Efecto blue: en junio la tasa de plazos fijos fue negativa en dólares y caen los depósitos
Por segundo mes consecutivo, los plazos fijos bancarios dejaron una pérdida a los ahorristas, si se las mide en términos de dólar blue: quien haya colocado el equivalente a u$s100 hace un mes, se encontrará hoy con que el capital más los intereses le alcanzan para comprar u$s90,7 -considerando que hayan elegido los bancos que pagan las mejores tasas del mercado, en torno a 2,7% mensual-.
El motivo de esta pérdida, naturalmente, es la tendencia alcista del blue, que se intensificó en los últimos días. Como siempre enfatizó el propio Toto Caputo, para los ahorristas la comparación verdaderamente relevante no es la tasa contra el IPC sino contra la variación del dólar. Y ese mismo argumento, que en el primer cuatrimestre le jugó a favor, ahora le juega en contra.
En otras palabras, ya se agotó el efecto del carry trade o "bicicleta financiera" que en el arranque del año jugó a favor del objetivo de desinflación. Después de un febrero que dejo un inédito retorno de 27% en dólares en apenas un mes, el rendimiento empezó a caer rápidamente a medida que la tasa se fue recortando y que el dólar mostró un leve movimiento al alza. Así, en marzo la rentabilidad ya había caído a 10% y, con el siguiente recorte de tasa, a un 3,5%. Pero en mayo ya se volvió a una tasa negativa.
La combinación de un dólar paralelo que sube y tasas de interés que se han recortado a niveles muy bajos han desalentado a los ahorristas, algo que se ve con claridad en la variación del volumen de depósitos.
Vuelven a caer los depósitos
Es en ese contexto de "licuación" de ahorros que en junio se volvió a constatar una caída del monto colocado en plazo fijo del sistema bancario: en términos reales, hay una disminución de 1,3% respecto del mes anterior. Es un elocuente punto de inflexión, porque se rompió una racha de tres meses en la que el dinero colocado en plazos fijos venía incrementándose mes a mes.
Esos montos habían crecido incluso en mayo, cuando ya estaba clara la política del ministro Caputo y su socio en el Banco Central, Santiago Bausili, en el sentido de acelerar el recorte de tasas para terminar con los pasivos remunerados del BCRA -y su consecuente inyección de pesos en el mercado-. Fue así que, pese a los dos recortes de tasas en apenas tres semanas, igualmente la cantidad de dinero depositada en plazos fijos había aumentado un 2,8% respecto del mes anterior.
Hasta ese momento, parecía que Caputo seguiría celebrando victorias ante sus críticos, que venían advirtiendo sobre los riesgos de su política monetaria, lo cual incluía, entre otros factores, la posibilidad de que se produjera una fuga en masa por parte de los ahorristas, al ver diluida su ganancia en dólares.
Es cierto que no todos los depositantes están habilitados para retirar los pesos y correr al mercado del dólar paralelo: la mayor parte del volumen en plazo fijo corresponde a empresas o individuos de alto nivel de ingresos, a quienes les resulta más complicado incurrir en esa práctica que a los pequeños ahorristas. Pero aun así, la licuación de los pesos bancarizados está incentivando a una búsqueda de alternativas de inversión que implicará una disminución en esta modalidad de ahorro.
En el corto plazo, según prevén las consultoras de economía, esta tendencia se irá acentuando, con lo que el volumen colocado en plazo fijo seguirá en niveles bien inferiores a los del año pasado -de hecho, en junio se registró una contundente caída de 47% en la comparación interanual-.
Esperando la tasa positiva
El propio Toto Caputo dio a entender que está comenzando una segunda fase de su estrategia monetaria, al anunciar públicamente que se terminó la época de las tasas negativas. Su mensaje al mercado consistió en un cambio de referencia: la tasa que paga el BCRA por los pases pasivos ya no debería ser considerada como la referencia de la política oficial sino que, en adelante, habría que enfocarse en las tasa de las letras licitadas por el Tesoro.
Desde esa óptica, la última operación de "rollover" de deuda, en la que se colocaron títulos por $8,4 billones, implica una nueva tasa de 4,2% mensual. La última vez que la tasa del BCRA estuvo en ese nivel, el sistema bancario les ofreció a los ahorristas de plazo fijo tasas en torno de 3,5%, un nivel muy superior al que actualmente se está remunerando.
Las declaraciones de Caputo fueron interpretadas por el mercado como una sugerencia para que los bancos ofrezcan un mayor premio a los ahorristas. De todas formas, aun cuando los bancos volvieran a los niveles de tasa de hace dos meses, igualmente se estaría lejos de ofrecer una tasa real positiva, que es la exigencia que volvió a plantear el Fondo Monetario Internacional.
"La tasa de política real debería volverse positiva para respaldar la demanda de pesos y la desinflación", fue la explícita recomendación que hizo Gita Gopinath, la poderosa vicedirectora del FMI.
Si se considera que la inflación de junio tendría un repunte respecto de mayo -con un IPC que los economistas proyectan en no menos de 5%-, aunque tuviera una corrección la tasa para los ahorristas de plazo fijo continuaría siendo negativa.
La consecuencia de esta situación es que se retroalimenta la fuga de las posiciones en pesos, porque cada ahorrista que sale del plazo fijo agrega presión a la cotización del dólar blue, lo que a su vez torna menos atractiva la tasa que se ofrece en los bancos por las colocaciones en moneda nacional.
El lento regreso del crédito
Como contraste con ese panorama poco atractivo para los ahorristas -que ya se empieza a manifestar en una caída de depósitos-, hay buenas noticias en el plano de los préstamos, que muestran una incipiente recuperación después de uno de los períodos de mayor retracción por parte de las empresas y los consumidores.
En junio se consolidó la recuperación que había comenzado en abril, cuando se quebró una racha de seis meses consecutivos de contracciones.
En la comparación con el mes pasado, junio registró una suba real de 9% en el volumen total de préstamos, con especial relevancia del crédito a empresas, que creció un 13%. Los préstamos al consumo subieron un 5% mientras que los prendarios lo hicieron a un 4%.
Los economistas interpretan este dato como un posible indicador de que el desplome en el consumo está llegando a su piso y ya haya empezado a rebotar.