¿Por qué todos hablan de los vinos de Los Chacayes?: te lo contamos en esta nota
"Chacayes es algo nuevo. No se lo nombraba hasta hace muy pocos años", afirmó el sommelier y restaurater Aldo Graziani al iniciar una degustación vía Zoom dedicada a este terroir del Valle de Uco que está dando de qué hablar.
Y el crecimiento exponencial que tuvo, en cantidad de etiquetas y también en el nivel de atención que fue captando esta zona en tan poco tiempo, quedó plasmada con la siguiente reflexión: "En 2017, con mi colega Valeria Mortara, con quien hacemos La Guía del Vino Argentino, teníamos un par de páginas sobre Los Chacayes; las bodegas nos mandaban tal vez cinco vinos. La verdad que no tenía un lugar preponderante como sí tenían en ese entonces Gualtallary o Altamira".
Sin embargo, en apenas un par de años, este terroir hizo eclosión: "En 2019 ya pasamos a probar cerca de 50 vinos".
Los vinos que proceden de allí, según Graziani, tienen mucho "carácter y personalidad" y es "una de las indicaciones geográficas clave", lo que lo motivó a impulsar una degustación para resumir un poco las características de ese lugar, a través de tres exponentes destacados.
Actualmente, la IG comprende cerca de 100.000 hectáreas, de las cuales poco más de 1.000 están plantadas, en un rango de altura que va de los 1.000 a los 1.400 metros. Cabe destacar que el 70% de Los Chacayes es cordillera frontal, mientras que solo un 30% es cultivable.
Durante el Zoom, se destacaron aspectos claves de este terroir, como los inviernos muy fríos, la marcada amplitud térmica (que redunda en vinos de gran carácter) y la difusión que han ganado las prácticas orgánicas en muchos de los productores y bodegas que allí trabajan.
L’Esprit de Chacayes Cot-Malbec 2019 - Bodega Piedra Negra
Realmente no se puede hablar de Los Chacayes sin hacer referencia a Francois Lurton, que hace más de dos décadas se convirtió en uno de los pioneros al asentarse en ese lugar donde pocos habían mirado antes.
Además, la bodega Piedra Negra (primero bautizada como "Lurton") fue uno de los artífices de la Indicación Geográfica y, a diferencia de cómo se comportaron empresarios en otras regiones vitivinícolas de la Argentina (chequear Altamira), Lurton cedió el uso de la marca "Los Chacayes" para que las bodegas que allí se afincaran para producir vinos pudieran explotarla. En definitiva, vislumbraron que una actitud egoísta iba a perjudicarlos.
"Somos la bodega más grande de la zona. Hay un fideicomiso que tiene 300 hectáreas, pero producen uvas. Nosotros somos la bodega más grande", explicaron desde Lurton.
Respecto del perfil de suelos que hay en la finca, detallaron que hicieron 150 calicatas y detectaron, con buen nivel de detalle, tres suelos principales: fluvial, aluvional y aluvional arenoso. En función de los suelos, comenzaron a trabajar de manera diferenciada.
Lo interesante es que la bodega va hacia un camino de vinos 100% libres de sulfitos agregados y, además, están realizando un profundo trabajo técnico de selección de levaduras, con el objetivo de contar con ocho variedades finales, reproducirlas y trabajar con ese material.
"Hay quienes usan levaduras indígenas y hacen fermentación espontánea pero no saben con qué están fermentando exactamente. Nosotros buscamos lavaduras autóctonas pero sabiendo de antemano qué material genético tenemos y trabajar con eso", explicaron.
Además, anticiparon que están trabajando para que la bodega sea biodinámica, si bien aclararon que es un proceso largo, que puede demorar 3 a 4 años más.
Interesante este exponente porque nos permite ver cómo evolucionó el Malbec en Francia y compararlo con las grandes variaciones que experimentó en la Argentina.
El Cot, que es el nombre que recibe esta variedad en Francia, es una selección clonal sin variabilidad genética, mientras que el Malbec "criollo" es una selección masal que ingresó al país en el siglo XIX.
"El Malbec es más complejo, elegante y suave, mientras que el Cot tiene un tanino más astringente y una acidez más marcada, que sirve para darle estructura a nuestros grandes vinos, le da ese plus", explicaron desde Lurton.
En cuanto a la elaboración para esta etiqueta, detallaron que apenas una fracción pasó pro barricas de segundo uso y solo para estabilizarlo un poco y garantizarle longevidad y no para aportarle nada desde la parte aromática, "para presentar a Los Chacayes a pleno".
Lo que nos gusta de L’Esprit de Chacayes Cot-Malbec 2019 es que el Cot le garantiza esa cuota salvaje. Desde el vamos, el color es denso y oscuro. En nariz, va a ser diferente al registro que seguramente tengas del Malbec, con mucha fruta negra y roja, hierbas aromáticas y un fondo floral, profundo. En boca es un vino con buen graso, que llena el paladar, y realmente se percibe ese doble juego entre los taninos bien firmes y los más redondos. La energía ácida que tiene este vino es excelente. Mucha presencia, algo díscolo, bien refrescante, pero (y ahí entra la sensualidad del Malbec), definitivamente bebible. Se consigue a un precio sugerido de $1.200.
Corazón del Sol GSM Luminoso 2016 – Bodega Corazón del Sol
La bodega está ubicada en The Vines, un complejo que alberga a otros proyectos y, según explicó Graziani, algo que lo empujó a sumarlo en su distribuidora es que "es algo chiquito y que siempre va a ser chiquito".
"Son vinos que nacen de no más de 7 hectáreas propias. El dueño es un cardiólogo de Texas, Estados Unidos, que cuenta con una bodega en Napa y otra en Oregon. Se enamoró de Mendoza y vio en Los Chacayes un lugar para hacer grandes vinos", agregó.
A su turno, el enólogo del proyecto, Cristian Moor, agregó que "no hay una filosofía de agrandarse en volumen, sí en cantidad de vinos: al principio teníamos 4 a 5 etiquetas; ahora tenemos unas 16, pero siempre manteniendo una producción entre 80.000 y 90.000 botellas año".
"El proyecto es muy chico en comparación con otras bodegas de la Argentina, pero me encanta porque tener 16 vinos diferentes y con esta cantidad, me permite estar en todos los detalles", planteó el enólogo, quien agregó que desde el vamos, el propietario tuvo una visión muy clara: "Se plantó una bandera con un objetivo clarísimo: hacer los mejores vinos que pueda dar el terruño e invertir lo necesario para lograrlo".
Este fue el primer GSM (Garnacha-Syrah- Mourvèdre) de la Argentina y, según Moor, "donde lo llevamos, enamora".
"La Garnacha es muy plástica y me hace acordar al Malbec; es muy botona, porque representa muy bien el terroir, no enmascara nada, ni el lugar, ni el suelo", detalló el enólogo.
¿Qué propone este vino? En primer lugar, fruta roja bien brillante, junto con especias exóticas y algo herbal que nos saca de un registro de notas clásicas. En boca se luce con un cuerpo medio y algo de tensión que lo recorre y le da un andar preciso, por el centro del paladar, junto con un aroma intenso a frutas rojas, que replica lo percibido en nariz. El final es bien texturado, gracias a sus taninos que dejan una sensación rugosa. La acidez tiene un papel protagónico en este vino. Pero, si tuviéramos que trazar paralelismos con el cine, es como esos actores que sin hablar fuerte, captan la atención. Aquí pasa lo mismo: la acidez está pero sin descontrolarse nunca, dándole al vino un perfil súper elegante y fresco a la vez. El precio sugerido es de $1.300.
Uco Calcáreo Río de los Chacayes Malbec 2017 – Bodega Súper Uco
Graziani presentó al enólogo Matías Michelini como una suerte de luchador y visionario: "En su momento dijo que los vinos tenían que tener más nervio, menos tenor alcohólico y lo criticaron. Y hoy todos están buscando vinos más fáciles de tomar, con menos sobremaduración y barrica".
"A Matías, el tiempo lo puso en el lugar que merece", planteó Graziani.
A su turno, Michelini rememoró que compraron la finca en 2012 y comenzaron a plantarla en forma biodinámica, con una visión integradora.
"Hicimos una bodega para nuestros hijos, para que ellos no tuvieran relación con los químicos, que supieran que la ecología es una forma saludable de entender el vino y de trabajar. Fue una escuela para ellos, porque desde chicos estuvieron cultivando hierbas medicinales, haciendo compost y convirtiendo a la fina en una unidad muy completa", explicó Michelini.
Respecto de Los Chacayes, el enólogo explicó que es un lugar "muy especial", porque está "muy cerca de las montañas y eso nos hacía mucha ilusión".
Sobre este vino, explicó que proviene de viñedos ubicados sobre un río seco, con mucha presencia de piedras redondas. La cosecha se hace en cajas chicas y se pisan los racimos a pie, para evitar que haya un efecto de maceración carbónica en los huevos de cemento, donde incluyen el 100% del raspón como una forma de mostrar el terruño en toda su dimensión.
No hacen remontajes, sino que simplemente sacan un poco del jugo de la parte inferior para mojar el sombrero, logrando de esta manera una extracción muy suave.
Posteriormente va todo a barricas de 500 litros, donde pasa "dos inviernos". ¿El resultado? "Un vino estable, brillante, que se cagó de frío dos años y al que no hay que hacerle ningún tratamiento químico ni físico para estabilizarlo", reflexionó Michelini, quien agregó que no se le agrega ningún tipo de químico al embotellar: "Queremos embotellar paisaje".
Y el resultado se palpa al servirlo en la copa: si algo define a esta etiqueta es la pureza de su fruta, nítida, brillante, crujiente y en alta definición. En una segunda capa, aparecen algo de flores y hierbas aromáticas, por qué no como resultado de la interacción en la finca, que visitamos y que vale la pena conocer. En boca muestra tensión y jugosidad, el resultado es un agradable juego. Hay una híper textura y carácter, siendo un vino muy disfrutable pero que deja algo, no pasa ligerito y sin pena ni gloria. Se consigue a un precio sugerido de $1.250.