¿Qué deben hacer los inversionistas antes de adquirir criptoactivos?

"No todo es Bitcoin" podría ser un título válido para el presente artículo. El reconocimiento que adquirió el criptoactivo virtual más valorado del ecosistema funcionó como inspiración para el surgimiento de competidores, pero asimismo generó una serie de desafíos que aun no han sido resueltos.

En este contexto, tanto inversores como consumidores deben de estudiar con detenimiento el mercado para evitar caer en las garras de maniobras fraudulentas. A continuación, se proponen una serie de medidas útiles que por lo menos mitiguen los sobresaltos propios de la actividad. 

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Resulta el eje central de la ecuación. No debe involucrarse en el mercado aquel que desconozca el ecosistema cripto y sus riesgos. Vale resaltar que nos encontramos ante activos volátiles, que carecen de legislación unificada por su característica transnacional digital y que dependen de los vaivenes de la oferta y demanda de jugadores que entran y salen constantemente.

Por otra parte, asesorarse con un estudio jurídico de confianza, propiciará conocer que aspectos legales, derechos y obligaciones le asisten a aquel que asuma el riesgo. Confiar solamente en los promotores y oferentes del activo puede llevar a cometer graves errores.

Criptomonedas, memecoins y shitcoins ¿Qué las diferencia?

No todos los activos digitales cuentan con el mismo apoyo, desarrollo y sustento tecnológico.

Criptomonedas de alto valor tecnológico como Bitcoin o Etherium, no solo valen por su precio nominal, sino por el desarrollo tecnológico y nivel de seguridad de las mismas. Persiguen trascender la mera ganancia que puedan brindar a sus tenedores para convertirse en un paradigma de la tecnología.

Ahora como contrapartida, podemos citar a los memecoins (monedas digitales que nacen a partir de un meme, broma o hecho de la cultura popular digital) y shitcoins (monedas que solo buscan que sus poseedores obtengan ganancias rápidas). Estas "inversiones", resultan altamente volátiles y riesgosas: recuperar lo eventualmente perdido es casi un imposible. La gran mayoría de estas monedas no tienen valor alguno, convirtiéndose en una red que pesca incautos.

Gurues, traders y asesores financieros: ¿Esquema Ponzi o cuestión de fe?

Últimamente observamos en redes un cumulo de jóvenes, autoproclamados conocedores en materia financiera, que aconsejan a novatos realizar inversiones de alto riesgo.

Para blindar su supuesto expertise, suben videos, reels e historias mostrándose con autos de alta gama, viajando por el mundo o utilizando productos premium.

La abrumadora mayoría de estos pseudo asesores en realidad no poseen "credenciales" que acrediten sus supuestos conocimientos. Se valen del desconocimiento de los incautos los cuales han caído bajo las garras de la falsa idea de que se pueden obtener ganancias exorbitantes invirtiendo cifras que a priori no resultan privativas.

Estos asesores en realidad forman parte de un esquema fraudulento: venden cursos "mágicos" de nulo resultado. Cuando los inversionistas reclaman por sus pérdidas, la respuesta suele recaer en evasivas o directamente desaparecen. Urge una legislación que les fije un coto.

En síntesis, ingresar a un mercado nuevo, volátil, que cuenta con altos riesgos y podría traer perdidas irrecuperables debe ser estudiado con sumo detenimiento.

La supuesta democratización de las inversiones puede esconder un esquema fraudulento que esquilme a los adquirientes del activo digital.

En el año 2021, el CEO de JP Morgan, reconocido banco de inversión sostuvo que las criptomonedas eran en "oro de los tontos" ya que no tenían valor intrínseco y que las regulaciones terminarían por derrocar su ascenso.

No debemos circunscribir su importancia al mero valor nominal que podrían tener como moneda de pago: lo que vale es el desarrollo tecnológico.

En un mundo donde la IA, la tecnología, los negocios virtuales y los activos inmateriales prometen revolucionar por completo las relaciones sociales y económicas, no hay tiempo que perder: se debe legislar.