuevos funcionarios", aseguró una fuente consultada, que forma parte de esta mesa, y que además confirmó que el trabajo que están delineando busca anticiparse a cualquier solución fiscal que implique una lisa y llana suba de los derechos de exportación.

Esa medida es temida por todo el arco empresario que opera en el sector cárnico, una de las poquísimas ramas de actividad que experimentó un crecimiento récord durante la gestión de Mauricio Macri; una expansión que, vale decir, obedeció a la "voracidad" del Estado chino que, a raíz de la crisis alimentaria que generó una peste y que llevó a la pérdida de millones de cerdos, se vio obligado a reforzar las importaciones de cortes vacunos. Y ahí, la Argentina fue el país que más participación ganó.

Pero también, por las políticas favorables que implementó el macrismo hacia el sector, comenzando por la libertad de exportar y un peso de las retenciones que, el último año, se fue licuando por el salto del tipo de cambio.

Los temores por las posibles nuevas medidas que enfrentarán productores y frigoríficos cobraron fuerza luego de los primeros contactos que los empresarios mantuvieron con Luis Basterra, a quien en el campo llaman "250", porque es "el doble de la 125", tal como ironizó el periodista Willy Kohan, en referencia a la batalla que libró el kirchnerismo con la Mesa de Enlace en 2008 por las polémicas retenciones móviles.

En el Gobierno hacen la siguiente cuenta: una de las ramas de actividad más prósperas, que recibe todo el viento de cola y que no para de hacer negocios con China, como es la cadena de la carne, estará aportando a través de las retenciones poco menos de u$s200 millones. 

¿Es mucho o es poco? Depende quién y con qué ojos lo mire. Pero, por las necesidades fiscales que enfrenta Fernández y por el potencial que tiene este sector, en Agricultura no verían desacertado avanzar con un ajuste de los derechos de exportación.  

De hecho, el propio Basterra, según se desprendió de esos primeros contactos informales que tuvo con los empresarios, ya les habló de "hacer un mayor esfuerzo". Lo dijo como una generalidad, sin hacer foco específicamente en los derechos de exportación. Pero todos saben que ese es el principal tema que se va a tirar sobre la mesa en cuestión de días. 

El cuidado de "la mesa de los argentinos"

Además, está volviendo a hablarse de la necesidad de contener precios. Y ahí amenaza con volver a agitarse la bandera de la dicotomía "mercado interno versus exportación".  

Basterra, uno de los ministros del Gabinete identificados con Cristina Kirchner, les anticipó que comparte con los empresarios la idea de generar divisas (que es, de hecho, una de las principales preocupaciones de Alberto Fernández), pero dejó en claro que otra de sus prioridades será que "el consumidor argentino tenga el abastecimiento necesario".

"Es nuestra preocupación también", intentó matizar un empresario en diálogo con este medio. Por eso es que, entre las medidas bajo estudio que tiene la Mesa, figuraría la posibilidad de salir a ofrecer cortes con precios "cuidados", como una forma de "poner el hombro". Ciertamente, todavía falta la letra chica: y es porque China es, justamente, un gran demandante de los cortes más económicos.  

Cabe destacar que el consumo cápita de carne vacuna, correspondiente a los primeros diez meses de 2019 fue de 51,4 kilos, el nivel más bajo en más de una década.

No sólo eso: el peso de la demanda doméstica en el total de la producción hoy está en el 74,5%, la proporción más baja en más de 25 años, como consecuencia de la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores. 

Como contrapartida, las exportaciones no paran de batir récords, de la mano de China: entre enero y octubre, según datos del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), superó los u$s2.400 millones, marcando un salto interanual del 52%.

Este fuerte ingreso de divisas es un factor clave para la administración de Fernández, pero para el Gobierno también pesan (y mucho) las necesidades del fisco y también, el factor consumo. Y si hay un alimento altamente "politizado", ese es justamente la carne vacuna, como también lo es la harina y la leche.

Y Basterra, alineado con las palabras de Fernández, ya dijo que llegó para "trabajar por el interés del pueblo" y bajo el concepto de "equidad social".

Retenciones y la "delgada línea roja"

Basterra avisó que no quiere una relación de confrontación con el campo. Pero cuando se le preguntó sobre el tema derechos de exportación, anticipó que no descarta ninguna medida.

Sí dijo que había que actuar con "sabiduría", cuidando el frente fiscal para equilibrar las cuentas, pero evitando caer en presiones impositivas desmedidas que vayan en detrimento de la producción.

El tema es saber cuál es esa delgada línea roja en el caso de la industria de la carne. Y hasta qué punto el Gobierno será "sabio" si finalmente decide incremntar los derechos.

Como se dijo, en esos contactos informales, antes de que se junte oficialmente con la Mesa Nacional de la Carne, un empresario contó a iProfesional que les habló de que "hay que hacer un esfuerzo". Y si bien no les mencionó todavía de medidas concretas, las especulaciones están a la orden del día y hasta hay quienes se atreven a ponerle un número al asunto: una alícuota que podría promediar el 12%.

Desde fines de 2018, las exportaciones de carne tributan unos 3 pesos por cada dólar enviado al exterior. Al tipo de cambio de ese entonces, los derechos equivalían a una alícuota del 8%. Sin embargo, tras el salto del billete verde, pasaron a representar poco menos del 5%.

Haciendo números rápidos, incrementar en siete puntos los derechos de exportación, manteniendo los volúmenes y precios de hoy, implicaría superar los u$s350 millones en ingresos para el fisco. Incluso, se animan en pensar en una cifra superior con unos puntos más de alícuota. 

Pero en el sector no se permiten hacer esa cuenta de manera tan lineal: "Si avanzan con suba de retenciones, lo que van a lograr es que la ganadería se centralice en las mejores zonas y cercanas a los puertos y se deje de producir en las áreas más marginales. Es decir, una medida que afectará a las economías regionales".

"Sería discriminatorio y lo pagaríamos con menor volumen y, por ende, con menos exportaciones", alertó uno de los referentes.

Y cuando a este empresario se le habla sobre otro de los rumores que cotiza alto por estas horas, como la aplicación de alícuotas diferenciales que sean más elevadas para los cortes populares, para descomprimir los precios internos, su respuesta no se hizo esperar: "Estarían matando a la gallina de los huevos de oro, que son las exportaciones a China, porque ese mercado justamente se enfoca en cortes que no son premium".