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Fue a Irlanda a probar y nunca volvió: hoy vende yerba, dulce de leche y alfajores en Dublín

Sebastián Cooke fue a estudiar y al ver un nicho de negocio sin explotar abrió su local. Conocé la historia de South American Shop, un verdadero éxito
20/03/2022 - 07:45hs
Fue a Irlanda a probar y nunca volvió: hoy vende yerba, dulce de leche y alfajores en Dublín

Las cosas a veces no son como se planean, pero lo inesperado puede hacer cambiar el rumbo de tu vida. Eso le pasó a Sebastián Cooke, un entrerriano, licenciado en Comercio Exterior, que trabajaba en la Argentina y decidió dejar todo para irse a estudiar inglés a Irlanda.

El plan inicial era regresar a los seis meses cuando terminara el curso, pero descubrió un nicho de negocio que se convirtió en una oportunidad y en el medio para sobrevivir desde 2009, cuando llegó, hasta la actualidad.

Todo empezó cuando su estadía en Dublín, en la zona de Temple Bar (la más transitada de Irlanda), lo hizo notar que no había productos argentinos para comprar, mientras que la comunidad de latinos era muy importante. Él extrañaba la yerba para el mate, el dulce de leche, los alfajores, y todo dependía de alguna provisión que le llevara un amigo cuando viajaba a verlo.

Sebastián Cooke, fundador de South American Shop.
Sebastián Cooke, fundador de South American Shop, donde vende productos típicos argentinos

Esa escasez le hizo pensar en vender los productos típicos que se extrañan cuando uno sale de su tierra, que en general son los mismos para todos, y más aún cuando no se vuelve. No pensó en ese momento que la idea era el comienzo de su emigración definitiva de la Argentina, pero los meses pasaron, el curso llegó a su fin y no volvió, empezando una nueva vida.

De Concordia a Dublín

Sebastián Cooke nació en Concordia, Entre Ríos; estudió en la Universidad de Rosario; luego hizo un curso de Inglés en Estados Unidos; y de regreso a la Argentina se mudó a Buenos Aires, donde alcanzó un alto cargo en una naviera en Puerto Madero.

Las 9 horas diarias de oficina, más el tiempo para ir y volver a su departamento, lo agotaron, y por eso con 26 años decidió irse a Irlanda siguiendo los consejos de conocidos que habían experimentado lo mismo.

"Necesitaba hacer un corte y perfeccionar el inglés fue la excusa. Me habían contado que la gente es simpática en Dublín, que es como Montevideo o Rosario, una ciudad chica donde te encontrás conocidos todo el tiempo. En 10 días ya me sentía como en casa", recordó el joven, quien además de estudiar, buscaba algunos trabajos para subsistir. "No quería nada full time ni relacionado con mi carrera de Comercio Internacional, quería algo tranquilo", comentó.

Combo argentino para comprar en Dublin.
Yerba, dulce de leche y alfajores forman parte del combo argentino ofrece en Dublin.

A medida que pasaban los días se dio cuenta que no había un local con productos típicos argentinos, los cuales él mismo quería consumir, y ese fue el disparador de su gran proyecto. 

La apertura de South American Shop

Lo primero que hizo Sebastián fue pedirle a su familia que le mande desde la Argentina una valija con algunas cosas básicas para vender. Se las sacaron de las manos todos sus conocidos. Al poco tiempo fue por más, alquiló un local y se contactó con un proveedor español que tenía desde yerba mate hasta dulce de leche.

"El local lo abrí con la compra de un pallet de mercadería por 1.000 euros. Al comienzo era un minikiosco, con 40 dulce de leche, 40 yerbas Playaditos, 40 Don Satur", explicó.

El negocio empezó de forma inesperada a funcionar más de lo que Sebastián esperaba, y ese fue el inicio de un regreso al país que nunca sucedió. South American shop es hoy el principal local de venta de productos argentinos de Irlanda, y en las góndolas se puede encontrar desde yerba argentina y uruguaya, alfajores, dulce de leche, caramelos, hasta empanadas caseras o alfajores de maicena. Con mayor poder de negociación puede hacer mejores compras y hasta los proveedores lo llaman para ofrecerle cosas nuevas.

Los clientes son de todos lados del mundo. Primero reciben una gran variedad de latinos, pero también se acercan como europeos, muchos de ellos atraídos por el mate, quienes se terminan llevando el combo completo. "En más, muchos extranjeros nos explican las propiedades del mate que ni yo conocía, es un gran atractivo", comentó.

La pandemia reavivó el negocio

Aunque las cosas siempre le fueron bien a Cooke, aún habiendo llegado a Irlanda en 2009, cuando el escenario global no era el mejor, la pandemia reavivó el negocio de South American Shop.

"En pandemia duplicamos las ventas. Los  argentinos, uruguayos, paraguayos que viven acá y se quedaron en sus casas por el Covid19, no podían salir ni viajar, solo consumían. No tenían en que gastar los euros y venían todos los días para darse un gustito con nuestra mercadería", dijo el joven.

Una prueba de la necesidad de comprar y que fueran "cosas ricas con su raíces" fue la gran venta que tuvieron en ese tiempo de alfajores Havanna, uno de los productos más caros que venden. Para contextualizar, Cooke explicó: "Una caja de 12 alfajores Havanna sale 20 euros, lo que alcanza para comprar 18 productos en un supermercado, no es algo barato pero fue un éxito", remarcó.

También explicó que esto viene acompañado de algo común en el país donde viven. La vida es costosa en Irlanda, pero se trabaja muy bien. "Se vende mucho, se factura bien. Cuando las economías funcionan, todo funciona", comentó.

Productos de South American Shop para comprar vía online.
Productos de South American Shop para comprar online.

Otro dato que recalcó fue la ayuda del Gobierno para atravesar la crisis. Hubo subsidios para todos, no se pagaron impuestos, se pagaba la mitad del alquiler y el Estado pagaba a los empleados. "El Gobierno no quería que cierres el negocio, eso era una muestra de que algo no andaba bien", comentó.

También admite que día a día crece la cantidad de argentinos que llega al país, entre otros turistas de todo el mundo. "Dublín es una ciudad cosmopólita, hay gente de todos lados", cuenta. Comunidades de españoles, polacos y brasileros también frecuentan su negocio.

¿Se va a expandir?

Con un negocio que va tan bien, la pregunta a Sebastián fue si tiene en la mira abrir un nuevo local. Pero, por ahora, prioriza la tranquilidad.

"Si sube el trabajo baja la calidad de vida. La ambición la controlo con una balanza de la vida y el trabajo. Viajo mucho, el verano lo paso en la Argentina y lo quiero seguir haciendo", comentó.

En cuanto al funcionamiento del negocio cuando no está, tiene todos empleados argentinos, y destaca dos factores claves para que le vaya bien: no hay inflación, los precios nunca se tocan; y no hay juicios laborales, cada empleado cobra la hora trabajada y no hay problemas.

La zona donde vive Sebastián en Irlanda.
La zona donde vive Sebastián en Irlanda.

"Por ahora nuestra vida es esta", dice en referencia a él y su novia argentina que lo acompaña. "Estamos bien, y también disfrutamos de escuchar a la gente que viene, que nos compra, siempre buscando charlar, preguntando de dónde somos y recordando anécdotas argentinas", relata.

"No me fui mal del país, estaba creciendo"

La lógica dice que, quien se va de la Argentina, lo hace porque está mal y quiere algo mejor. Sin embargo, para Sebastián no fue así. "En mi caso fue todo lo contrario y mi familia no quería que me queda acá teniendo puertas abiertas en la Argentina, donde me iba muy bien. Pero viajar te cambia la cabeza y las ideas", explicó.

Cuenta que pensaba volver y desde lejos defendió siempre, con uñas y dientes, a quienes critican su país. "Mis amigos todavía me hacen bromas porque dicen que juraba que iba a volver al mejor país del mundo, pero sigo en Irlanda", dice entre risas.

Por otro lado, admite que la nostalgia siempre está presente en quienes dejan su tierra. "Cuando viena algún argentino a comprar y ve un caramelo Sugus me relata sus días comiendo ese producto hace muchos años atrás, en alguna provincia argentina, lo mismo que si llevan un dulce de leche, o cualquier mercadería. Siempre te sacan un lagrimón".

Sebastián en su negocio, con el mate y la camiseta de Argentina.
Sebastián en su negocio, con el mate y la camiseta de Argentina.

Por esto Sebastián no descarta volver. "Estoy muy conectado con la Argentina, siempre está la idea de regresar y estoy enamorado de mi país. Yo no pasé ninguna situación mala en dónde nací, estudié y tuve trabajo. Es mi caso, no puedo contar la vida de otro, sino que eso es lo que siento", explicó.

Lee los diarios, sabe lo que pasa, tiene amigos con historias negativas y escucha argentinos en Irlanda que dicen que con tres horas de trabajo se compraron unas zapatillas, que en nuestro país no pueden hacerlo. Están enojados y no volverían, pero no es su caso.

Así, Sebastián dejó las puertas abiertas para regresar algún día. Mientras tanto estudia idiomas. Sabe portugués, inglés, francés e italiano. Disfruta de la vida sin ambición desmedida y aprovecha su local de productos argentinos para charlar con los recién llegados que le hacen mantener bien latente las anécdotas de su pasado.

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