El plazo fijo, atractivo otra vez: por qué volvió a dejar ganancia en dólares
Y un día, el plazo fijo volvió a ser negocio para quienes miden su patrimonio en dólares. O, dicho en términos más llanos, la "fase 2" del plan económico de Toto Caputo generó una reedición de la vieja bicicleta financiera.
Para quien haya colocado dinero hace un mes en el banco, hoy se encuentra que, medido en términos de dólar blue, hubo una ganancia de 8% en apenas un mes. No será tan impactante como la inédita rentabilidad de febrero pasado, cuando se consiguió 26% en un mes —todo un récord para los márgenes que se manejan en el mundo de las finanzas— pero es nuevamente una inversión lo suficientemente atractiva como para atraer a los más avezados.
Plazo fijo ofrece ganancias en dólares
De esta manera, se vuelve a quebrar la tendencia de rentabilidades negativas que había caracterizado al sistema bancario en los dos meses anteriores.
El motivo para este cambio es evidente: la relativa calma en el plano del dólar. Como parte de las nuevas medidas económicas anunciadas por Toto Caputo y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, se incrementó la inyección de dólares en el mercado "contado con liqui", lo cual llevó a una descompresión del mercado paralelo, que había llevado todas las cotizaciones por encima del 50% respecto del tipo de cambio oficial.
Esto hacía que, para quien mide su patrimonio en dólares, no había tasa capaz de compensar la suba del dólar. Sobre todo, si los bancos estaban en pleno proceso de recorte, como consecuencia de la política del BCRA de bajar las remuneraciones a los bancos por los pases pasivos.
Como siempre enfatizó el propio Toto Caputo, la comparación verdaderamente relevante no es la tasa contra el IPC sino contra la variación del dólar. Y ese mismo argumento, que en el primer cuatrimestre le jugó a favor, a partir de mayo le pasó a jugar en contra. En ese contexto de pérdidas, a nadie extrañó que el volumen de pesos colocados en plazo fijo rompiera su racha ascendente y empezara a disminuir.
Inflación a la baja: ¿se puede sostener esta rentabilidad?
Sin embargo, en un marco de dólar relativamente estable y con una inflación en descenso, otra vez el humor del mercado parece haber cambiado. Los depósitos volvieron a subir en julio, y hay indicios de que esa tendencia continúa en agosto.
Para los depósitos a la vista hubo un incremento real —es decir, descontada la inflación— de un 6,8% respecto del mes anterior, mientras que para los de plazo fijo la recuperación fue de 1,8%-.
"Lentamente, como consecuencia del proceso de desinflación, en donde se percibe que los pesos ‘queman’ menos que antes, la gente (individuos y empresas) se animan cada vez más en dejar saldos de ahorro en el sector bancario, aun con tasas nominales bajas (o nulas, como son los depósitos a la vista) y siempre a plazos cortos", observó un reporte de la consultora LCG.
¿Por qué, después de las pérdidas de los dos meses previos, volvieron a ganar quienes apostaron al plazo fijo? La explicación es sencilla: el dólar paralelo se desplomó un 6% en un mes. Es decir que quien haya vendido dólares al cambio "blue" y colocado los pesos en el banco, para recibir una tasa de interés de 3,1%, se generó volumen que, al volver a transformar los pesos en dólares después de un mes, deja una ganancia dolarizada en torno de 8%.
En principio, todo hace pensar que esa ganancia difícilmente sea repetible en los próximos meses, dado que sería condición necesaria que volviera a producirse una caída abrupta en la cotización del dólar paralelo, algo sobre lo cual los economistas tienen escasa convicción de que pueda ocurrir.
"Las presiones que veremos en el mercado cambiario pueden exacerbarse con la reactivación en la actividad económica y un tipo de cambio real para los importadores que se verá más apreciado con la baja del impuesto PAIS", observa el último reporte de Consultatio, previendo que la relativa calma de las últimas semanas tendrá un pronto final.
El argumento es que si el BCRA pudo comprar divisas fue por el alivio en las importaciones de energía y por la dilación de pagos de los importadores. Pero que en el corto plazo se sentirán las tensiones, por el cambio de esquema para el acceso a las divisas.
A inicios de año, el acceso de divisas para los importadores se dio a "cuentagotas": salvo para unos pocos rubros considerados de primera necesidad, los importadores recibían los dólares en cuatro cuotas mensuales, contando desde el momento en que la mercadería llegaba a la aduana, lo cual implicaba mayores costos crediticios en el comercio exterior. Pero, sobre todo, esa metodología permitía que las cuentas dieran mejor de lo que realmente ocurría. Ahora, que ese régimen empieza a revertirse, llega la hora de pagar las facturas.
Los economistas calculan que el peor momento se dará en octubre, cuando se superpondrán pagos de comercio exterior equivalentes al 150% de las importaciones mensuales. Y, de la mano de ese razonamiento, muchos esperan que en el mercado paralelo pueda volver la volatilidad.
Cómo juega el factor crédito
De todas formas, aunque no haya chances de un nuevo desplome cambiario que deje ganancias dolarizadas en el plazo fijo, sigue habiendo un factor que juega a favor: las tasas de interés siguen su camino al alza.
No es, por ahora, un movimiento acelerado, y es cierto que todavía las tasas, en el entorno de 3,2%, resultan negativas frente a la inflación, pero las diferencias se están acortando.
Y lo que afirman en el sistema bancario es que, en la medida en que la demanda por financiación a crédito siga en alza, también subirá el premio a los depositantes.
Así lo describe un ejecutivo de uno de los bancos líderes del sector privado, que no oculta su optimismo, por lo que denomina "la vuelta a una banca normal": "Todo el mundo habla sobre la necesidad de que las tasas de interés suban, y nadie parece darse cuenta de que ya están subiendo, independientemente de lo que decidan el Banco Central y el Tesoro".
Y ese estado de ánimo del mercado va en línea con la postura de Toto Caputo, que ha hecho explícita su determinación a que el peso sea una moneda cada vez más escasa en el mercado. En caso de que su plan resulte, la consecuencia debería ser una aceleración en la tasa de interés, que debería volver al terreno positivo en la medida en que haya un aumento de la demanda de pesos por parte del público.
Por lo pronto, el volumen de préstamos que otorgan los bancos está subiendo a una tasa mensual de 13,7%. Es decir, una recuperación acelerada, si bien es cierto que parte de niveles históricamente bajos.
Pero, con la lupa en la tendencia, esto significa que los bancos no tendrán inconveniente en remunerar mejor a sus ahorristas en la medida en que la posibilidad de prestar esos pesos se mantenga firme.
Los últimos indicadores revelan que el financiamiento a las empresas crece a una velocidad de 17% real mensual, mientras que el consumo está subiendo a un ritmo de 10% real. En ese contexto, cualquier turbulencia financiera pondrá una motivación adicional a los bancos para tratar de retener a los depositantes y evitar que huyan hacia el dólar, dado que necesitarán pesos para sostener la renovada demanda de crédito.
En definitiva, el plazo fijo, para sorpresa de muchos, volvió a ser negocio en las últimas semanas. Y el futuro, como siempre, es un interrogante.