Desde las Pymes hasta Toyota: los proyectos urgentes para producir respiradores en el país
Contar con respiradores será clave para enfrentar los picos de contagio de coronavirus en la Argentina. Y los disponibles no serían suficientes para atender la demanda que se espera. Por esa razón, hay diversos proyectos en el país que apuntan a fabricar asistentes respiratorios o dispositivos para adaptar los respiradores que existen en los quirófanos a fin de contar con los suficientes aparatos que permitan ayudar a los pacientes que la necesiten.
Si en la Argentina existen unas 8.500 camas con disponibilidad de respiradores artificiales, de acuerdo a cifras oficiales, y la expectativa es llegar a 10.000 en el próximo mes -y sólo en la provincia de Buenos Aires se espera que el pico de contagio se dé en abril, razón por la que se acondicionan 14.000 camas-, se advierte que la urgencia por contar con equipamiento médico adecuado es elevada.
Es la razón por la que surgen diversos proyectos en distintos puntos del país para proveer tanto de dispositivos como de asistentes de respiración, con la posibilidad de que puedan ser fabricados por empresas pyme que hoy tienen escasa producción, de lo que sea que produzcan, o por compañías que están prácticamente paralizadas, como las automotrices.
En ningún caso se trata de respiradores artificiales. ¿Por qué? Porque los procesos de validación que exige la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) son largos y no llegarán, en este contexto, a cumplirse. Por ende, la salida que encuentran las distintas iniciativas pasa por diseñar dispositivos que den ayuda al equipamiento médico existente y validado.
ADIMRA, Toyota, el Proyecto Respirar y la Universidad Nacional de Rosario son algunas de las iniciativas orientadas a fabricar en el corto plazo dispositivos o asistentes respiratorios que permitan ayudar a los futuros pacientes infectados con coronavirus que necesiten ese equipamiento para recuperarse.
En todos los casos argumentan que las cifras de infectados por el Covid-19 en el marco de los cuatro escenarios de contagio que manejan en el Gobierno superan cualquier previsión actual. De hecho, esos escenarios van desde 250.000 contagiados a 2,5 millones, y del tratamiento que reciban dependerá tanto su recuperación como su vida.
El proyecto que impulsa la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA) tiene el sello de Adox, una empresa que desarrolla insumos para higiene, entre otras soluciones. La iniciativa consiste en un dispositivo de bajo corto que permite adaptar a los respiradores destinados a otros usos médicos, como los que están en las salas de cirugía, a fin de que puedan emplearse en la atención de pacientes afectados por Covid-19 y que estén necesitando ventilación mecánica.
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"El objetivo de este proyecto es usar lo que ya está y cambiar el uso de ese respirador con una pieza que se puede fabricar rápidamente en un taller de tornería y abastecer a los centros de salud en pocos días. Ya fue aprobado por la ANMAT en todo el país", dijo a iProfesional, Javieir Viqueira, presidente de Adox, y de responsabilidad social empresaria (RSE) de ADIMRA.
Un respirador artificial cuesta entre u$s15.000 y u$s20.000. Este dispositivo podría adaptar los existentes y, así, colaborar en la urgencia a medida que el Gobierno dispone nuevas medidas orientadas ya no sólo a prevenir el contagio sino a que la cantidad de afectados que necesiten internación no hagan colapsar el sistema sanitario.
Fabricación para terceros
Más allá de la producción de este dispositivo que se adapta a los respiradores existentes, Viqueira expresó que lo que más les interesa es poner el concepto a disposición de los distintos gobiernos provinciales, no sólo el nacional.
"Se trata de una solución fácilmente adaptable y podría ser incorporado en estos equipos, cualquiera sea su marca o modelo, a un costo que no supera los $10.000", agregó el directivo.
Otra de las iniciativas en marcha es la del Proyecto RespirAr, una movida impulsada por un grupo de jóvenes que decidieron poner manos a la obra cuando vieron las proyecciones de la pandemia y advirtieron que la situación puede llegar a ser dramática en la Argentina.
Están desarrollando un prototipo de un sistema de asistencia de urgencia respiratoria que puede ser fabricado por cualquier pyme que cuente con una máquina de corte láser, tal el caso de las empresas gráficas.
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"La falta de un respirador artificial será el motivo por el que va a morir mucha gente, probabilísticamente. Por esa razón encaramos este proyecto, que no es un respirador, tampoco es un aparato médico sino que es una herramienta de asistencia en el momento en que se dé un colapso sanitario", explicó a este medio, Sebastián Chuffer, uno de los integrantes de este grupo del que forman también parte Jeanette Acosta y Lucas Vasarotto.
El dispositivo, que busca ser una solución corporativa, se llama CARMA que permite automatizar la acción de presión del AMBU (Airway Mask Bag Unit), el resucitador que debe bombear a mano un profesional de la salud para sostener la entrada y salida de aire de los pulmones del paciente.
Lo que facilita CARMA es que esa acción manual se automatiza mecánicamente para que no sea necesario que un profesional de la salud lo accione. Esto es gracias a que el dispositivo cuenta con sensores que permiten monitorear el estado del paciente.
Estas etapas están siendo validadas por parte del equipo médico que se sumó a la iniciativa. Como se trata de una iniciativa colaborativa, ya forman parte de ella no sólo médicos sino también ingenieros, expertos en robótica, autoridades gubernamentales y actores de diversos campos para aportar mejoras. La comunidad RespirAr ya cuenta con más de 2.000 personas.
"También estamos trabajando con profesionales de big data porque queremos tener un modelo preciso para predecir la demanda de respiradores, especialmente porque sabemos que la fábrica de Córdoba está al máximo de su capacidad", agregó Chuffer.
En Córdoba se encuentran dos plantas de respiradores artificiales, Leistung y Tecme. Y conforman el grupo de apenas cinco fábricas de estos productos en toda América latina. Aunque ambas abastecen a diversos países, en este momento se han focalizado en hacerlo sólo en el mercado interno.
Otra de las ventajas de Carma es que se puede fabricar en una hora a un costo que puede oscilar entre los u$S150 y los u$s200 y que, como se dijo, no depende de una fábrica o de una planta sino que puede construirse de un modo totalmente descentralizado.
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Tanto el proyecto de Adox y ADIMRA como RespirAr son, además de colaborativos, sin fines de lucro. Es decir, ambos diseñaron una alternativa para que fabriquen, produzcan terceros, y para que se solucione rápidamente una urgencia en el país ante el avance agresivo del coronavirus.
"En el marco de nuestro plan de RSE, ADIMRA estaría en condiciones de donar, inicialmente, 100 kits completos en un plazo de una semana y podría ayudar a que otras personas o instituciones contribuyan en cantidades similares o mayores y, asimismo, brindaríamos el soporte técnico adecuado para que puedan cumplir la tarea con éxito", señaló Orlando Castellani, presidente de ADIMRA.
El grupo RespirAr, en tanto, avanza con otras dos iniciativas, también orientadas a brindar asistencia al sistema sanitario. Uno de ellos es "pantallas faciales" y, el otro, "makers 3D". El primero consiste en pantallas que crean una barrera entre los profesionales de la salud y los pacientes infectados por el virus. Makers 3D, en tanto, reúne información sobre mascarillas, válvulas, repuestos e insumos de la salud que puedan ser fabricados de manera sencilla también con el objetivo de ayudar al sistema en el momento de la saturación.
Automotrices y universidades
A estas dos iniciativas se sumó la de Toyota que producirá soportes para respiración, es decir, una ayuda para mantener al paciente vivo hasta tanto sea conectado a un respirador.
Por medio de un comunicado, la filial de la compañía japonesa informó que dispuso la planta de producción de Zárate a disposición del Gobierno nacional para contribuir a paliar la crisis sanitaria, con dos acciones a implementar en el corto plazo.
Una de ellas orientada a producir el soporte respiratorio mecánico para la atención médica de urgencia, y la otra, aumentar la capacidad de producción de los fabricantes locales de respiradores mecánicos por medio de la provisión de partes a través del sistema de producción de Toyota.
Se trata de un proyecto que es analizado en conjunto con el Gobierno nacional a fin de que sea implementado rápidamente.
Finalmente, la Universidad Nacional de Rosario (UNR) también avanza en una dirección similar. Franco Bartolacci, rector de esa casa de estudios, anticipó que se desarrollará y financiará la producción de aparatos de bajo costo con afectación específica para casos de Covid-19.
El costo equivaldrá a un 10% o 20% de respiradores artificiales que oscilan entre los u$s2.000 y los u$s4.000 y, una vez finalizado el proyecto, cosa que podría concretarse en los próximos días, se pondrá a disposición de las autoridades para fabricar unos 100 aparatos por semana.