"La situación del dólar es tan precaria que todas las medidas que puedan tomarse son riesgosas", alerta analista
En torno a una situación política y económica que se encuentra en tensión y con severos problemas de fondo, los analistas intentan analizar cuáles pueden ser las salidas viables para que Argentina supere una crisis que ya parece eterna.
En este sentido, iProfesional conversó con Pablo Repetto, director de la consultora GRA del reconocido economista Gabriel Rubinstein.
En la misma sostiene este experto que hay un "estrecho" margen de maniobra y que existe una clara falta de confianza e incapacidad de mostrar un plan consistente y sustentable.
-¿Qué impacto económico puede haber por la necesidad política que tiene el Gobierno de mejorar la situación antes de las elecciones de noviembre?
-Las decisiones del Gobierno para tratar de revertir (o al menos moderar) el catastrófico resultado de las PASO indica un aumento de los riesgos de estrés cambiario.
Si bien estaba previsto que en el último trimestre hubiera una fuerte inyección de pesos, como estacionalmente siempre sucede, la reacción de la Vicepresidenta conminando a Guzmán a acelerar el gasto para cumplir con las pautas presupuestarias, han provocado un aumento de los precios de los dólares libres, mayor presión sobre las reservas del Banco Central. Y, además, un aumento de las inconsistencias generales que ya traía aparejada la economía.
-¿El Gobierno puede dar vuelta su complicada situación?
-Es difícil que haya una vuelta de timón cuando lo que el Gobierno no ofrece es un mínimo grado de confianza. Esta falta de confianza y la incapacidad de mostrar un plan consistente y sustentable, con sectores internos que tironean cada uno para su lado, deja muy poco espacio para que el oficialismo pueda revertir el rumbo de manera de evitar el duro golpe que anticipó las PASO.
-¿Cuál es su lectura de la situación económica actual?
-La situación económica actual es extremadamente precaria con severo riesgo de estrés. Algo que proviene de la falta de un plan sólido que afronte los problemas de corto y largo plazo. La magnitud de los desafíos que enfrentan parecería ser ignorada por la dirigencia oficialista.
Con ello me refiero a los problemas relacionados con la pobreza, la creación de empleo y la educación hasta la política cambiaria. También la pérdida de reservas, la inflación y la falta de un acuerdo con el FMI, que sigue demorado y que obliga a usar los pocos dólares que quedan por cuestiones dogmáticas.
-En el marco de esta precariedad, ¿qué puede ocurrir con el dólar?
-El dólar oficial va a seguir atrasándose en relación a la inflación, creando mayor expectativa de devaluación y afectando de manera significativa el stock de reservas.
Pocos exportadores van a liquidar, y muchos van a tratar de sacarle la mayor cantidad de dólares posibles al Banco Central dado la política cambiaria que ejecuta la autoridad monetaria. Así, luego de las elecciones, el Gobierno podría intentar acelerar el ritmo de devaluación del dólar oficial, pero esto crearía una situación de inestabilidad adicional.
Es decir, si se intentara una corrección del tipo de cambio con un salto discreto en un escenario de debilidad política, sin haber acordado un plan sólido con el FMI, crecerían los riesgos de una devaluación descontrolada. En resumen, la situación cambiaria es tan precaria que todas las medidas que se puedan tomar lucen muy costosas.
-¿Y con el dólar libre?
-Respecto al dólar libre, creo que seguirá la presión producto de la emisión monetaria, que sería muy significativa. El Banco Central podrá moderar las subas gastando los pocos cartuchos propios que le quedan como reservas netas. Entonces, en un escenario de mayor estrés cambiario, podría tener una sobrerreacción, pero finalmente se acomodaría al ritmo de suba de los agregados monetarios en pesos, que es lo que viene sucediendo desde hace varios meses.
-¿Alcanzan las reservas hasta las elecciones de noviembre?
-Las reservas netas líquidas, incluyendo los DEGs que se usan para pagos y excluyendo el oro, al ritmo que vienen cayendo desde principios de septiembre a la fecha, alcanzan para llegar con lo justo a la semana previa a las elecciones.
Desde ahí en adelante, si continuara la caída de reservas netas, será contra la posición de oro o contra los encajes de los depósitos en dólares.
Hay que tener en cuenta que por la demora del acuerdo con el FMI, hoy por hoy, el stock de reservas brutas está compuesto por los swaps (China y otros), los encajes en dólares, el oro y los DEGS.
Es decir, ya se habría empezado a usar alguno de estos instrumentos para vender divisas en el mercado oficial o por medio de bonos. Como se sabe, los swaps no se han podido activar, y usar el oro implicaría venderlo, algo que denotaría la gravedad de la situación.
Por lo tanto, estimamos que la intervención del BCRA en el mercado tiene como contrapartida el uso de DEGs o encajes. Así, cuando llegue el momento de usar DEGS para el pago de la segunda cuota de capital con el FMI (en diciembre), el stock de los DEGS se habría agotado. O, de lo contrario, lo que habría ocurrido es que el Banco Central estuvo usando los dólares de los encajes para abastecer la demanda de divisas.
-Por lo que reflejan los datos oficiales, ¿se logró controlar la inflación?
-Los atrasos cambiario y tarifario actúan como dique de contención, por el momento, en la faz inflacionaria. El riesgo de un ajuste posterior a las elecciones del tipo de cambio y la necesidad de adecuar la política de tarifas, ponen en duda el control de la misma para 2022.
Pensamos que bajo un plan sólido, con acuerdo con el FMI y una política fiscal y monetaria prudente, la inflación podría controlarse en 2022. Sin embargo, las dificultades que ha demostrado el Gobierno para actuar adecuadamente a lo largo de 2 años, ponen un gran manto de dudas a un manejo consistente y prende las alarmas.
-Entonces, ¿qué salidas le quedan al Gobierno en lo inmediato para controlar esta situación tan compleja?
-Hay poco para hacer. El Gobierno se ha caracterizado por la implementación de controles y medidas represivas para lidiar con los problemas que ha ido generando a lo largo de su gestión. No vemos que pueda salir de esa lógica en el corto tiempo, por lo que esperamos más de lo mismo.
Algunas medidas, como las de licitar bonos atados al dólar, que pueden tener un poco más de demanda por cobertura, podría ayudar a dejar menos pesos en el mercado, pero no mucho más, dado que todo los pesos que logra retirar los vuelve a volcar a una plaza que luce empachada de pesos.
-Y más a largo plazo, ¿qué opina que puede ocurrir con la economía luego de las elecciones?
-Existe un estrecho camino en el que el Gobierno puede hacer equilibrio para evitar una crisis mayor. La capacidad de mantener ese equilibrio está puesta en cuestión por las medidas que se han venido tomando, y también por las presiones internas que sufren sectores del oficialismo que ven este riesgo.
En conclusión, la precariedad de la situación y la posibilidad de un severo stress cambiario exigen pericia y solidez en la toma de decisiones. Un desafío exigente para funcionarios que han visto cómo ha sido esmerilada su capacidad de acción por las internas dentro del Gobierno.-