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Plan dolarizador de Milei: qué gurúes del exterior lo apoyan y quiénes advierten que es un peligro

El debate por la dolarización ganó la agenda política electoral nacional y la polémica llegó al exterior por ser la Argentina un integrante del G-20
23/08/2023 - 13:00hs
Plan dolarizador de Milei: qué gurúes del exterior lo apoyan y quiénes advierten que es un peligro

La dolarización es un proceso por el cual un país adopta de manera oficial la moneda estadounidense para su uso en transacciones económicas domésticas. La moneda extranjera estadounidense reemplaza a la moneda doméstica en todas sus funciones, reserva de valor, unidad de cuenta y medio de pago. Para algunos analistas se pierde la soberanía monetaria.

La misma idea que se analiza hoy, la intentó el extinto presidente Carlos Menem, junto a sus funcionarios, Pablo Guidotti, Pedro Pou y Roque Fernández. En el pasado no tuvieron éxito y el presidente riojano terminó su mandato sin el aval del gobierno estadounidense de entonces. 

Sin embargo, los ciudadanos argentinos sueñan en verde, en dólares. Para muchos, es la moneda de ahorro y la depreciación del peso sólo le deja la función de transaccionar bienes y servicios cotidianos.

Por ello, desde fines de la década del ‘90, cuando regía la convertibilidad ideada por el equipo de Domingo Cavallo, hasta hoy, se ha presentado a la dolarización de la economía como la fórmula mágica para poner fin a todos los males de una Argentina en permanente crisis financiera.

Para algunos analistas se trataba de una propuesta de fines del siglo pasado que no tenía chances de retornar a la consideración de la opinión pública, pero surgió un candidato presidencial carismático, Javier Milei, que la puso en discusión entre los economistas locales y, por la importancia geopolítica de la Argentina, entre analistas del exterior.

La dolarización y la eliminación del BCRA 

Desde luego que, en ese contexto, se anotó a favor el economista estadounidense y profesor de economía aplicada en la Universidad Johns Hopkins, Steve Hanke, quien trabajó junto a Domingo Cavallo en el plan de la convertibilidad y que afirmó, recientemente, la necesidad de resolver la crisis inflacionaria, dolarizando y cerrando el Banco Central.

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Steve Hanke afirmó, recientemente, la necesidad de resolver la crisis inflacionaria, dolarizando y cerrando el Banco Central

"La única forma de resolver el problema sistémico de la inflación en la Argentina es cerrar el Banco Central y el peso y ponerlos en un museo", afirmó coincidiendo con el candidato libertario Javier Milei en demoler el organismo regulador de la moneda nacional.

 "Sólo eliminando la institución cancerosa del BCRA, se puede estabilizar la economía argentina y si bien la estabilidad puede no serlo todo, todo es nada sin estabilidad" afirmó el economista cercano a Milei.

Que se necesita más que estabilidad para sacar a la Argentina de la crisis coincide la politóloga e investigadora ecuatoriana del Cato Institute, Gabriela Calderón, al señalar que "con la dolarización puedes tener un crecimiento mediocre o un crecimiento fenomenal porque la medida no es el único factor que lo determina. No es una panacea en sí misma", advirtió públicamente

Se trata de la opinión de una analista latinoamericana, oriunda de un país, Ecuador, que, junto a Puerto Rico, Panamá y El Salvador, han adoptado la misma medida monetaria.

La dolarización en El Salvador: qué impacto tuvo

El economista y profesor de la Universidad de Costa Rica, David Mauricio Chavarría González, analizó el proceso en El Salvador y expuso los beneficios de la dolarización en el país centroamericano.

"En El Salvador la ley convirtió a dólares todas las cuentas bancarias y permitió que los billetes locales, los colones, continuaran circulando por un tiempo hasta que desaparecieron por falta de demanda".

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El Salvador es uno de los países que tomó al dólar como su moneda

Consultado acerca de los beneficios, señaló, "...retornó el crédito a largo plazo en la moneda en la que están nominados los precios y los salarios y, al adoptar la medida, las tasas de interés cayeron inmediatamente aliviando la carga de las empresas y consumidores".

Al ser las tasas, una de las más bajas de Latinoamérica, los prestatarios privados se ahorraron cerca de 3.000 millones de dólares en pagos de intereses en una década.

"Esto permitió a las empresas locales aumentar sus inversiones productivas y pagar mejores salarios", señaló Chavarría González.

En contra: "Medida loca que convertiría a la Argentina en colonia"

Sin embargo, la idea no es del agrado de Ha-Joon Chang, oriundo de Corea del Sur, y uno de los economistas heterodoxos más destacados del mundo, especializado en la economía del desarrollo.

La idea del equipo de Milei es "la peor y más loca" de las medidas que "convertiría a la Argentina en una colonia estadounidense", afirmó el economista coreano en la publicación Naked Capitalism.

"Porque esto significa que sus políticas macroeconómicas se escribirán en Washington, DC. Ahora bien, en un país grande como los Estados Unidos, en realidad, cuando las políticas macroeconómicas se hacen en Washington DC, habrá estados en otros lugares de los EE. UU. que sufrirán, porque el gobierno federal podría estar ajustando la economía, porque en general hay inflación, pero en algunas regiones ya podría haber una recesión, y luego se verán en grandes problemas", advirtió Ha-Joon Chang.

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Para Robert Barro la dolarización fomenta el comercio, disminuye costos y estabiliza precios

No es lo que piensa el reconocido economista estadounidense Robert Barro, continuador del análisis de las uniones monetarias óptimas estudiadas por el Premio Nóbel en Economía, 1999, Robert Mundell.

Otra postura: por qué funcionaría la dolarización en Argentina

Para Barro la dolarización fomenta el comercio, disminuye costos y estabiliza precios. El experto admite que se pierde la posibilidad de realizar política monetaria contra cíclica para amortiguar crisis externas como las que sufrió la administración de Carlos Menem tras el denominado "efecto Tequila" de 1995 cuando se produjo una corrida cambiaria sobre los flujos de capitales.

A pesar de ello, Robert Barro recomienda la dolarización para el caso argentino por la falta absoluta de confianza en la moneda nacional y la fata de credibilidad en los planes de estabilización gubernamental.

"Específicamente, si un país propenso a la inflación adopta la moneda de un ancla creíble, elimina el problema de sesgo inflacionario de la política monetaria discrecional. Estos regímenes son mucho más creíbles que las promesas habituales, generalmente efímeras, de fijar el tipo de cambio. Muchos países también carecen de la disciplina interna e instituciones que puedan proporcionar un compromiso interno firme con una política monetaria dedicada a la estabilidad de precios", concluyó Barro.

Lo cierto es que además de las cuatro naciones latinoamericanos que dolarizaron en el pasado, Venezuela y Argentina están atravesando, en la actualidad, un proceso que se conoce como "dolarización espontánea", por el cuál la moneda estadounidense es más apreciada por la población que la moneda local.

"La dolarización no es una mala idea"

En ese contexto, el economista argentino Guillermo Antonio Calvo de la Universidad de Columbia sostiene abiertamente, desde el año 2018 que "la dolarización no es una mala idea".

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El economista argentino Guillermo Antonio Calvo sostiene, desde el año 2018 que "la dolarización no es una mala idea"

Calvo escribió "Un punto a recordar en el debate sobre si la dolarización es apropiada para los mercados emergentes es que estas economías todavía están emergiendo. Los movimientos en los tipos de cambio son costosos en este entorno. Si los responsables de la formulación de políticas analizan detenidamente las opciones de regímenes de tipos de cambio en las economías emergentes, podrían descubrir que los regímenes de flotación pueden ser más una ilusión y que los tipos fijos, especialmente la dolarización completa, podrían surgir como una elección sensata para algunos países".

Para Calvo la receta dolarizadora puede ser beneficiosa para países latinoamericanos y economías de transición de la periferia de la eurozona.

En ese sentido, el coreano Ha-Joon Chang sostiene que es necesaria una unidad monetaria al estilo de la eurozona para que la experiencia no se convierta en una pesadilla de aplicarse en un solo país, como la Argentina.

En Europa "la unión fiscal y la integración del mercado de trabajo son las condiciones necesarias para que ésta haga viable la unión monetaria. El mercado laboral está integrado, pero hay una barrera del idioma; así que no es perfecto", explica Joog Chang.

Ahora bien "... que Argentina acepte unilateralmente el dólar estadounidense como moneda es una locura, porque no tienes integración en el mercado laboral; no tienes transferencias fiscales.

No es como si los norteamericanos fueran a decir, Oh, chicos lindos en Argentina, ahora que quieren usar el dólar como su moneda, aceptaremos más inmigrantes de ustedes; te daremos algo de dinero. No. No pasará", advierte el experto.

Argentina necesita una consolidación fiscal radical

En ese punto coincide el ex representante estadounidense ante el FMI, Mark Sobel, quien, además, explicó, que "la Argentina necesita una consolidación fiscal radical para detener el ciclo perpetuo de exceso de endeudamiento, inflación alta e hiperinflación, incumplimiento e inestabilidad. Necesita pisar los frenos en la creación de dinero. Por doloroso que sea, es necesario para lograr la sostenibilidad y una transición hacia un futuro mejor. La Argentina también necesita una liberalización extensa y secuencial, no sirve con tipos de cambio múltiples, controles de capital y otras restricciones. Los bancos fuertes son imprescindibles", ahondó Sobel. "Ese es el trabajo duro que hay que hacer", señaló.

En estos puntos no coincide Tyler Cowen, economista estadounidense y titular de la cátedra Holbert C. Harris de economía en la Universidad George Mason, quien explicó: "Si bien la mejor alternativa para Argentina es la disposición de una política monetaria convencional, responsable y autónoma, esto resulta tan poco creíble en el contexto argentino que la dolarización se perfila como una alternativa muy prometedora para garantizar la estabilidad de precios, el retorno del ahorro y el crédito a largo plazo. Lo que Argentina necesita es una dolarización genuina", concluyó Cowen.

La pérdida que se produce al dolarizar es la posibilidad de obtener recursos por señoreaje, la ganancia que el emisor obtiene por la creación de billetes. El emisor suele ser el Banco Central de cada país.

Cuando el organismo emisor imprime los billetes lo hace a un costo menor de su valor en circulación. De allí deriva lo que se denomina "ingresos por señoreaje". En otras palabras, los ingresos que se obtienen de la creación del dinero, en efectivo, como papel moneda.

En ese sentido, el economista jefe del Instituto de Finanzas Internacionales, Robin Brooks, estimó que "... la dolarización es una estrategia sin salida potencialmente peligrosa. Podría sembrar la semilla de una gran contracción y un colapso, al tiempo que desvía la atención del duro trabajo de arreglar la economía. Con la dolarización, el crecimiento de Argentina dependerá de un superávit por cuenta corriente y de la entrada de capitales. Esto puede ser factible con un fuerte crecimiento mundial, altos precios de las materias primas, inversiones atractivas, un sólido estado de derecho y una moneda infravalorada", especificó.

A pesar que el análisis gira alrededor de la premisa de reemplazar los pesos argentinos por los dólares estadounidenses, el reconocido economista Paul Krugman ofreció una variante a la cuestión analizada.

El Premio Nóbel preferiría que Javier Milei hablara del euro en vez del dólar. En Twitter señaló que "Argentina realiza casi el doble de comercio con la Unión Europea que con EE.UU. En todo caso, deberían adoptar el euro". 

Sea como fuera, el debate no es actual y viene de antaño.

Existe una nostalgia en la Argentina por la década del ‘90 de fines del siglo pasado que podría rastrearse, más atrás, aún, cuando Milton Friedman, en el año 1973, mientras asesoraba a Richard Nixon, el presidente estadounidense que había anunciado dos años antes que el dólar dejaría de ser canjeable por el oro inaugurando el sistema de libre frotación que rige hasta la actualidad, afirmó ser "...partidario de la flotación para países grandes con políticas monetarias sanas; pero países como Argentina con pésima política monetaria, no deberían tener moneda propia", según relató al diario Clarín el economista Ricardo Arriazu que mantuvo un diálogo con el futuro Premio Nóbel en la sede del Congreso estadounidense en la ciudad de Washington.

La dolarización de la economía flota desde entonces como un fantasma que en la actualidad está a punto de corporizarse.

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