Segundo día sin cepo: el dólar cerró estable a $1.230 y la brecha con los financieros es la más baja en cuatro meses
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En el segundo día sin cepo, el dólar minorista se vendió en las pizarras del Banco Nación a $1230 para la venta. Es decir que cerró sin variación con respecto al lunes y se mantiene en el rango de bandas establecido el viernes por el Banco Central.
En cuando al resto de la plaza cambiaria, el dólar blue también siguió estable, a $1285. En el segmento bursátil, el contado con liquidación operó en $1242 (-1,1%) y el MEP se negoció a $1237 (-1,2%). De esta manera, la brecha se achicó al 4%, siendo la más baja desde el 11 de diciembre del 2024.
El nuevo régimen cambiario lanzado por el Gobierno nacional marcó el inicio de una etapa inédita para la política económica argentina. La introducción de bandas cambiarias, con un esquema de flotación administrada y la posibilidad de intervención activa del Banco Central, despertó un intenso debate entre economistas y actores del mercado. Para los especialistas, se trata de un intento por devolver previsibilidad al sistema financiero, mientras se busca reordenar la macroeconomía a partir de una mayor coherencia entre las variables fiscales, monetarias y cambiarias.
Los analistas señalaron que esta nueva fase incorpora aprendizajes del pasado y apunta a generar condiciones para la remonetización de la economía, fortaleciendo la demanda de pesos. Coinciden en que la implementación del sistema de bandas otorga al BCRA un mayor margen de acción para acumular reservas y regular la liquidez sin recurrir a la esterilización, lo que se alinea con una estrategia más integral de estabilización. La previsibilidad del tipo de cambio dentro de márgenes claros es vista como un elemento positivo en un contexto de alta sensibilidad del mercado.
Fuentes del sector financiero remarcaron que, si bien el esquema no está exento de riesgos, puede convertirse en una herramienta eficaz si es acompañado por una política fiscal consistente y una gestión técnica del Central. En particular, destacaron que el diseño contempla mecanismos para actuar tanto en escenarios de sobreoferta como de escasez de divisas, permitiendo evitar desbordes sin resignar la flexibilidad del sistema. El componente novedoso de las bandas cambiarias —donde el techo sube y el piso baja— también introduce incentivos dinámicos para el comportamiento de los distintos agentes económicos.
Para los expertos, la clave estará en la capacidad del Gobierno para sostener el rumbo en medio de las tensiones propias de una economía aún frágil. Si bien reconocen que el impacto de la medida dependerá de su ejecución concreta y de la evolución del frente externo —incluyendo factores como la cosecha y la relación con el FMI—, también advierten que el shock de expectativas inicial ha sido favorable. La nueva etapa ya está en marcha, y el mercado comienza a adaptarse a una cancha distinta, con reglas más claras para todos los jugadores.
Nueva etapa del plan económico
La consultora económica Ecolatina analizó en profundidad los anuncios realizados por el ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, quienes presentaron la llamada Fase 3 del programa económico. En esta nueva etapa, se estableció un esquema de flotación cambiaria administrada, que reemplaza al dólar blend y define bandas de flotación entre $1.000 y $1.400 por dólar. El piso de la banda bajará un 1% mensual, mientras que el techo subirá en el mismo porcentaje. Esta característica del esquema marcará un nuevo patrón de intervención para el Banco Central, que comprará divisas cuando el tipo de cambio toque el piso y venderá al alcanzar el techo.
Desde Ecolatina subrayaron que uno de los principales interrogantes será cómo se comportará el tipo de cambio dentro de ese rango. Aunque en la conferencia de prensa se mencionó la no intervención del BCRA en el mercado oficial de cambios (MULC), el comunicado oficial del organismo dejó abierta la posibilidad de operar dentro de las bandas en función de metas macroeconómicas o para moderar una volatilidad inusual. Este matiz introduce una zona de incertidumbre operativa que, según los expertos de la consultora, será clave para entender la dinámica cambiaria futura.
En paralelo, el nuevo esquema será respaldado por una significativa inyección de financiamiento externo. El primer desembolso del FMI, previsto para el 15 de abril, será de u$s12.000 millones y estará destinado a cancelar Letras Intransferibles, lo que dejaría las reservas internacionales netas cercanas a cero. Un segundo desembolso de u$s 2.000 millones se espera para junio, sujeto al cumplimiento del programa económico, que establece una meta de acumulación de u$s 4.000 millones en reservas netas hacia el 13 de junio.
A estos fondos se sumarían otros u$s 5.600 millones provenientes de organismos internacionales, junto con un nuevo acuerdo de REPO que complementará al ya firmado en enero por u$s 1.000 millones. Según los cálculos de Ecolatina, para fines de 2025 los desembolsos de libre disponibilidad ascenderían a u$s 23.100 millones, lo que equivale a casi la totalidad de las reservas brutas actuales. Este colchón externo será fundamental para sostener la transición hacia el nuevo régimen cambiario.
Impacto sobre el acceso al dólar y las nuevas reglas para individuos y empresas
La implementación de este nuevo régimen también vino acompañada de la eliminación del cepo cambiario para personas humanas. A partir de ahora, ya no regirá el límite de u$s 200 para el acceso al mercado oficial, ni tampoco la "restricción cruzada" entre el mercado oficial y el financiero (CCL). Pese a ello, se mantiene la percepción del 30% sobre los gastos turísticos y el dólar tarjeta, lo cual indica que algunos componentes del cepo continúan vigentes parcialmente.
Desde Ecolatina explicaron que el nuevo marco introduce un tratamiento diferencial para las empresas, separando los flujos de comercio exterior de los stocks de deuda acumulada. En cuanto a los flujos, se permitirá el pago de importaciones desde el momento del registro aduanero, eliminando la espera de 30 días. Para bienes de capital, se mantienen plazos, pero ahora se autoriza un 30% de pago anticipado, 50% al momento del despacho y 20% al ingresar la mercadería. Esto representa una mejora con respecto al régimen anterior, que ofrecía menor flexibilidad incluso para las PyMEs.
En el caso de las personas jurídicas, la restricción cruzada seguirá existiendo, pero comenzará a aplicarse desde el lunes posterior al anuncio. Hasta entonces, todas las empresas podrán acceder al MULC sin importar si cumplieron con los plazos establecidos por el esquema anterior. Esta medida transitoria busca facilitar la transición al nuevo régimen y evitar una disrupción en la operatoria cambiaria de las compañías.
En cuanto a los stocks acumulados, el Banco Central lanzará una nueva serie del BOPREAL, un bono diseñado para absorber deudas comerciales anteriores al 12 de diciembre de 2023 y obligaciones por dividendos previos a 2025. Asimismo, se permitirá que los balances correspondientes al ejercicio actual accedan al mercado oficial para pagar dividendos a accionistas no residentes, lo que podría aliviar presiones sobre algunas empresas extranjeras radicadas en el país.
Nuevo marco monetario
La modificación del régimen cambiario está acompañada por un rediseño del ancla monetaria. El Banco Central dejará de utilizar la Base Monetaria Amplia (BMA) como guía, y en su lugar comenzará a seguir de cerca la evolución del M2 transaccional privado, que incluye el circulante, las cuentas corrientes y las cajas de ahorro. Esta métrica, según Ecolatina, tiene un vínculo más directo con los movimientos de consumo y transacciones cotidianas, y puede ofrecer una mejor referencia para el control de la inflación.
El nuevo esquema contempla que, cuando el tipo de cambio se mantenga dentro de las bandas, el BCRA pueda intervenir en el mercado secundario de pesos. Esto incluiría tanto la compra de instrumentos financieros como modificaciones en las exigencias de encajes bancarios. Para los analistas de Ecolatina, esta estrategia busca otorgar mayor flexibilidad a la política monetaria y reforzar su capacidad de respuesta ante presiones inflacionarias o eventuales shocks financieros.
Otro punto central que aún permanece sin definición es la política de tasas de interés. Consultado al respecto, el presidente del Banco Central evitó brindar precisiones, algo relevante en un contexto donde recientemente se cancelaron los Pases activos y se registraron vaivenes significativos en los instrumentos en pesos. Desde Ecolatina interpretan que el equipo económico adoptó una postura de "esperar y ver", evaluando el comportamiento del mercado cambiario y la respuesta a la licitación del lunes siguiente, en un contexto marcado por la aceleración inflacionaria de marzo.
Esta falta de definiciones en torno a la tasa introduce una dosis de incertidumbre en la señal monetaria, justo cuando el gobierno busca estabilizar las expectativas. Según la consultora, el éxito del esquema dependerá en buena parte de la capacidad del BCRA para manejar de manera creíble su política de tasas, sin desincentivar la tenencia de pesos ni alentar la dolarización de portafolios.
Perspectivas de corto y mediano plazo
Para Ecolatina, el esquema de bandas cambiarias representa un avance en términos de normalización, pero también impone condicionantes sobre el proceso de desinflación. Al establecer un sendero previsible para el tipo de cambio, el gobierno busca evitar saltos bruscos, aunque eso no garantiza por sí mismo una baja sostenida de los precios. Esta podría ser una de las razones por las cuales se postergó su adopción en la previa electoral, según explican desde la consultora.
Asimismo, los analistas sostienen que el deterioro financiero registrado en el último mes podría haberse evitado si se hubiera aprovechado mejor una de las ventanas de oportunidad que planteaban los escenarios anteriores. Sin embargo, el paquete de medidas actuales podría tener impacto político positivo, ya que proyecta una imagen de orden y capacidad de gestión, especialmente por el levantamiento de las restricciones para individuos.
En el corto plazo, la clave pasará por recuperar la estabilidad nominal y reducir la demanda de cobertura cambiaria. De lograrse, el tipo de cambio oficial ubicado en una posición intermedia dentro de las bandas podría mejorar la competitividad del sector agroexportador. Esta ventaja se potenciaría con la reciente baja de retenciones, lo que permitiría encarar la liquidación de la cosecha gruesa en mejores condiciones.
A mediano plazo, desde Ecolatina remarcan que la desinflación será cada vez más dependiente de la credibilidad fiscal y monetaria. En un contexto de bandas amplias será esencial mantener la disciplina en las cuentas públicas, fortalecer la reputación del Banco Central y sostener un rumbo nominal que resulte creíble y sostenible. Solo así el nuevo marco podrá consolidarse y generar un entorno de mayor previsibilidad para el conjunto de la economía.
Una nueva fase económica con tipo de cambio flotante y bandas cambiarias
A su turno, el analista financiero Nahuel Bernués analizó el nuevo esquema cambiario presentado por el Gobierno, el cual introduce un régimen de flotación entre bandas acompañado de una renovada política monetaria. Desde su mirada, se trata de un programa económico completo y robusto, que no deja detalles librados al azar. Para el especialista, el nuevo sistema no solo ofrece mayor volatilidad, sino también previsibilidad, dado que se establecen márgenes claros para la intervención del Banco Central en el mercado cambiario.
Bernués señaló, en su cuenta de la red social X, que este marco abre una importante oportunidad para que la autoridad monetaria acumule reservas en función de sus objetivos macroeconómicos. En ese sentido, destacó la posibilidad de que el BCRA vuelva a ejercer política monetaria con herramientas tradicionales, algo que considera como un valor agregado sustancial de esta nueva fase. La capacidad de manejar la liquidez le devuelve margen de maniobra a la institución, que ahora puede intervenir con mayor flexibilidad.
Además, para el economista, esta propuesta demuestra un aprendizaje tanto de experiencias pasadas como de errores cometidos en la historia económica argentina. El modelo de bandas cambiarias, aunque inédito en el país, ha tenido antecedentes exitosos en otros contextos internacionales, como el caso de Israel. La apuesta del gobierno, entonces, implica no solo una corrección técnica, sino también un intento por devolver credibilidad al programa económico.
La remonetización también ocupa un rol central en esta estrategia. Con la emisión de pesos derivada de las compras de dólares en la banda inferior sin esterilización, Bernués considera que se facilita una mayor demanda de dinero, condición clave para acompañar el crecimiento. Según su análisis, la combinación de flotación dirigida y ancla monetaria marca un punto de inflexión en la hoja de ruta económica.
Tensión, expectativas y un cambio sorpresivo
El economista describió que los días previos al anuncio estuvieron marcados por una gran volatilidad e incertidumbre. La confirmación del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional dio lugar a una serie de rumores, y el mercado respondió con movimientos intensos. El dólar MEP cerró a la baja, los futuros de abril mostraron una demanda inusitada y la expectativa sobre el cambio del esquema cambiario creció fuertemente.
Sin embargo, Bernués apuntó que la eliminación del cepo fue una sorpresa para muchos actores del mercado. En un contexto donde los rumores eran múltiples y las interpretaciones abundaban, la decisión del gobierno de levantar las restricciones de acceso al mercado oficial de cambios para personas humanas no estaba en el radar de la mayoría. Para él, esto implicó un fuerte impacto en las expectativas, reposicionando al Ejecutivo como conductor firme de la agenda económica.
El analista remarcó que el gobierno volvió a tomar el control del "timón económico" de manera sorpresiva y contundente. El número conseguido en el acuerdo con el FMI refuerza esa imagen de solidez, al tiempo que transmite confianza en esta nueva etapa. Considera que se inicia un nuevo "partido" económico, con reglas distintas pero con objetivos claros de acumulación de reservas y estabilización del tipo de cambio.
Para el especialista, se trata de un experimento novedoso en la historia argentina, pero no así en términos globales. La aplicación de bandas cambiarias puede ofrecer una combinación de disciplina y flexibilidad, siempre y cuando el BCRA tenga las herramientas para intervenir de forma efectiva. El desafío, según su visión, es lograr credibilidad para que el mercado interprete correctamente los incentivos y actúe en consecuencia.
Bandas cambiarias: estabilidad con incertidumbre controlada
Bernués detalló que el nuevo régimen establece un techo de $1.400 y un piso de $1.000 para el tipo de cambio oficial, ambos ajustables mensualmente en un 1%. Este diseño implica que, con el correr del tiempo, el piso se irá reduciendo y el techo aumentando, generando una banda más amplia. Para él, este formato genera un entorno con incertidumbre pero dentro de márgenes previsibles, lo que puede incentivar decisiones económicas más activas por parte de los agentes.
El especialista destacó que esta estructura permite transmitir señales claras al mercado. En el caso de que el tipo de cambio se acerque al techo, las expectativas podrían derivar en un aumento en la oferta de dólares, ya que los operadores buscarían aprovechar las altas tasas en pesos, con la intención de recomprar divisas más adelante a un mejor precio. Esta lógica, según su análisis, puede generar efectos positivos como mayor estabilidad y menor presión devaluatoria.
Al mismo tiempo, subrayó que en la zona baja de la banda el incentivo a vender dólares es menor para los individuos, pero puede resultar más atractivo para quienes tienen necesidades inmediatas de liquidez. En este escenario, el rol del Banco Central será crucial, ya que podrá absorber o inyectar pesos según corresponda, ayudando así a mantener el equilibrio monetario y cambiario.
Bernués remarcó que este régimen también cumple un rol importante en la estrategia de remonetización de la economía. En particular, considera que la emisión de pesos resultante de las compras de dólares en la banda inferior —sin esterilización— contribuirá a reconstruir la demanda de dinero, condición necesaria en un contexto de recuperación económica.
Manejo del BCRA dentro de las bandas: un rol activo, pero no rígido
El economista explicó cómo actuará el Banco Central en este nuevo régimen. En la parte inferior de la banda, cuando el tipo de cambio alcance los $1.000 (o su valor ajustado en los meses siguientes), la autoridad monetaria comprará dólares para defender ese nivel e incrementar reservas. Esta operación generará emisión monetaria, que no será esterilizada, ayudando al proceso de remonetización de la economía.
En la parte superior de la banda, si el dólar se acerca a los $1.400 o su ajuste futuro, el BCRA venderá divisas para contener la suba y absorber pesos del mercado. Bernués destacó que esta estrategia permitirá retirar liquidez en momentos en los que la demanda de dinero se reduzca, contribuyendo a evitar desequilibrios inflacionarios.
Dentro de la banda, el tipo de cambio flotará libremente. Sin embargo, el especialista aclaró que el Central se reserva el derecho de intervenir de manera discrecional, tanto para acumular reservas como para suavizar episodios de volatilidad excesiva. Este margen de maniobra permite un equilibrio entre la intervención puntual y el respeto a las reglas del juego cambiario.
Para Bernués, el éxito del esquema dependerá en gran medida de la credibilidad de la política monetaria y de la capacidad del BCRA para sostener su reputación y poder de fuego. La previsibilidad en la intervención, combinada con un mensaje fiscal claro, podría reforzar la confianza y generar un entorno más propicio para la estabilización y el crecimiento económico.