Crueles, ambiciosas, lascivas: quiénes son las mujeres más malvadas de la historia
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En su ensayo "Mujeres y poder", Mary Beard cita que las mujeres siguen siendo percibidas como elementos ajenos al poder (...). "Nuestro modelo cultural y mental de persona poderosa sigue siendo irrevocablemente masculino". Si esto continúa siendo cierto en el siglo XXI, podemos imaginar cómo debía haber sido en tiempos pasados, comenzando por la Antigüedad.
Quiénes son las mujeres más malvadas de la historia
- Cleopatra VII (69 a. C. / 10 y el 12 de agosto de 30 a. C)
La última reina de Egipto, es vista como la seductora por excelencia, dispuesta a todo para alcanzar sus objetivos. Exuberante, astuta y peligrosa, reinó durante dos décadas, utilizando el poder, el asesinato de sus hermanos y su habilidad política, además de su atractivo, para ganarse la confianza de los hombres más importantes de Roma.
A pesar de su mala fama, es importante recordar que la mayoría de las historias sobre Cleopatra fueron escritas por los romanos, que no la tenían en alta estima. El psiquiatra David Mallor, al realizar su perfil psicológico, concluye que su comportamiento era psicopático y que mataba sin mostrar remordimientos.
- Wu Zetian (625-705)
La emperatriz fue la única mujer que ha reinado en solitario en China, tiene una fama aún peor. Se la acusa de intrigante, de coleccionar amantes y de resaltar sus peores rasgos, aunque fue una gobernante competente que trajo estabilidad política, económica y cultural al país, además de mejorar la posición de las mujeres y favorecer la agricultura.
A pesar de sus logros, la leyenda negra destacó sus errores, minimizando sus reformas efectivas. Tras la muerte de su marido, el emperador Gaozong, Wu asumió el trono, ignorando los derechos de sus hijos, lo que rompía con las normas patriarcales.
- María Tudor (1516-1558)
Conocida como "la Sanguinaria", gobernó Inglaterra de 1553 a 1558 y se ganó esta fama a raíz de sus acciones. Hija de Enrique VIII y Catalina de Aragón, intentó devolver a Inglaterra al catolicismo tras el cisma anglicano de su padre.
Para ello, se apoyó en su esposo, Felipe II, y restauró la obediencia a la Iglesia de Roma mediante ejecuciones. Entre 1555 y 1558, casi 300 personas fueron condenadas a muerte, entre ellas Thomas Cranmer, arzobispo de Canterbury, por haber autorizado el divorcio de sus padres. Su feroz represión hizo que los protestantes la apodaran "Bloody Mary".
- Catalina de Médici (1519-1589)
Dominó la política francesa durante más de treinta años. Fue la instigadora de la Matanza de la Noche de San Bartolomé en 1572, donde más de 4.000 protestantes fueron asesinados en París. Obsesionada con asegurar el trono para sus hijos, no dudó en usar venenos letales contra quienes se interpusieran en su camino.
Aunque intentó reconciliar católicos y protestantes con el matrimonio de su hija Margot y Enrique de Navarra, su figura se ha envuelto en una leyenda negra, llena de verdades y exageraciones: maquiavélica, intrigante, seductora y asesina.
- Erzsébet Báthory (1560-1614)
La condesa húngara sería la primera asesina en serie. Obsesionada con la belleza, torturó y asesinó a unas 650 jóvenes, creyendo que al bañarse en su sangre y beberla conservaría la juventud. Al descubrirse sus crímenes, fue condenada a prisión de por vida, donde pasó sus últimos años proclamando su inocencia y asegurando que su desgracia era parte de un complot del rey para quedarse con sus tierras.
- Ranavalona I (1778-1861)
Reina de Madagascar, también es conocida por su crueldad. Le horrorizaba que los extranjeros impusieran su estilo de vida, por lo que decidió recuperar la religión ancestral. Anuló los acuerdos internacionales de su marido y ordenó la expulsión y confiscación de propiedades de los foráneos.
En 1830, los cristianos comenzaron a ser perseguidos, torturados y ejecutados de formas terribles: algunos eran arrojados por acantilados, otros a aguas infestadas de cocodrilos o devorados por perros hambrientos. Con el aumento de los acusados, la reina implementó los "juicios de Dios", en los que los acusados comían comida envenenada; si sobrevivían, eran inocentes; si morían, culpables.
- Sarah Romero
Amante de las armas y al margen de la ley, Kate "Ma" Barker se convirtió en el arquetipo de la madre protectora dispuesta a usar su Colt para defender a sus hijos. En 1927, un atraco fallido resultó en la muerte de un agente, y el hijo mayor, Herman, se suicidó al enfrentar la cárcel.
Junto a Alvin Karpis, formó la banda Barker-Karpis, y tras la muerte de figuras como Dillinger y Bonnie y Clyde, quedaron en la cima del crimen. Sin embargo, el 16 de enero de 1935, "Ma" Barker y su hijo Fred fueron rodeados por el FBI en una cabaña en Florida. Tras un tiroteo de cuatro horas, "Ma" murió con una ametralladora Thompson en manos. Su figura, aunque se debate su involucramiento en los crímenes, se convirtió en parte de la cultura popular, inspirando cómics, novelas y películas, como Mamá sangrienta (1970), interpretada por Shelley Winters.
Mujeres de la maldad: entre la bestialidad y la injusticia histórica
La Alemania nazi estableció un alto estándar en términos de crueldad, pero los actos sádicos no fueron exclusivos de los hombres: algunas mujeres también se destacaron por su barbarie.
Maria Mandel, conocida como "la Bestia", fue una guardia femenina de las SS de alto rango en Auschwitz. Supervisaba todas las secciones y subsecciones femeninas del campo de concentración, fundó la "orquesta de Auschwitz" que amenizaba los recuentos y las ejecuciones, y era la encargada de decidir quiénes serían enviadas a las cámaras de gas, a donde condujo a aproximadamente 500.000 mujeres y niños. En 1947 fue condenada a muerte y ejecutada en la horca al año siguiente.
Además, Mandel fue quien promovió a Irma Grese a supervisora de Auschwitz, quien también desempeñó este cargo en los campos de Bergen-Belsen y Ravensbrück, y que también sería ejecutada en la horca. Detrás de los cautivadores ojos claros de "el ángel de Auschwitz" o "la Bestia bella", se ocultaba una de las figuras más oscuras y perversas del Holocausto.
Entre sus atroces métodos, se asegura que permitía que perros hambrientos atacaran a las prisioneras, que abusaba sexualmente de las internas, que torturaba a niños, que golpeaba hasta la muerte con látigo y que confeccionaba pantallas de lámparas con piel humana.
Ilse Koch, conocida como "la Bruja de Buchenwald", también se entregó a este macabro pasatiempo. Forzaba a los prisioneros a desnudarse y seleccionaba a aquellos con piel más firme, especialmente si tenían tatuajes. Una vez asesinados, los desollaba. Entre los objetos que fabricó se encontraba una lámpara hecha con piel humana. Fue juzgada en 1947 en Estados Unidos, condenada a cadena perpetua, y se suicidó en su celda en 1967.