Contrapunto por el dólar: el FMI presiona al Gobierno para acelerar la devaluación mensual
Contra lo que pretende Sergio Massa, el Fondo Monetario le está reclamando que acelere las devaluaciones mensuales para evitar que se agrave el atraso cambiario. Ocurre que en los últimos meses, el Banco Central llevó el denominado "crawling peg" por detrás de la inflación, algo que el FMI ahora quiere corregir.
En enero y febrero, la tasa de devaluación del tipo de cambio oficial fue del 5,6% y 5,4% respectivamente. La inflación del primer mes del año fue del 6% y, se presume, el mes pasado también terminó en torno a ese mismo número o, incluso, algunas décimas por encima.
La evaluación del Fondo es que la dinámica inflacionaria se aceleró y que si el Banco Central mantiene esta misma postura, entonces el atraso cambiario se profundizará.
Los técnicos de Washington, en línea con lo que piensa gran parte de los economistas locales, creen que el tipo de cambio ya está un 30% atrasado. Incluso, por lo bajo, algunos bancos de Wall Street consideran que el atraso supera ese nivel.
La cuestión de fondo radica en que el nivel de los precios sube más aceleradamente que lo pensado y el Gobierno debería tomar medidas para evitar un empeoramiento de la situación cambiaria.
¿Se acelerará el dólar?: el Gobierno resiste
"El FMI presiona mucho para que no se atrase el tipo de cambio, pero la política interna presiona para pisarlo un poco", cuenta un miembro del gabinete económico a iProfesional. "En ese oleaje nos movemos. La intención siempre fue acompañar la evolución de la inflación, pero el problema es que el escenario luce peor a lo que pensábamos", se sincera la misma fuente que pide reserva de su identidad.
A diferencia de otros tiempos de este mismo Gobierno, Massa no quiere ningún choque público con el FMI. Mantiene una muy buena relación con Kristalina Georgieva, a quien vio un par de oportunidades durante su participación en la cumbre del G20 de ministros de Finanzas, en India, el último fin de semana.
Con la titular del organismo puso el foco en conseguir una flexibilización de las metas de las reservas, algo que el Gobierno dice que consiguió, aunque aún restan conocer los detalles de ese acuerdo.
Lo que parece claro es que el Fondo Monetario no quiere poner más obstáculos de los que ya tiene la economía. Pero, al mismo tiempo, también son visibles los desvíos que comienzan a aparecer al programa firmado hace un año.
En primer lugar, la aceleración inflacionaria que, a su vez, le pone presión al dólar. Y erosiona el poder adquisitivo de la mayoría de la población, justo en un año electoral.
A diferencia de lo que sucedía mientras Martín Guzmán fue ministro, Cristina Kirchner no habla de la situación económica y social ni hace reclamos en público. Massa es el hombre fuerte y único piloto de la economía.
La apuesta de Massa con el dólar
Massa va a utilizar las herramientas que tenga a mano para tratar de enfriar la inflación. Le quedan pocas. El programa de "Precios Justos" no está dando el resultado buscado; eso está más que claro.
Lo más poderoso para intentar que baje la inflación es el movimiento del tipo de cambio. Por eso, Massa y Miguel Angel Pesce quieren utilizar al dólar como un ancla para evitar un desajuste mayor.
Un atraso cambiario no es positivo de ninguna manera, cavilan en el gabinete económico, pero "lo peor que podemos hacer es sumarle a la inflación la presión de un dólar que sube más, como quiere el FMI".
La evaluación es que si siguieran los consejos del Fondo, la Argentina corre el riesgo de ir a una inflación más alta, incluso, de la que existe ahora.
Para los técnicos de Washington, el Gobierno no puede agravar la situación cambiaria. Además, le reclama a Massa una suba de las tasas de interés. Un punto que va en línea con la mayor suba de los precios.
Massa y Pesce vienen evitando una nueva suba de las tasas de interés a pesar del recalentamiento inflacionario y de los reclamos del FMI.
El argumento es que "la tasa sigue siendo positiva", aun cuando se vino incrementando en los últimos meses. La condición del FMI es que la tasa de los plazos fijos vayan por delante del IPC.
No todo es el dólar: los otros desvíos bajo la lupa
El dólar y la inflación son dos de los desvíos que muestra la economía de Massa en este comienzo de 2023.
Hay un tercero: el desvío fiscal. Y ahí también el Fondo pone sus condiciones.
Lo ocurrido en enero con las cuentas públicas puede convertirse en tendencia, temen en Wall Street. El déficit fiscal creció 10 veces respecto al año pasado, por culpa de los menores ingresos en concepto de retenciones en medio de la sequía.
La recaudación de febrero también marca una señal de alerta ineludible. Tuvo una caída real de 9,5% el mes pasado, en relación a febrero del 2022.
Como dato positivo sobre la salud de la economía, tanto la recaudación del IVA como la de la Seguridad Social marcaron alzas unos puntos por encima de la inflación (+106% y +103% interanual, respectivamente).
Sin embargo, la salud de las cuentas públicas, con esta recaudación seriamente impactada por la sequía, muestra un deterioro notorio.
En el inicio de la campaña electoral, ahí también se viene un contrapunto entre el Gobierno y el FMI. Seguramente.