Del vinilo a los bytes: cómo se construye un artista musical hoy
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La industria musical era más artesanal hace algunas décadas. Los artistas comenzaban tocando en bares o pequeños espacios donde debían vender las entradas para costear el precio del escenario. Si tenían suerte, algún productor conocedor de la noche y de estos lugares los escuchaba y, si había algo que le llamaba la atención, comenzaba la relación para conocerlos.
Estos lugares no tenían el mismo calibre, porque había algunos más importantes que otros justamente por la concurrencia de productores. Ahí si todo fluía, y se comenzaba con la grabación de un disco, la presentación en programas de radio y TV para alcanzar masividad y la preparación de una gira que parecía interminable. La radio y la TV cumplían un papel fundamental en la difusión de un artista musical, eran el canal por excelencia para las bandas, tanto nuevas como ya constituidas.
Un ejemplo: el DJ británico Kenny Everett reprodujo el 31 de octubre de 1975, en su programa de radio en Capital FM, 14 veces la canción Rapsodia Bohemia, de Queen, y esto posibilitó que la gente aceptara esta obra tan compleja y extensa, incluso para nuestros tiempos.
Este relato simplificado al máximo, sirve para observar cómo se hace un artista hoy. En la era digital, con el reinado de las redes sociales y el consumo bajo demanda, la industria musical tiene que relacionarse con nuevos actores, como Meta, Spotify y Google, realizar nuevas acciones y poner esfuerzos allí donde antes era terreno de presentadores o DJ.
Paradójicamente, hoy el proceso de difusión de la música pareciera ser más simple que antaño. En una red como Spotify, se sube un tema que está disponible para una audiencia mundial. Por ejemplo, en YouTube se suben unas 500 horas nuevas de contenido por minuto.
Sí, en el tiempo que toma la lectura de esta nota se habrán subido unas 2.500 a 3.000 horas aproximadamente. No todo corresponde a música. Spotify también posee un gran tráfico en cuanto a nuevos contenidos. En esta red se suben entre 40.000 y 60.000 canciones por día. En este caso sí se conoce el dato de aquello que es un podcast y lo que no.

El rol del marketing digital en la música
A la luz de esta situación, se podría decir que, si antes el negocio era artesanal, de contactos específicos para el armado del rompecabezas por el cual dar a conocer a un artista, hoy, con la digitalización, las cosas son simples. Pues no es así.
No basta con subir el tema a la red de música más popular, donde por día se le suma nueva competencia y debe hacerse un lugar entre los artistas ya consagrados. Para masificar a un artista musical se deben desarrollar diversas estrategias que involucran al marketing digital puesto al servicio de todos los canales disponibles.
Acá es donde, más allá de los medios tradicionales que no dejaron de tener influencia, entran en juego redes como Instagram y TikTok, entre otras. Hoy se debe construir una comunidad en torno a ese tema que se quiere difundir. Ya no basta con ser músico y tocar en los bares, hoy la imagen y la construcción de la audiencia son fundamentales para poder traspasar las barreras y ser conocido.
Taylor Swift y su equipo han comprendido la forma en cómo hacer música, distribuirla y llegar a su vasto público. Más allá de las plataformas de streaming, en las cuales ya posee una gran cantidad de seguidores, Swift también cosecha fans en sus perfiles de Instagram, X y TikTok.
De esta forma, logra construir un relato que es atravesado por su música para llegar a su público. Hoy es tan importante difundir una canción como mostrar a la persona, sus sentimientos, reacciones, su interacción con sus fans. Toda una construcción que permite acercar al artista a su público.

El desafío como construcción del artista
Otro de los recursos con los que cuentan los artistas son los famosos "challenges". Si bien plataformas como Instagram, Vimeo o YouTube ya utilizaban, la llegada de TikTok popularizó esta alternativa. El secreto de esta red es que generó herramientas especiales que permiten su creación y difusión. También creó una sección para que los usuarios puedan descubrir nuevos "desafíos" y así sumarse a la ola viral.
Algunos de los challenges más populares son "Laxed (Siren Beat)" basada en la canción Savage Love, de Jason Derulo. Este baile y su música fue utilizado más de 42 millones de veces en videos caseros que reproducen el baile de una sirena, con la mano alzada.
Otro caso es la canción "Loterry" del rapero K Camp. Fue utilizada por la usuaria de TikTok Jalaiah Harmon, bailarina y creadora de contenidos, quien con tan solo 14 años creó su "Renegade Dance". Ha sido utilizado por más de 20 millones de personas en sus videos. Incluso el dueto entre Charli D’Amelio, modelo y bailarina estadounidense, y Harmon tuvo más de 9,5 millones de vistas y recibió más de 360 mil comentarios.
A la luz de estos datos, cabe la pregunta de qué hubiera pasado si cuando Michael Jackson presentó "Billie Jean", donde se vio por primera vez su caminata lunar, lo hubiera realizado por las redes. Pensemos que se han realizado concursos y programas especiales donde se homenajeó al artista y a su paso de baile. Algo así como un challenge analógico.
Todos estos nuevos formatos y acciones que hoy requiere la industria musical son potenciadores que permiten alcanzar la masividad. Ya no alcanza con estar en el ranking de una prestigiosa revista de música, hoy el marketing digital está al servicio de la industria musical ampliando las fronteras y llegando a la audiencia deseada de forma más segmentada y con datos concretos. Subir temas a plataformas de streaming no alcanza.
(*) Fundadora de The B. DNA.