El drama de una empresaria Pyme: "Es difícil conseguir insumos y no hay precios ni fecha de entrega"
Trabajar sin precio de referencia en medio de una inflación creciente. Esto es lo que le pasa a quienes llevan adelante a Salve Regina, una empresa que diseña y vende regalos y accesorios "con valor emocional". Nacida en 2012, esta Pyme familiar vive en estos días una incertidumbre inédita en su historia.
Los diseños en tono pastel, con imágenes naif y frases inspiradoras son precisamente lo que hoy necesita esta pequeña empresa. ¿El motivo? Debe encontrar en el escenario actual una brújula de la que aferrarse para seguir operando, pero haciéndolo prácticamente a ciegas.
En este escenario Samanta Schnabel, directora creativa de Salve Regina, no esconde cuánto los afecta la crisis económica actual. Y también cómo cambió su día a día: la planificación es hoy un lujo, como para muchas otras Pymes en la Argentina.
"Es muy difícil conseguir algunos insumos, nada tiene precio, ni fecha de entrega. Comprar insumos se volvió un trabajo complejo", explica Schnabel.
Con inflación es imposible definir precios
La falta de insumos tiene una lógica: los proveedores no pueden definir los precios y eso impacta en la cadena productiva de Salve Regina. Pero este mismo problema se replica cuando a ellos les toca vender los accesorios.
"La inflación nos afecta muchísimo, nada tiene precio real. No sabés qué está bien o qué está mal. Y tomar decisiones en este contexto, que las Pymes las tomamos todo el tiempo, hace que el estrés sea permanente", se lamenta Schnabel.
No es para menos: la ansiedad surge al no saber si lo que hoy están cobrando les permitirá seguir trabajando en el futuro cercano. Está claro que las Pymes no tienen el mismo respaldo que una gran empresa, y por ende trabajar al costo o a pérdidas no es un lujo que puedan darse.
"Le pedimos al Gobierno Nacional que ponga todos sus esfuerzos en frenar la inflación. También son necesarias reglas claras: todos los días hay cambios para importar materia prima y eso afecta directamente a los puestos de trabajo", observa la directora creativa, dando dimensión a todos los problemas que se esconden tras la suba de los precios, las disparadas del dólar y la diversidad en los tipos de cambios.
Inflación, precios y responsabilidad
El estrés que cuenta está padeciendo Schnabel no es para menos. En Salve Regina trabajan 60 personas en la fábrica que está en Palomar, partido de Morón, el en conurbano bonaerense.
Y es que esta Pyme ya venía reacomodándose previo a la pandemia, y ésta aceleró todo. "Hasta mediados de 2019 el foco estaba puesto en los locales. Pero, luego de analizar nuestro negocio y preguntarnos qué nos gustaba más, empezamos a priorizar la venta mayorista. Así la pandemia nos encontró en pleno proceso de cambio", relata Schnabel.
Aquel primer trimestre de 2020 los encontró con los locales cerrados recientemente, pero también sin poder ir a la fábrica. Esto es lo que sintieron como el comienzo de una incertidumbre que no tiene fin.
"Cuando pudimos volver a la fábrica, mejoramos mucho el sitio web para que todos nuestros clientes pudieran seguir comprando y no extrañaran venir a vernos y poder encontrase con los productos en persona", recuerda la directora creativa.
¿Cómo es que siguen operando? Porque las ganas de ir por más los guían. Actualmente la empresa está exportando el 5% de su producción. Aunque, "más que un negocio, es apostar a la expansión a largo plazo", dice Schnabel.
Inflación, talentos y financiamiento
En un segundo plano, en Salve Regina también reconoce que está cambiando el mercado de los colaboradores. "Tuvimos algunos problemas para contratar, pero fuimos armando nuestro propio semillero. Tenemos un acuerdo de pasantías con la Universidad Nacional de La Matanza (UNLAM) y en general terminan trabajando con nosotros una vez que finaliza la pasantía", sostiene la ejecutiva, con una sonrisa.
Para saltar este obstáculo de conseguir los colaboradores adecuados, es que, dice la directora, se enfocaron en "ser disruptivos. Tenemos muchas chicas que es su primer empleo, y eso genera oportunidades donde no las suele haber".
Por último, la Pyme asegura que en el primer semestre tuvo un buen acceso al financiamiento y a tasas convenientes, "pero en estos últimos días es imposible tomar créditos a tasas que rondan el 80%", explicó la referente.
"Este tipo de financiamiento no sirve de mucho, las tasas son demasiado altas. Es complicado financiar un negocio con estos valores y terminamos usando nuestro propio capital", resume Schnabel.