Grieta en las góndolas: cómo cerró la inflación de la primera quincena de agosto
Los registros de las principales consultoras que miden la evolución de los precios son positivos, sobre todo en el rubro de los alimentos. En este caso, la perspectiva es que la inflación marque una clara tendencia a la baja; y que el índice de esa canasta empiece con "3".
De todas formas, hay un rubro que se resiste a bajar: los lácteos, que mantienen una tónica alcista que luce imbatible.
Detrás de este fenómeno -apuntan los expertos- existe una combinación de variables: un nivel de exportaciones al alza, que le pone un piso a los precios internos, sumado a la caída de la producción, tras un invierno más duro de lo habitual.
En cambio, otros rubros que venían complicando el objetivo del Gobierno se moderaron. Sobre todo en los casos de frutas y verduras, que tras dos meses muy duros, muestran estabilidad, y hasta caídas, en los precios durante las primeras semanas de agosto.
Segunda semana de agosto: deflación
De acuerdo a la última medición de la consultora LCG, los precios de los alimentos fueron a la baja durante la segunda semana de agosto.
La reducción fue mínima, del 0,1% en promedio, pero podría marcar una tendencia para algunos productos alimenticios. Una merma que sería clave en términos políticos ya que permitiría mostrar un descenso de los índices de pobreza e indigencia.
En las últimas cuatro semanas, dijo LCG, la inflación de los alimentos fue de apenas 2,4%.
Inflación: el objetivo de Luis Caputo
En el elenco oficial aseguran que la prioridad sigue siendo la desinflación. Acá también hay diferencias con las consultoras.
Mientras los economistas profesionales advierten que difícilmente el Gobierno logrará quebrar la actual tendencia de los precios, Caputo insiste en que el IPC de este mes podría empezar con "3".
Es muy probable que en las próximas semanas vuelvan las reuniones con fabricantes de alimentos y con supermercadistas.
La advertencia a los primeros será que el ministro está dispuesto a abrir las importaciones con tal de presionar a la baja los precios de los alimentos. Un esquema que en los meses recientes ya se aplicó y que, en los hechos, sirvió para alinear algunos valores en las góndolas, como los panificados, algunos lácteos y también en fideos.
La inflación mayorista de julio, en el 3,1%, puso en alerta al equipo económico. Esa leve alza en los precios respecto de junio (había sido 2,7%) podría poner un piso al IPC, pero Milei y Caputo pretenden que la dinámica bajista de la inflación continúe. Tensión a la vista.