Tensión en el Gobierno por la Ley Bases: se prende una alerta para Villarruel y el peronismo redobla la presión
La Ley Bases y el paquete fiscal se acercan al recinto del Senado en un clima de máxima tensión para el gobierno de Javier Milei porque todavía tiene los votos muy justos para la aprobación en general y esto abre un escenario incierto donde hasta un empate podría ser posible, mientras el peronismo/kirchnerismo se prepara para jugar fuerte tanto afuera como adentro del Congreso. En este contexto, varios empezaron a mirar a la vicepresidenta Victoria Villarruel, quien tendrá que manejar una sesión extensa y muy compleja para el oficialismo.
En las últimas horas, hubo dos señales de la tensión que se vive en el oficialismo. La primera fue el sábado, cuando al jefe de Gabinete, Guillermo Francos, le preguntaron por la Ley Bases y respondió muy cauto: "Vamos a ver el día de la votación". La segunda fue el comunicado con el que la Presidencia destacó que hubo una "recuperación del poder adquisitivo" de los salarios y advirtió que "es fundamental que el Congreso apruebe" los proyectos para acelerar ese proceso.
A esto se le suma que este lunes, antes de la reunión de Labor Parlamentaria para diagramar la sesión que se llevará a cabo el miércoles (cuánto tiempo hablará cada senador, cómo será la votación, etc.) se lo vio al vicejefe de Gabinete, José Rolandi, recorriendo el Senado, según pudo constatar iProfesional. Los gobernadores de la UCR y el PRO se sumaron a la presión con un pronunciamiento propio para que el Senado apruebe la Ley Bases.
La explicación para todo esto es una sola: La Libertad Avanza cuenta por ahora con 37 votos para aprobar la Ley Bases en general, la mayoría justa. "Estamos apretados", reconoció a iProfesional una fuente del oficialismo, donde entienden que en ese escenario hasta una gripe los puede complicar. No tienen margen para que nadie falte ni decida abstenerse al momento de votar.
El Gobierno, en alerta por Ley Bases: ¿por qué el rol de Victoria Villarruel puede ser clave?
"El apoyo es exiguo, justito", se sinceró el presidente provisional del Senado, Bartolomé Abdala, al ser abordado por la prensa cuando llegó al Congreso. Y es que incluso entre los 37 senadores con los que cuenta el oficialismo hay algunos que se supone que acompañarán, pero en realidad nunca terminaron de confirmar qué harán durante la votación en general.
El caso más notable es el del radical Martín Lousteau, que se diferenció de su bloque con un dictamen propio que propone muchas más modificaciones de las que concedió el Gobierno. El dialoguista Edgardo Kueider firmó con el oficialismo, pero en disidencia y dejó trascender que no es su intención bloquear, pero quiere más cambios y mantiene el suspenso. A la neuquina Lucila Crexell le filtraron que habría negociado una embajada y nadie sabe qué hará ahora.
Enfrente, los 33 del kirchnerismo van por el rechazo total y, en el medio, los santacruceños José Carambia y Natalia Gadano son otra incógnita. El Gobierno busca contrarreloj un acuerdo con ellos para que voten a favor en general y así quedar un poco más holgado. Es por eso que en el Senado varios empezaron a mirar a la vicepresidenta Victoria Villarruel.
La presidenta del Senado sabe que un escenario tan ajustado la obliga a estar alerta ante la posibilidad de que haya algún senador que se dé vuelta y la situación derive en un empate 36 a 36. Hoy parece algo improbable. En el peor de los casos para el oficialismo, si pierde algún voto podría contar como abstención, pero en el escenario actual ya nadie descarta nada.
En la Casa Rosada esa situación potencial se comentó en los últimos días, según supo este medio. "Ojalá", respondió, escueta, una alta fuente gubernamental al ser consultada en un off con periodistas por la posibilidad de que Villarruel tenga que desempatar.
Si bien la relación de la vice con Milei y más puntualmente con Karina Milei, la poderosa secretaria y hermana presidencial, es tirante, en el Senado todos destacan -incluidos los opositores- que la vice siempre "le juega bien" al Gobierno y se mueve para ayudarlo a cumplir sus objetivos. "Cuando la dejan", agregan las fuentes.
¿Cómo es el escenario para la sesión del Senado?
Villarruel tendrá que manejar una sesión extensa y muy compleja para el oficialismo. Con 37 votos justos también tendrán que estar todo el tiempo atentos al quórum porque el kirchnerismo no dejará pasar la oportunidad de hacer caer la sesión si ve que los libertarios pierden algún senador en el camino.
Además, más allá de la aprobación en general, deberá contar cuidadosamente los votos para cada capítulo de la Ley Bases y del proyecto fiscal porque varios de los opositores dialoguistas quieren introducir más modificaciones.
En el oficialismo dan casi por caída la restitución del Impuesto a las Ganancias que figura en el proyecto fiscal y no tienen todavía los votos para sostener como está el capítulo sobre privatización de empresas públicas en la Ley Bases. Por eso el oficialismo dejó trascender ahora que en la sesión podría aceptar que quede afuera de ese esquema Aerolíneas Argentinas, cuya venta es la más resistida.
La idea es cualquier modificación sea consensuada y evitar que, la que no tenga acuerdo del oficialismo, se imponga por una mayoría de dos tercios porque esto volvería imposible que los libertarios la reviertan cuando los proyectos vuelvan a Diputados. Ese es el objetivo que persigue el kirchnerismo, donde avisan que si no logran el rechazo al proyecto tratarán de sumar sus 33 votos a las modificaciones que propongan los senadores dialoguistas más alejados del Gobierno.
En ese sentido juega un rol clave el dictamen que presentó Lousteau con cambios no solo en esos temas, sino también en el régimen para las grandes inversiones (RIGI), que para el Gobierno es el corazón del proyecto, y también en el blanqueo de capitales que aparece en el proyecto fiscal. Es por esto que Francos mantiene abiertas las negociaciones hasta el día mismo de la sesión.
El peronismo se moviliza al Congreso y presiona adentro: ¿puede torcer el rumbo de la votación?
En ese marco, el peronismo/kirchnerismo está dispuesto a jugar fuerte. La presión más visible se dará afuera con la movilización que organiza para reclamar el rechazo al proyecto y que promete ser importante. La CGT y la CTA -que anunció un paro para el miércoles, cuando se debata la Ley Bases, con el fin de nutrir la protesta- encabezan la protesta a la que se sumarán también los movimientos sociales, pero además el Gobierno bonaerense de Axel Kicillof se sumó a la convocatoria.
"No hay un solo artículo, inciso o disposición en ese conjunto normativo que está en discusión en el Congreso que beneficie al pueblo de la Provincia", afirmó este lunes el ministro de Gobierno bonaerense, Carlos Bianco, mano derecha de Kicillof. De esta manera, ya no es solo un espacio político el que moviliza, sino un poder institucional, como es el Ejecutivo provincial, que contará con apoyo de intendentes y su estructura.
Pero la presión menos visible se da también adentro del Senado. Mientras el Gobierno nacional intenta acercar a los dos senadores santacruceños, la bancada de Unión por la Patria hace lo mismo. Según supo iProfesional, buscan convencer a Carambia y Gadano de que el Ejecutivo no les cumplirá la promesa que les hizo Francos de elevar las regalías mineras de 3% a 5%.
Además, los senadores de Unión por la Patria tratan de convencer a senadores radicales que ya adelantaron su rechazo a algunos artículos para que no voten a favor en general. Por redes sociales presionaron a Pablo Blanco, que se opone a la delegación de facultades. Hasta ahora no tuvieron éxito. La UCR, salvo por Lousteau, comprometió ya su apoyo a los proyectos más allá de las disidencias que puedan aparecer en la votación particular. No obstante, el kirchnerismo seguirá buscando sumar votos al rechazo. Ahora empiezan a mirar a Crexell.
En la reunión de Labora Parlamentaria de este lunes, Villarruel intentará consensuar y dejar establecidas las reglas de juego para la sesión. Ya es un hecho que la Ley Bases y el paquete fiscal volverán a Diputados, pero el gobierno de Javier Milei necesita evitar cualquier sorpresa que pueda frustrar también ese objetivo de mínima con el que se conformó para poder tener de una vez por todas la primera ley de su gestión.