Caos en funeral de Maradona: un fenómeno de masas que se convirtió en un búmeran para el Gobierno
La presencia de los restos de Diego Maradona en la Casa Rosada se convirtió en un imán de emociones demasiado poderosas de controlar. Con el pasar de las horas, esas pasiones a flor de piel en los cánticos, gritos y llantos de sus seguidores se tornaron preocupantes para el círculo más estrecho de Alberto Fernández. Y los temores se terminaron de confirmar con el estallido de incidentes.
Los más graves ocurrieron en los últimos minutos, cuando un centenar de simpatizantes desbordó las vallas e ingresó al recinto donde velan al exfutbolista. Fueron momentos de tensión en los que volaron botellazos y la policía respondió con gases. La gente quedó a escasos metros del féretro y de la familia del exlíder de la selección, que fue retirada de ese lugar por seguridad.
Un temor del Gobierno, hecho realidad
La calma llegó minutos después de que las fuerzas de seguridad cortaron el acceso a la Casa de Gobierno. La ceremonia se transformó así en un boomerang. Lo que el Gobierno había previsto como una celebración en paz y un espacio de catarsis social frente a una agenda política demasiado acaparada por la crisis económica viró por la tarde en escenas de caos, furia y heridos.
En los despachos oficiales temían desde temprano la posibilidad de desmanes ante la magnitud de la convocatoria. Conscientes de las filas de más de 20 cuadras a lo largo de la Plaza de Mayo, los funcionarios intentaron extender la ceremonia más allá de las 16, como dispuso la familia del exlíder de la selección argentina. Pero desde el entorno del exfutbolista se pusieron firmes. "No quieren", señaló una fuente oficial.
En respuesta, el Ejecutivo ordenó a las 14 el corte de la avenida 9 de julio y avenida de Mayo. Las fuerzas de seguridad decidieron interrumpir así el acceso a la marea de gente que seguía llegando con la expectativa de despedirse de su ídolo. Pero la medida desató de inmediato la reacción de los simpatizantes y la represión de la policía en la intersección de ambas avenidas.
El clima de desborde obligó a las autoridades modificar el recorrido del cortejo hacia el cementerio de Bella Vista, en San Miguel. En lugar de hacerlo por El Bajo y sin la participación de seguidores, se resolvió que el vehículo recorra la avenida de Plaza de Mayo. Y se extendió el horario hasta las 19, dos horas más de lo pautado. "Se extiende hasta las 19 por la gran cantidad de gente", confirmaron fuentes oficiales.
Fue entonces cuando se habilitó de nuevo el ingreso a la Rosada y se volvieron a registrar incidentes protagonizados por un grupo importante de simpatizantes, que superaron los controles en la entrada por Balcarce 50 y se apoderaron por un momento del salón donde estuvieron desde la madrugada los restos de Maradona.
Por la mañana, ya se habían vivido las primeras escenas de tensión a metros de la sede presidencial, cuando un grupo de barrabravas desbordó el vallado y forzó el desbande de los efectivos que formaban un perímetro. "Esto lo maneja la Ciudad", respondió un oficial de la Policía Federal. Mientras tanto, un hombre con su hijo rompía en llanto: "Estuve toda la noche esperando para entrar".