A los 45 años heredará un imperio: llegó la hora del "príncipe" Jay Lee al frente de Samsung
Jay Y. Lee se prepara para tomar el mando de Samsung entre las dudas sobre su capacidad de gestión y bajo la sombra de Lee Kun-hee, hospitalizado a los 72 años tras sufrir un ataque al corazón.
El único hijo del presidente de Samsung ha ido escalando posiciones en la compañía hasta que hace dos años llegó a la vicepresidencia, desde donde desempeña un papel discreto mientras las decisiones importantes siguen siendo tomadas por su padre y tres directores de su confianza.
El heredero se ha mostrado hasta ahora tímido y carente del carisma de su progenitor, que logró transformar la compañía con una estrategia centrada en el constante desarrollo de sus productos."Cambiarlo todo menos a vuestra mujer e hijos", es el lema que suele repetir a sus empleados.
El patriarca de la familia ha sido para los surcoreanos lo más cercano a su Steve Jobs, un aura que dificulta la posición del sucesor.
Lee "junior", de 45 años, se enfrentará en el futuro a una larga lista de desafíos que incluyen mantener un 31% del mercado mundial de teléfonos inteligentes, consolidar el liderazgo en la división de televisores, donde los estrechos márgenes penalizan cualquier descenso de ventas, y desarrollar las nuevas divisiones de energía solar, biotecnología o accesorios electrónicos, un sector en el que Samsung está teniendo problemas tras el fracaso de sus relojes inteligentes.
Jay Y. Lee estudió historia en Corea del Sur antes de completar sus estudios empresariales en Japón y la Escuela de Negocios de Harvard. Sus intentos de hacerse un nombre fuera de Samsung fracasaron cuando su empresa de comercio electrónico quebró hace 13 años.
Empleados que han trabajado con él destacan que tiene un carácter más suave que su padre, es atento con sus subordinados y "acumula sobrada capacidad de trabajo", según sus testimonios a la prensa local.
Lee se ha convertido en los últimos años en la imagen de Samsung, recibiendo a personalidades y políticos dentro de una labor más diplomática que ejecutiva.
Samsung ha tratado de elevar su estatus dentro de la empresa, presentándole como un ejecutivo preparado que en los últimos años ha sido clave en el éxito de la empresa, según publica el diario El Mundo.
"Jay Y. Lee ha logrado extraordinarios resultados, incluida su incalculable contribución al crecimiento sin precedentes de los teléfonos inteligentes y el negocio de la televisión, contribuyendo al desarrollo de la marca", según la nota con la que Samsung anunció su última promoción.
El 'príncipe de Samsung' tiene a su favor no arrastrar el pasado de escándalos de su padre, condenado por evasión fiscal e incumplimiento de sus obligaciones en 2007, y más tarde indultado. Su carácter conciliador podría ayudar a poner fin a las batallas entre los miembros del clan que ha dominado la compañía en las últimas décadas.
El fundador de Samsung, Lee Byung-chul, murió en 1987 repartiendo la herencia entre sus tres hijas y cinco hijos, dentro de un acuerdo que dejaba la gestión al ahora convaleciente Lee Kun-hee.
El testamento no impidió que los hermanos terminaran batallando por el control de la empresa en los juzgados, rompiendo la regla no escrita entre las grandes corporaciones familiares de Corea del Sur, conocidas como chaebol, de lavar los trapos sucios en casa.
Sin apenas exposición mediática, y una personalidad reservada que le lleva a rechazar entrevistas, Jay Y. Lee es un misterio para los surcoreanos y la mayoría de los 270.000 empleados de la compañía.
Trabajadores, competidores y accionistas tendrán que esperar a que suba al trono para comprobar si el futuro del imperio está garantizado en sus manos.