Aliado impensado: Soros, símbolo del capitalismo especulativo, le da una mano a Cristina
Al final, no fue la solidaridad de la Unasur ni el peso diplomático del G-77, ni las declaraciones del prestigio de los premios Nobel amigos de la casa, ni la influencia de los diarios británicos lo que ayudó al Gobierno argentino en su cruzada contra la justicia estadounidense.
Muy por el contrario, quien terminó por dar una ayuda acaso decisiva en la estrategia de Cristina Kirchner para que la Cámara de Apelaciones de Nueva York permita al país salir del default es un hombre que nunca sería aclamado por los "pibes para la liberación" de La Cámpora.
George Soros, el dueño del fondo Quantum y uno de los hombres más ricos del mundo, jugó fuerte en defensa de sus propios intereses y demandó al Bank of New York por haber retenido el dinero que la Argentina había depositado en junio pasado y que el juez Thomas Griesa congeló.
La argumentación de Soros coincide, básicamente, con el punto de vista defendido por el Gobierno argentino: que al extender sus decisiones más allá de las fronteras estadounidenses y congelar bonos emitidos bajo otra ley, Griesa está extralimitándose en sus atribuciones. Y que, de esa forma, está lesionando derechos de terceros, además de afectar la soberanía argentina.
No es poca cosa tener a Soros como aliado. Como tampoco es poca cosa, para los fondos buitre, tener a Soros como enemigo.
A fin de cuentas, el gran argumento de Singer y compañía era que la Argentina, con su comportamiento al margen de la ley y su tendencia incontrolable a romper contratos, atenta contra los principios elementales del capitalismo financiero global.
Pero es difícil decirle lo mismo a Soros, un hombre que encarna a las finanzas globales por excelencia.
En su fuero íntimo, el Gobierno está festejando esta inesperada ayuda. Aunque, claro, supone todo un desafío para el "relato": Soros, lejos de ser un benefactor, es un "player" implacable que no ha tenido prurito en sostener pulseadas contra gobiernos cuyas políticas no le convencían.
La forma en que, en 1992, le torció la mano al gobierno británico y forzó la caída de la libra esterlina le garantizó un lugar en los libros de historia bajo el título "Miércoles Negro".
Además, con una fortuna neta valorada en unos u$s22.000 millones en septiembre de 2011, fue considerado por la revista Forbes como la séptima persona más rica del mundo.
Sin embargo, Soros ya tiene varios antecedentes en sus negocios que lo vinculan con el kirchnerismo.
El magnate tiene múltiples inversiones en Sudamérica y Argentina.
Soros Fund Management LLC posee el 3,5% de YPF, por un valor de u$s450 millones, lo que lo convierte en el mayor inversor privado de la petrolera. También apostó a la soja al arrendar terrenos para la cosecha en nuestro país, según consignó Perfil.
Además, tiene negocios conjuntos con IRSA, una de las corporaciones inmobiliarias más grandes del país que tiene muy buena relación con el gobierno nacional y de la ciudad de Buenos Aires.
Mismo, en septiembre de 2012, Soros se reunió con la Presidenta durante su gira por Nueva York.
Pero ahora, el kirchnerismo le debe un favor. Y debe encontrar la forma de incorporarlo a su discurso en contra del capital especulativo.
El "gurú" de los especuladores
Tras sobrevivir a la Segunda Guerra Mundial, Soros vivió en el Reino Unido y en Nueva York, donde estudió filosofía y tuvo diversos empleos hasta que logró abrir su propio fondo de inversión, el Quantum Fund, en 1973.
Pero se hizo famoso el 16 de septiembre de 1992, durante el llamado "Miércoles Negro", cuando su firma vendió de golpe 10.000 millones de libras esterlinas, lo que obligó al Banco de Inglaterra a devaluar su moneda. La jugada le valió u$s1.000 millones en ganancias.
Además de provocar la caída de la libra en los '90, Soros también generó diversas crisis financieras en países asiáticos y hasta en Rusia.
Su firma siempre se caracterizó por especular en la bolsa a corto plazo y con un nivel de riesgo muy elevado.
Es por esto que sus fondos de inversión eran catalogados como de "alto riesgo" y siempre solían apostar a la baja en las cotizaciones.
Su operatoria era simple: automáticamente "tiraba" al mercado en cantidad los títulos que ya poseía y después especulaba a que sus valores bajen con el fin de adquirirlos y revenderlos a un precio alto.
Este tipo de inversiones de riesgo son muy atractivas para aquellos que poseen grandes cantidades de dinero como inversionistas privados, institucionales, de bancos entre otros.
Actualmente la Soros Fund Management lleva el control de seis fondos de cobertura con un promedio de inversiones de más de u$s70 mil millones.
George asegura que sus especulaciones con derivados y otros productos de alto riesgo llegarían a desatar automáticamente una reacción en los mercados del mundo.