Mientras el albertismo y el cristinismo se cruzan cartas, el peronismo no tiene quien le escriba
El verano se despidió de la Argentina y nadie podrá acusarlo de haber sido "políticamente correcto". Dejó instalada una nueva crisis en el Frente de Todos, mucho más grave que cualquiera de las anteriores. El proceso de descomposición interna, que comenzara con los "funcionarios que no funcionan" y continuara con la catarsis pública y las renuncias luego de la derrota de las PASO, se aceleró con el capítulo de las posiciones antagónicas por el tratamiento de la deuda con el Fondo Monetario.
Ya no se trata de diferencias respecto de la capacidad de algunas personas, sino de interpretaciones opuestas sobre el rumbo de la gestión. Lo que para unos es el fin del comienzo, para otros es el comienzo del fin. El génesis y el armagedón se disputan el alma de una administración a la que resulta muy voluntarista seguir llamando de coalición.
A juzgar por los acontecimientos de las últimas semanas, lo correcto sería hablar de un gobierno de colisión. No ha quedado espacio para disimular la situación. La Presidenta del Senado convirtió a su despacho en un centro de reclutamiento de votos negativos y/o abstenciones a la iniciativa oficial para darle volumen político a su disconformidad con la negociación del ministro Martín Guzmán.
Funcionarios y dirigentes expresan públicamente las diferencias y las describen en detalle para delicia de las redes, los medios y la oposición. Cartas cruzadas de "intelectuales K" versus "intelectuales A" se reprochan mutuamente la responsabilidad por el virtual divorcio político. Unos proclaman la necesidad de la unidad del campo popular. Los otros contestan "moderación o pueblo".
La portavoz presidencial explica con naturalidad en las conferencias de prensa que la vicepresidente no responde los llamados de la Casa Rosada y que hasta el secretario de CFK "le clava el visto" a Alberto.
Lecciones olvidades en el Frente de Todos
Decía Perón que la conducción política es un arte sencillo y todo de ejecución. Resulta evidente que el debate entre socialdemócratas y progresistas no incluye las reflexiones y pensamientos del fundador del justicialismo. Se han abierto bares temáticos peronistas, estampado remeras con viejos logos nostalgiosos, tatuados brazos y espaldas con escudos y siluetas alegóricas, y distribuido pines y suvenires con su rostro. Pero su legado conceptual no se hace presente en el género epistolar de las internas del Gobierno.
"A juzgar por los acontecimientos de las últimas semanas, lo correcto sería hablar de un gobierno de colisión"
No se equivocaba Jorge Luis Borges al señalar que "la gloria es una de las peores formas del olvido". Quizás sería conveniente que asesores y speechwriters de las fracciones en pugna revisiten algunos capítulos de las obras completas del tres veces presidente. O, tal vez, bastaría con la consulta aislada a algunas de sus didácticas explicaciones respecto de los principios básicos del arte de la política. Al menos, para procurarse un GPS ante tanta confusión.
Hay muchos cientistas sociales pontificando sobre la lógica de las coaliciones y pocos repasando los modos de construcción y ejercicios del poder que, inspirados en el pensamiento pragmático del general, aplicaron líderes como Menem y Kirchner. Tal vez la explicación radique en que "los nuevos intelectuales orgánicos" que ofician de escribas de las misivas que van y vienen, provienen de La Cámpora, de agrupaciones y referencias de la izquierda o de fragmentos del FREPASO.
El peronismo, en cautelosa espera
Mientras tanto, el peronismo de los gobernadores e intendentes está solo y espera, observando con escepticismo discusiones que generan más interés en la opinión publicada que en la opinión pública. Los referentes provinciales y municipales, más cercanos a los humores ciudadanos, tratan de evitar que los alcance la ola anti política. A partir de allí establecen prudente distancia con la dirigencia nacional, que persevera en sus disputas intestinas acentuando comportamientos auto referenciales y narcisistas, material peligrosamente inflamable frente al incendiario discurso anti casta del ascendente Javier Milei.
"Cartas cruzadas de 'intelectuales K' versus 'intelectuales A' se reprochan mutuamente la responsabilidad por el virtual divorcio político"
Los sondeos de opinión revelan adhesiones crecientes para el libertario más allá de la derecha. "Cuando veo las peleas entre Alberto y Cristina, o entre los popes de Juntos por el Cambio, tengo la misma sensación que me invade cuando voy a reclamar por un problema ante una empresa de servicios o una dependencia pública y los empleados, desde el otro lado del mostrador, hablan animadamente de sus temas mientras los que tenemos los números en la mano esperamos a que terminen con sus chismes o su desayuno. Me siento ninguneada". Así se expresa una profesional joven, moza en un bar y recientemente licenciada en comercio exterior y en su fervor libertario.
El comienzo de la temporada otoño-invierno traerá las urgencias de la inflación y la ansiedad por el abastecimiento de la electricidad y el gas. Precios corriendo por arriba de las paritarias y cortes programados a la industria anuncian estanflación con el mal humor consiguiente. Será un semestre duro. La tormenta global reporta más dificultades que beneficios. Se requerirá de mucha gestión, coordinación, capacidad de comunicación y espíritu de equipo. Todo lo que ha escaseado últimamente.