El Gobierno le da cuerda al precio del dólar oficial: cuál es el objetivo de la estrategia
El gobierno ha acelerado la depreciación del tipo de cambio de manera considerable en los últimos meses, pero lejos de tratarse de algún anticipo devaluatorio o de un requerimiento del FMI, se trata de un "deslizamiento controlado", tal como lo llaman los especialistas, que se da en el marco de un estricto control del mercado cambiario.
Es, en definitiva, parte de un mecanismo de administración de los dólares que el regulador viene ejerciendo.
"Lo que hace el Banco Central de la República Argentina (BCRA) es acomodar el tipo de cambio oficial al dato de inflación del mes anterior", afirma el director de Eco Go y profesor de la Universidad Di Tella, Federico Furiase, a iProfesional.
Por lo tanto, hasta el mes pasado, veníamos con un ritmo de devaluación en torno al 3,5%, pero con el dato inflacionario de diciembre de un 4% mensual, se ajustó el precio del dólar en línea con ese porcentaje.
Según el economista, el objetivo de esta medida es no atrasar el tipo de cambio real contra la inflación. Sin embargo, advierte que el problema es que la tasa de interés viene viajando desde abajo, ya que la BADLAR está en el 3%.
Señala que el problema es que "la inflación está convalidada por el deslizamiento del tipo de cambio oficial". Entonces, sugiere que, para bajar la nominalidad, se debería dar vuelta la ecuación y subir la tasa Badlar de los plazos fijos a la zona del 4% mensual mientras se modera el ajuste del oficial.
Martín Kalos, director de la consultora Epyca, a su turno, resalta que "siempre hay que recordar que esto se da en un control cambiario estricto, con pocas vías de acceso al dólar, fuera de las grandes transacciones de comercio exterior y pago de deudas financieras o comerciales y giro de utilidades, que son las únicas operaciones permitidas para dólar oficial".
En ese contexto, el BCRA está tratando de incrementar las reservas para tratar de revertir los meses consecutivos de pérdida gradual y sostenida que vivió y, tal como lo explica el economista, "esa compra de reservas motoriza la devaluación diaria mínima".
No tropezar con la misma piedra
"El Gobierno no quiere repetir experiencias del pasado, cuando se atrasó significativamente el tipo de cambio y las tarifas. Por eso, va por un camino distinto, pero no significa que no se vaya a encontrar con nuevos desafíos", apunta, en coincidencia con Furiase, Leonardo Chialva, socio de Delphos Investment.
En este sentido, advierte que "deslizar" el tipo de cambio tiene su lado positivo, ya que evita el atraso cambiario, pero advierte que el riesgo es que indexa la economía y provoca nuevos desafíos por el lado del control inflacionario.
Por su parte, Hernán Lechter, director del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), observa que "es correcto acompañar el proceso inflacionario con la cotización de la divisa porque es una herramienta que se tiene cuando rigen controles cambiarios para que el valor del dólar no quede desfasado respecto de lo que cotiza para los socios comerciales". Asegura que eso permita colocar mejor la producción en el mundo, que es un objetivo central del actual Gobierno.
Y es que, tal como la señala Diego Martínez Burzaco, economista especialista en mercados financieros, "no hay otro remedio que dejar deslizar un poco más el tipo de cambio, porque la brecha entre los distintos dólares tiende a desincentivar las exportaciones de productos y esto no es aconsejable en un momento en el que se necesitan divisas".
Por otro lado, coincide con sus colegas en que el acomodamiento también está en línea con la aceleración de la inflación de diciembre y la perspectiva a futuro para el índice. En este sentido, advierte que, "si bien esto no resuelve los problemas de la Argentina, atrasar el tipo de cambio, algo que podría resultar muy tentador en un año electoral, tampoco es la solución".
¿Qué es lo que viene?
Para Furiase, el camino debería ser subir la tasa Badlar, lo que ayudaría a reducir la brecha cambiaria. Asegura que, de ese modo, se incentivarían las exportaciones y eso ayudaría a incrementar reservas.
Zelpo, en tanto, opina que el deslizamiento paulatino del dólar oficial "se está transformado en un espiral en el cual, si bien se deprecia el tipo de cambio nominal, el real pierde competitividad y no cambia de manera considerable a la situación previa". Sin embargo, destaca que ha habido una mejora últimamente gracias al buen clima externo con dinero volviendo a emergentes y la soja arriba de u$s500.
Advierte, sin embargo, que, el esquema actual no es muy sostenible y que, si la situación se revierte –cosa que no descarta teniendo en cuenta lo atípico y volátil del escenario mundial actual-, hay un fuerte riesgo de que, finalmente, el gobierno tenga que ceder a un abrupto ajuste del tipo de cambio nominal.
Chialva, por su parte, afirma que "no hay ninguna receta exitosa en materia devaluatoria". Para él, no sirve anclar el tipo de cambio, ni la devaluación abrupta, ni tampoco el "deslizamiento" cambiario. Considera que todas esas medidas posibles en realidad son paliativos para el problema que tenemos con nuestra propia moneda, "que pierde valor de la mano de políticas fiscales y monetarias demasiado relajadas".
Si bien indica que corregir eso con una devaluación ordenada parece ser el camino correcto, al salir de la cuarentena se indexaría la economía en un nivel insostenible. Por ende, opina que "el único camino para enderezar el frente cambiario es mediante un plan fiscal que permita anclar el déficit a través del financiamiento con emisión monetaria", pero lo ve políticamente inviable en un contexto social y sanitario como el actual.
Entonces, según Chialva, las opciones se reducen "a hacer lo que se pueda mientras esperamos un milagro con el contexto internacional que cambie la dinámica de las exportaciones y nos permita recuperar algo de capacidad fiscal y monetaria".
Si bien, dar vuelta una realidad tan compleja como la actual no es posible de la noche a la mañana, el economista asegura que, "con un cambio de mentalidad que permita salir del círculo vicioso, en el que está sumergida la política económica argentina, se puede lograr".