Incertidumbre y dudas entre empresarios por la economía post pandemia
Más allá del objetivo presidencial de llevar tranquilidad al sector empresario sobre el rumbo del país y las medidas que se buscan tomar para reactivar la economía, Alberto Fernández no logró su cometido durante su intervención en la jornada inicial del 56 Coloquio de IDEA.
Para los hombres de negocios que participan del tradicional evento que este año se realiza de manera remota y por streaming, la Argentina es un país pendular entre gobiernos que fomentan la apertura total y otros que se aferran al cierre de las fronteras económicas.
Entienden que se siguen sufriendo los mismos problemas de falta de seguridad jurídica, de ausencia de previsibilidad y de incongruencia en la continuidad de políticas públicas que permitan un crecimiento estable y consistente y conviertan al país en atractivo para las inversiones.
Lo manifiestan a través de sus críticas a la falta de definiciones del Gobierno sobre el verdadero plan de reactivación que sigue generando dudas y muchas inquietudes.
No fueron suficiente la convocatoria del Jefe de Estado a un diálogo abierto, a la búsqueda de consensos, ni el reconocimiento de que no habrá devaluación y que tampoco se confiscarán los depósitos bancarios.
El establishment local insiste en conocer cuáles son los lineamientos de la política económica que el ministro Martín Guzmán prepara para después de sellar el acuerdo por la deuda con el FMI.
Quizá el funcionario deje algunas pistas el próximo viernes, cuando se espera su participación en un panel con otros economistas preparado por los organizadores del 56 Coloquio de IDEA.
Es más que seguro que los empresarios que sigan la charla de cerca ese día lo harán con muchas preguntas y demasiados interrogantes para un momento sensible del país, con una pobreza que ya casi afecta a la mitad de la población, un PBI en caída libre y cepos e impuestos varios que traban y frenan posibles planes futuros.
Lo esperarán también con un fuerte rechazo al impuesto a la riqueza que, entienden, frenará inversiones que el país necesita.
Preocupación por la cuarentena y reclamo de un plan
Lo mismo ocurre con la incertidumbre sobre cuándo se comenzará a salir de la crisis sanitaria, más allá de que no dependa solamente del rumbo del Gobierno sino de la evolución del virus a nivel global o de la aparición de la vacuna.
Este escenario incrementa las preocupaciones, en especial teniendo en cuenta el rebrote en Europa que pone en alerta a todo el sistema de salud y que también ejerce presión nuevamente sobre el desempeño de la economía.
"Cuánto tiempo más se extienda esta pandemia, más nos costará salir de la crisis y poder reordenar las variables macro, tener una economía que vuelva a crecer, que generar empleo e inversiones", pronostican.
Por eso, los ejecutivos no se sienten cómodos con la falta de confianza que genera el Gobierno luego de más de siete meses de medidas de aislamiento que también afectaron la credibilidad ante los mercados internacionales. Tampoco lo están con la caída de depósitos o la falta de señales sobre la fecha de vencimiento del cepo, por ejemplo.
Critican la falta de difusión de un conjunto de variables económicas para el mediano y largo plazo, que de certeza a las inversiones y reconocen que quizá recién se envíen algunas señales luego de finalizadas las negociaciones con el Fondo.
Anticipan que el tema cambiario seguirá siendo un problema debido a que no se ha generado la confianza suficiente como para que cambie de rumbo. "Cuanto menos confianza haya más se disparará el tipo de cambio", advierten.
A modo de propuesta para restablecer la confianza en el corto plazo piden al Gobierno que difunda el derrotero futuro de su plan para los próximos cuatro años.
"Qué podemos esperar en el sector impositivo, fiscal, con las tasas de interés, el tipo de cambio", pide uno de los ejecutivos presentes en el encuentro vía Zoom con un grupo de periodistas que cubren el 56 Coloquio de IDEA.
El ejecutivo anticipa que este año la economía del país caerá 12% y que en el 2021 recuperará cinco puntos, con un PBI En constante reducción. "Por eso es fundamental mostrar las cartas, para recuperar confianza", agrega.
En tanto, un alto ejecutivo del sector automotriz sostiene que la brecha cambiaria actual genera distorsiones en su industria que terminan influyendo en la demanda por lo cual se debe tender hacia una reducción, generando divisas que lo permitan, teniendo en cuenta además que la falta de divisas extranjeras es un problema que ya lleva 50 años.
Del mismo modo, analizan la evolución del gasto público y la decisión del ministro Guzmán de no bajarlo, que la interpretan como un mensaje oficial sobre que será el Estado el que liderará casi de manera monopólica el proceso de cambio de expectativas.
Por lo menos asi lo entiende un encumbrado empresario automotriz y dirigente de la UIA, para quien el mensaje oficial es claro: "Decir que no hace falta bajar el gasto público es admitir que el Gobierno será el líder de la reactivación, el que sacará a la Argentina del pozo y lo llevará a ser un país exitoso", señala este dirigente industrial.
Está claro que su mirada es diametralmente opuesta y por eso entiende que será el sector privado el que podrá recuperar la competitividad de la economía, que dará la gran patada para avanzar.
Entre sus colegas también se entiende que el gasto público en sí no es un problema sino que lo es el déficit, ya que el sector público no puede vivir eternamente gastando más de lo que le ingresan a sus finanzas.
Por eso reclaman equilibrio fiscal como plan a corto plazo y como política pública permanente y estable que permita generar una administración del Estado responsable más allá de la ideología que gobierne.
"Gastar en exceso genera pobres y produce muchos problemas", señalan desde uno de los principales bancos del sector, a la vez que aclaran que la solución no es despedir empleados públicos sino generar las condiciones para lograr una política de equilibrio fiscal con el acuerdo de todos los partidos políticos para alcanzar una sana administración de los recursos.
Atan este reclamo al pedido de una reforma tributaria que incentive la producción, elimine tributos distorsivos como el que grava a los cheques, o Ingresos Brutos, o a las importaciones que habían desaparecidos pero que ahora volvieron hasta recargados.
Señalan que la carga fiscal viene subiendo desde el año 2000 y en la actualidad se ubica en torno al 42%, siendo una de las más altas del mundo.
En ese marco, consideran que de una vez por todas se debe reformar la ley de coparticipación federal para crear un sistema más justo de distribución de impuestos entre el Estado nacional, las provincias y los municipios para, de este modo, desincentivar la creación de tasas para financiar ciudades que están fundidas. "La reforma tributaria es una poderosa herramienta para generar incentivos", detallan.
La justicia y la institucionalidad fueron otros de los temas que intranquiliza a los ejecutivos. Consideran que se trata de un problema estructural que solamente se podrá resolver si despolitiza la elección de los miembros del Consejo de la Magistratura y si la Corte Suprema de Justicia finalmente falla a favor de la inconstitucionalidad del mecanismo utilizado actualmente para seleccionar a los integrantes de este organismo de justicia.
"De lo contrario, cada gobierno que llegue va a revisar e impugnar lo que hizo el Consejo de la Magistratura anterior, y así sucesivamente", destacan los empresarios.