El inicio de acuerdo con el Fondo alejó una crisis cambiaria, pero aún hay debates y puntos pendientes
Hace unos días, Argentina anunció que logró finalmente, tras más de dos años de negociaciones, un entendimiento clave con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que prevé la orientación para los próximos años en materia de política fiscal, monetaria financiera y cambiaria.
Muchas voces debaten por estos días si es un paso positivo o no para nuestro país, sobre todo a raíz de la renuncia de Máximo Kirchner al rol de presidente de su bloque en Diputados. Hay diversas opiniones, pero en general, existe consenso entre los economistas respecto de que es un buen paso.
Lo positivo
Así lo reconfirma en diálogo con iProfesional Fabio Rodríguez, director de MyR Consultores Asociados, quien opina que "es un paso positivo, ya que aleja el escenario de default y por ende la desestabilización cambiaría e inflacionaria tan gravosas para nuestra economía". Así, advierte que "el default era un salto al vacío, seguir perdiendo reservas, una espiralización del dólar y una disparada de la inflación".
No obstante, tal como lo señala un informe que emitió la consultora a horas del anuncio del Gobierno con las primeras impresiones del inicio de acuerdo, el proceso fue muy difícil y "el presidente y ministro (Martín Guzmán) se movieron en un margen muy estrecho donde, además de la complejidad del acuerdo en sí, desde lo técnico, tuvieron que hacer equilibrio con los sectores más duros de la coalición del FdT que pretendía un salto al vacío yendo al default".
El economista destaca que, en ese tren, el presidente trató de remarcar fuertemente que es un acuerdo que no prevé grandes ajustes ni reformas políticas estructurales y trató de hablar hacia adentro, también, para contener los desacuerdos existentes en la alianza de Gobierno".
Rodríguez señala que esto está en línea con el debate que se dio en los últimos meses entre los distintos referentes del Gobierno y de la oposición respecto de la legitimidad del préstamo del Fondo y qué gestión había tomado más deuda, si la de Mauricio Macri o la actual, y uno de los puntos que se debatió es si es mejor endeudarse en pesos o en dólares.
"Muchos referentes de Cambiemos defienden un proceso de endeudamiento desastroso que tomaron, que prevé vencimientos en dólares para dos años superiores a los que hubo en los 10 años del gobierno anterior. Y, por otro lado, el oficialismo sobre-reacciona a ese discurso desestimando la dinámica de endeudamiento en pesos que lleva adelante el Gobierno", describe.
El debate sobre la deuda
Rodríguez explica que es muy importante preguntarse cómo son los distintos tipos de endeudamiento y en qué tipo de moneda conviene hacerlo pero advierte que hay que hacerlo con seriedad. Y es que sostiene que, tal como lo comprobó la Argentina en este proceso de negociación, "no es lo mismo hacerlo en los mercados exteriores y en una moneda que no generamos, que con entidades del sector público local, más allá de que ambas se tengan que honrar y conlleven riesgos".
Sin embargo, alerta que también es peligroso endeudarse, como lo está haciendo el actual Gobierno, en la propia moneda con títulos, emisión y deuda cuasifiscal, "sobre todo, cuando supera la propia posibilidad de absorción de la economía local". De hecho, señala que hoy hay más títulos y pases en los balances de los bancos que préstamos al sector privado y eso es una gran anomalía.
Los puntos del acuerdo
En ese contexto, tras casi dos años de negociación, el Gobierno finalmente logró llegar a un principio de acuerdo y, aunque el proceso fu muy duro y áspero en algunos momentos, Rodríguez destaca que "sorprendió para bien con algunos elementos":
- En primer lugar, deja un sendero para el déficit cero razonable, aunque pone cierto límite al financiamiento por parte del Banco Central para no seguir afectando la inflación y la dinámica del dólar,
- Se guarda cierto espacio para que la economía se pueda seguir recuperando,
- No exige una devaluación bruta, que era una gran preocupación
- No plantea un marco de reformas estructurales en las relaciones laborales, jubilaciones y empresas públicas estratégicas.
- Se pautó un nivel de déficit del 2,5% para este año.
Sobre este último punto, Rodríguez indica que puede haber dos interpretaciones: Por un lado, se puede decir que el ajuste de este año va a ser leve porque hay que ajustar del 3% al 2,5%. Pero, por otro, si se mide bien cómo hubiera sido 2021 sin el ingreso récord de dólares por la soja y sin el Impuesto a las Grandes Fortunas, el déficit hubiera estado más cerca del 4%. "Eso implicaría un esfuerzo más grande para bajarlo", dice. Entonces, se deberá bajar mucho la emisión y eso requiere una fuerte colocación de deuda local. La duda es si el mercado podrá absorber todo ese endeudamiento que se requerirá.
También considera que es un desafío la meta de acumular unos u$s5.000 millones de reservas este año. "Puede ayudar a ello el desembolso de Derechos Especiales de Giro (DEG), la ampliación del swap con China y financiamiento neto de otros organismos internacionales, que Guzmán los precisó en casi un punto del PIB", explica. Y considera que es importante seguir el tema de cualquier otro financiamiento bilateral adicional que Argentina pueda conseguir.
Otro punto sin definir es cuál será la magnitud y forma de rebaja de los subsidios. El crecimiento real debería ser importante en algunas franjas de la población. Tampoco se conoce la letra chica está en la parte monetaria y cambiaria. "El ministro anunció que la tasa de interés tiene que ir por arriba de la inflación y de la devaluación. Ello supone un gran desafío para manejar el abultado stock de deuda cuasi fiscal o Leliqs", alerta Rodríguez. Y en este sentido, a diferencia de muchos economistas, opina que "no están despejadas aún las dudas sobre un salto del tipo de cambio".
Una primera buena impresión
No obstante, reconoce que tiene una primera buena impresión del acuerdo. "Es sumamente importante ir acompañando la recuperación con una tranquilización del panorama financiero", destaca el economista. Y explica que lo que se anunció es el inicio de un acuerdo de facilidades extendidas, que implica la refinanciación de los vencimientos durante dos años y medio.
Así, adelanta que, en 2025, se reverá cómo se pagarán las cuotas que ahora se financian. "Lo más probable es que se vuelvan a refinanciar", dice. Y es que Rodríguez señala que Argentina tiene temas muy delicados y urgentes, como la brecha del dólar, la recomposición de las reservas y la inflación que debe resolver para poder cumplir con sus deudas.
"Este acuerdo no esclarece el horizonte de mediano y largo plazo, pero lo que hace es poner un plazo para resolver lo urgente", resume.
De este modo, desde MyR Consultores Asociados, señalan que, ahora se abre un compás de negociación y maniobras políticas para que el contenido del acuerdo sea digerido en la base propia y electorado del oficialismo. También en sus legisladores y con los de la oposición para impulsar la aprobación legislativa.
"Claro que después hay que poner en práctica el acuerdo, pero tiene un inicio positivo", prevé. Y anticipa que el Fondo va a monitorear constantemente los resultados, lo que pone incómoda a una buena parte del kirchnerismo.
Sin embargo, Rodríguez señala que, "aunque va a ser duro mantener la recuperación con acuerdo, hay que compararlo con lo que hubiera sido: una situación de absoluta incertidumbre y deterioro acelerado de la economía y de la vida de las familias.