El empresario que trajo la vacuna Sputnik desde Rusia inyecta millonarios fondos para ampliar su laboratorio
Con el objetivo de acelerar sus planes de negocios, Marcelo Figueiras acaba de ordenar una millonaria inyección de fondos a una subsidiaria de su Laboratorio Richmond que comenzó a operar en el 2022.
Se trata de una sociedad orientada a la explotación de productos farmacéuticos y otras especialidades medicinales, de productos químicos, alimentarios, suplementos dietarios y liofilizados que opera bajo la marca Laboratorios Richmond División Liofilizados.
El laboratorio utiliza una operación técnica de desecación ampliamente utilizada en la industria farmacéutica, que tiene una aplicación directa tanto en la mejora de la estabilidad del producto, como en la fabricación de medicamentos (liofilizados orales y polvos liofilizados).
Según expertos en el sector, consta de tres etapas congelación, desecación primaria y desecación secundaria. Tras congelar el producto por debajo de la temperatura de eutexia o temperatura de transición vítrea, se somete a vacío y calentamiento para provocar la sublimación del agua no ligada que ha pasado a estado sólido, mientras que la ligada, será elimina posteriormente en la desecación secundaria.
La empresa que trajo la vacuna rusa se expande en Argentina
En este sentido, la empresa fue constituida el 19 de septiembre de 2022 con un capital suscripto de $1 millón que luego se incrementó a u$s2 millones que, en su momento, eran equivalentes a $352 millones, de acuerdo al tipo de cambio de esa fecha.
Con ese importe, el laboratorio adquirió el inmueble en el que la sociedad lleva a cabo su actividad principal y que, según el sitio especializado Pharmabiz, se encuentra en la intersección de las calles 23 y 9 en el Parque Industrial de Pilar.
Sería una planta de 2.500m² que en su momento fue propiedad de Cevasa, empresa local dedicada a la fabricación de productos de uso veterinario como antibióticos, antiparasitarios, insecticidas y antiinflamatorios.
Ahora, a través de Richmond, el empresario decidió realizar a su subsidiaria un nuevo aporte de $100 millones para mejorar el perfil financiero de la sociedad y acelerar sus planes de expansión.
Al 31 de diciembre de 2022, el Patrimonio Neto de Richmond División Liofilizados era de $352 millones y había informado una pérdida de $888.438, correspondientes principalmente a gastos de organización y constitución.
Los fondos aportados ahora servirán también para la realización de las modificaciones edilicias requeridas para reconvertir la planta para salud humana.
"La finalidad es incrementar y consolidar la presencia del laboratorio en el mercado local e internacional, en especial en la región de América Latina, mediante la producción de nuevas líneas de productos", detalló Richmond en un comunicado enviado a la Comisión Nacional de Valores (CNV) para informar sobre el aporte de los fondos.
En la actualidad, el capital de la sociedad es controlado por Richmond y Figueiras, pero existe la posibilidad de que en un futuro ingresen nuevos socios tal como quedó establecido en el acta de creación de la compañía.
Mercado con mucha demanda y poca estructura
De acuerdo a Pharmabiz, el segmento de liofilizados oncológicos tiene una gran cantidad de actores en la Argentina, pero con una capacidad instalada que no resulta suficiente para abastecer la demanda.
De hecho, el sitio especializado enumera a varios de los players de este sector como el laboratorio nacional Eriochem, propiedad de Antonio Bouzada; IMA, que forma parte del grupo brasileño Cristália; la planta local de Glenmark; la nacional Kemex, empresa propiedad de Gustavo González; GP Pharm, de Jorge Braver; y Varifarma, de las familias Conti e Israel.
También figura el nacional Microsules, propiedad de Zulema Breitman y de Gustavo Malvestiti, que tiene operativa desde el 2018 su planta industrial en el Parque Oks de Escobar para la fabricación de oncológicos líquidos y liofilizados.