Qué sucede con los programas de sostenibilidad y de diversidad e inclusión en empresas argentinas
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Ante los desafíos, nos hacemos más fuertes, aprendemos y nos transformamos. Eso parecen anticipar los especialistas en sustentabilidad corporativa y en diversidad, equidad e inclusión (DEI) para 2025. Se enfrentarán a un reto común a nivel internacional, el "backlash" diseñado para contrarrestar los avances conseguidos en estos aspectos durante los últimos años. En un nuevo Día Internacional de la Mujer (8M) vale la pena revisar el estado de situación de estos programas que generalmente hacen foco también en la equidad de género.
En esta discusión liderada por la perspectiva norteamericana y el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, la política argentina parece ser también punta de lanza. Y no quedan dudas que el cambio de óptica de los gobiernos ya está viéndose reflejado en el plano corporativo.
Luego de las elecciones en Estados Unidos, las empresas norteamericanas comenzaron a realizar recortes en sus políticas, programas y objetivos de DEI. Meta, Google, Amazon, Target, son algunas de las que no solo lo hicieron, sino que también alardearon de ello.
La junta de Apple, por su parte, cuyo CEO Tim Cook estuvo presente en la asunción de Trump para su segundo mandato, le pidió a los accionistas que se opongan a la propuesta de abandonar sus compromisos de DEI, diciendo que es "innecesario", ya que la empresa no discrimina en la contratación o promoción de talentos. También lo interpretó como un intento de "restringir la capacidad de Apple para gestionar sus propias operaciones comerciales ordinarias". El 25 de febrero los accionistas finalmente le dieron la razón: más del 97% votaron en contra de la propuesta que pide a Apple que "cese sus esfuerzos de DEI". .
Apple no está sola: los CEO de JPMorgan Chase, Nasdaq, Pinterest, Vista Equity Partners, todos se apoyaron en los datos para indicar que sus compañías seguirán promoviendo la diversidad de sus equipos para lograr mejores resultados y reducir el riesgo. Otro dato más: el 98% de los accionistas del retailer Costco ya votaron en contra de una propuesta que solicita un informe sobre los riesgos vinculados a sus iniciativas de diversidad e inclusión, rechazando el creciente escrutinio de estas políticas.
Pero el debate no se resume en un binomio, sino que la mayoría de los especialistas anticipan caminos intermedios, que cambiarán el foco o el nombre de las políticas y programas ya implementados para adecuarlos al clima de la época, sin recortarlos o eliminarlos. El último ejemplo más resonante de esta "vereda del medio" lo dio nada menos que la retailer de ropa interior y corsetería Victoria's Secret, una compañía que volvió recientemente a la Argentina con bombos y platillos.
En el pasado la marca fue criticada por la falta de diversidad de talles en su producción, por la conducta inapropiada de ejecutivos y directivos, hubo hasta denuncias de parte de las modelos en sus shows. En 2024 la marca volvió a hacer su tradicional desfile de "Angeles", pero con un cambio de óptica que la desvinculó de la sexualización de la mujer como objeto de deseo y lo llevó al plano de su empoderamiento. Pero arrancó 2025 retrocediendo en algunos de sus compromisos, como la promoción de líderes y trabajadores negros, mientras aseguró a empleados e inversores que seguirá con su compromiso de diversidad e inclusión en cuanto a su personal y de igualdad de oportunidades, siempre manteniendo el foco en la "cultura de alto rendimiento". Luego, cambió en su página web las políticas y referencias a los esfuerzos de DEI para reemplazarlos con un texto sobre "inclusión y pertenencia".
Al final del día, puede tratarse no solo de política sino de dinero. Los programas de DEI no están generando pérdidas en las empresas, pero quienes tengan contratos con gobiernos -o aspiren a tenerlos- que consideran que esas políticas son inconstitucionales, deberán ajustar al menos el nombre de sus prácticas de inclusión, equidad y medioambiente. Por otro lado, quienes busquen capital de inversores o mercados para sus empresas, continuarán mirando esos espacios antes de tomar decisiones sobre sus políticas.
DEI en empresas de Argentina
En diálogo con iProfesional, Gisela Dohm, socióloga magister en Derechos Humanos y especialista en DEI, relató que ya se notan los impactos de estos cambios a nivel social en las empresas locales. Por un lado, "las estrategias DEI están siendo revisadas para disminuir la exposición y reducir controversias internas en las empresas. Por ejemplo, algunas organizaciones han optado por poner en suspenso ciertas agendas que consideran que generan mayores polémicas y debates públicos, y optaron por enfocar sus esfuerzos en temas que generan menos controversias."
La especialista que es también parte de ELA (Equipo Latinoamericano de Justicia y Género) nota que, si bien las iniciativas DEI no dejaron de hacerse, hay cierta resistencia a comunicarlas o mayor cautela al momento de hacer anuncios públicos. "Además, es probable que, en función de restricciones económicas, haya una reducción en la inversión en determinadas acciones DEI. Esto podría traducirse en una menor asignación de recursos para capacitaciones, jornadas de difusión o en la reducción de personal dedicado a estos temas", avisó Dohm.
A Cinthia González Oviedo, fundadora de la consultora Bridge The Gap, no le sorprendió el "backlash" contra las políticas de igualdad e inclusión que se extendió por todo el mundo: "Venimos hablando de una fatiga de la diversidad y en el contexto mundial de esta oleada conservadora de la nueva era Trump ganando las elecciones presidenciales en los Estados Unidos; de Milei con una mirada que apunta a anular las cuestiones de diversidad y de género a nivel políticas públicas. Lo que vemos es que va a haber un impasse muy temporal pero después las compañías van a tener que rearmarse en relación a la diversidad que ya existe y está dentro de sus estructuras."
En lugar de pensar en eliminar dichas políticas, González Oviedo espera que las empresas dejen de verlas como una cuestión de "activismo" -a veces impostado-, un discurso plagado de buenas intenciones y poca estrategia, o una cuestión de cupos (que además, en pocos casos se dieron).
"Para las nuevas generaciones el factor género, lejos de una postura activista, va a empezar a ser un factor cada vez más grande. Vienen con brechas intergénero, se está hablando en el mundo de dos generaciones en una: es decir que no es lo mismo trabajar con varones Gen Z que con mujeres de la misma generación. Para tener engagement con estas generaciones, las organizaciones van a tener que hacer acciones comunicacionales, de atracción y de retención diferentes", apuntó la directora de Bridge The Gap.
Dohm también ve el riesgo para las empresas que desanden el camino en esta materia. "La palabra, el compromiso y la reputación de la empresa puede ser ampliamente dañada ante una expresión tan lábil del compromiso hacia la DEI. Esto no tan solo puede dañar el sentido de pertenencia y compromiso de las personas que trabajan en la organización, que vienen comprometidos y han apoyado estas acciones, sino además puede resentir la imagen ante clientes, stakholder y la cadena de valor."
La experta retomó el estudio de Trust Edelman sobre el "Barómetro de Latinoamérica (2023) Navegando un mundo polarizado", que evidencia las personas confían y reconocen en las empresas como una de las instituciones más confiables, y además, esperan que estas hagan más y no menos en términos sociales, el cambio climático y la discriminación. "En general, adoptar posiciones radicalizadas puede resultar una mala estrategia en un mundo cambiante y en sociedades polarizadas", recordó.
DEI suma al negocio
Desde el punto de vista más pragmático y pese a los discursos agoreros, las políticas DEI hasta ahora no fueron una pérdida de tiempo y recursos, sino que sumaron al negocio. Dohm recuerda que los últimos informes elaborados por Mc Kinsey (2023) las empresas con mejores representaciones en sus consejos de administración en términos de género y etnias tienen mayores probabilidades de tener mejores resultados financieros.
"Sabemos que tener plantillas con mayor diversidad en las personas que la integran fomenta mejoras en las miradas innovadoras, en la busque de solución a los problemas y más proximidad con las necesidades del mercado y clientela que también tiene una conformación diversa", apunto la integrante de ELA.
En líneas similares, la fundadora de Bridge the Gap advirtió también que el impacto de retroceder en las políticas DEI de parte de una empresa se percibirá desde el punto de vista del marketing o de cómo se piensan productos para estas nuevas generaciones: "La oportunidad va a estar del lado de las marcas u organizaciones que sí tengan en cuenta esta revolución y cómo impacta la misma en tendencias de consumo."
Desde ágora, la agencia de reputación, comunicación estratégica, ven un movimiento similar sobre las políticas de medioambiente, relación con la sociedad y la gobrernanza (ESG, por sus siglas en inglés): "En un mundo hiperconectado, la reputación corporativa se construye o se destruye con rapidez. Las nuevas generaciones de consumidores exigen algo más que productos y servicios: quieren principios. Las organizaciones que integran ESG en su ADN corporativo y lo comunican de manera efectiva alcanzan altos niveles -muchas veces sin precedentes- de confianza y lealtad."
No se prevé entonces que se desechen estos objetivos y programas de ESG. Por el contrario, "este año marcará un punto de inflexión para las empresas que decidan priorizar la ética y la sostenibilidad," consideran en ágora: "Los líderes visionarios comprenderán que los aspectos ESG, actualmente, son el motor esencial para la resiliencia, la innovación y el crecimiento de largo plazo".
Medioambiente, sociedad y gobernanza
Trump considera al cambio climático un engaño, y la salida de Estados Unidos, el segundo mayor emisor de carbono, del Acuerdo de París podría impactar el proceso de negociación de la ONU sobre el clima en general.
La Argentina ya había dado varios pasos en la misma dirección. Por ejemplo, al degradar al Ministerio de Ambiente al rango de Subsecretaría, realizar ajustes en el presupuesto ambiental, y retirar de manera inédita a la delegación argentina de la COP29, la conferencia climática internacional más importante de las Naciones Unidas.
En este aspecto, también se habla de una respuesta a la "fatiga" del protagonismo que cobraron en los últimos años los criterios ESG. Lucas Peverelli e Iván Buffone, socios directores de Business & Sustainability, mencionan que "como suele pasar cuando algo adquiere un tono tan masivo, las conversaciones se han vuelto cada vez más complejas."
"El 'greenwashing' y el abuso de términos técnicos con siglas que abordan una gran variedad de temáticas ha generado un contexto en el cual muchas personas miran a la sustentabilidad con cierta desconfianza. Las restricciones que se impusieron a las empresas por las metas climáticas, además, generaron una discusión que evidentemente se politizó. Al mismo tiempo, un entorno geopolítico en donde hablar de ambiente se empieza a asociar con un partido político o el otro puede tener un impacto negativo en los objetivos sustentables. El boom de las ESG quedó bajo la lupa", afirman.
¿El clima político podría tener un correlato sobre los objetivos de sostenibilidad de las empresas entonces? "Los compromisos asumidos son de largo plazo y no tienen que ver sólo con normas y regulaciones gubernamentales, sino que con cuestiones de acceso a crédito y financiación; posicionamiento y reputación; y acceso a diferentes mercados y cadenas de suministro", opinaron.
A la vez, aclararon que en los últimos años la sustentabilidad se transformó en una gran herramienta de competitividad, generando eficiencia, mitigando riesgos, generando visibilidad y abriendo la puerta a nuevos mercados, clientes e inversores, y es por eso a que apuestan a que en este nuevo contexto habrá una evolución de las ESG y no una desaparición.
"El foco va a estar menos en terminologías (que de tanto repetirlas se tornaron cliché) y más en generar un impacto real. Esto se puede evidenciar en casos concretos, incluso en el caso de Estados Unidos: con proyectos de litio en California, plantas solares en Texas, fábricas de baterías y coches eléctricos en Georgia. Casi el 60% de los nuevos proyectos de energía limpia en EE. UU. desde 2022 están en distritos republicanos que votaron a Trump y que se beneficiarán de inversiones que aportarán más de u$S400 mil millones a la economía estadounidense", ejemplificaron los expertos.
El impacto de la ESG para la productividad puede verse en la Argentina también. Por caso, informes de la Bolsa Argentina (BYMA) mostraron que las finanzas sostenibles crecieron un 47% en el país, siendo los bonos verdes los instrumentos más promisorios. Incluso recientemente la calificación en sustentabilidad se extendió a otros instrumentos más simples como pagarés -como el caso de la empresa B Smod, que lanzó el primer pagaré verde en septiembre- y cheques verdes -como el que Trasa, empresa B dedicada a la inclusión financiera, emitió en noviembre.
En estos días nada menos que el club River Plate sorprendió con el lanzamiento de una nueva obligación negociable SVS, lo que indica que el destino de los fondos reunidos tendrá un doble impacto, tanto económico como social y ambiental. Con el respaldo de BBVA y otros cuatro bancos, el club salió a emitir hasta $12.000.000.000, con el fin único de construir la "Casa River", un espacio para albergar alrededor de 80 jóvenes de entre 11 y 18 años de sectores socioeconómicamente vulnerables de todo el país, bajo la premisa de que una beca deportiva los ayudará a mejorar las condiciones para su futuro y sus familias.
En ese contexto, para los socios de Business & Sustainability, "la posibilidad de identificar atributos sostenibles en los instrumentos financieros aparece como un elemento central para ser más relevantes, destacarse y poder atraer más fondos en un contexto de boom financiero muy positivo en Argentina, pero extremadamente competitivo."
Qué pasará en el futuro
"De cara al futuro, las empresas podrían redefinir sus estrategias de ESG, virando su foco a no solo temas ambientales, sino que incorporar lo social con iniciativas para abordar la pobreza, desigualdad de oportunidades y educación de calidad", completaron desde Business & Sustainability.
A Dohm le preocupa en particular el incremento de conflictos entre empleados por contenidos que hoy encuentran validación en discursos de odio, discriminación, racismo, homofobia y machismo desde el plano político: "Esto representa un desafío significativo para las organizaciones, que deben cumplir con su responsabilidad de garantizar espacios laborales libres de discriminación, acoso y violencia. Las empresas con un largo historial en estrategias DEI pueden enfrentar estos nuevos desafíos con más herramientas y habilidades", agregó la especialista.
¿Pero deben las empresas preocuparse por este aspecto de las relaciones entre empleados? Por caso, en Estados Unidos, un estudio de Resume Now entre 1.000 empleados en enero mostró que el 91% ha observado o experimentado enfrentamientos políticos en el ámbito laboral, y el 81 % dice que el lugar de trabajo se ha vuelto más tenso desde las últimas elecciones.
Las discusiones políticas son cada vez más frecuentes y acaloradas: el 72% dice que han aumentado y el 75% dice que se han vuelto más intensas. Más aún, el 51% confirmó que evita activamente colaborar con compañeros de trabajo que tienen puntos de vista opuestos, y el 92 % apoya políticas para limitar las conversaciones políticas en el trabajo.
Pero más allá de estas tensiones, el impacto real de este cambio de óptica en las políticas de ESG y DEI está por verse. Desde Bridge The Gap creen que este aparente retroceso en cuestiones de diversidad, de desfinanciamiento de las áreas y programas DEI en las compañías a nivel global, va a ser algo transitorio porque se va a imponer la realidad de las nuevas generaciones y de las nuevas tensiones que hay, más allá de ideologías políticas. Y también va a ser una oportunidad de poder diferenciar estrategias de diversidad o áreas DEI dentro de las compañías respecto a sesgos ideológicos o tintes políticos.