Inflación: economistas alertan que en abril superará el 5%, ¿qué impacto puede tener en dólar y tasas?
Los datos de inflación alarman a los analistas, sobre todo después del 6,7% registrado en marzo, la cifra histórica mensual más alta en 20 años. Ahora, advierte que en abril puede arrojar un número bastante elevado.
Todo en un marco en el que el dólar, por el momento, se encuentra en un valor controlado, las señales de crecimiento son muy difusas y las negociaciones salariales toman temperatura.
De acuerdo con el último informe de la consultora LCG, fundada por el economista Martín Lousteau, el registro de inflación de abril estará "por encima" del 5%.
"En cualquier circunstancia, ese dato será difícil de procesar. Podrá ser presentado como una desaceleración respecto al 6,7% de marzo, pero en el gabinete económico seguirá preocupando. Es que ya deja un piso de inflación del 65% a 70% para 2022, incluso cuando desacelere por debajo del 4,5%", alerta el estudio.
Por lo tanto, para los economistas de LCG, esta situación obligará al Banco Central a realizar otra suba de la tasa de interés en mayo, "algo que no va en la dirección que pretendía el Gobierno: camuflar el ajuste con el relato de la recuperación maquillada de crecimiento".
Por otro lado, afirman que la inflación en estos niveles "no permite" una recomposición salarial importante, y la única ancla nominal estricta que le queda al Gobierno, sin desviarse del acuerdo con el FMI, "es justamente el salario".
Inflación, costos políticos y acuerdo con el FMI
Toda esta situación, para los analistas, "pega de lleno en el ´proyecto´, en las chances electorales del oficialismo y en el malestar interno de la coalición, y, además, claro, en la actividad".
En resumen, para los próximos meses, a todo este escenario de inflación muy alta y salarios que van por debajo de los precios, se le suman las revisiones del Fondo Monetario.
"Luego de la revisión de mayo del FMI, el Gobierno posiblemente se enfrente al dilema de traicionar o no el acuerdo", alertan desde LCG.
A respecto, consideran estos economistas que "la clave" es el ritmo de movimiento del tipo de cambio nominal.
Dólar y suba de tasas de interés
Hasta el momento, opinan los expertos que el Banco Central estuvo convalidando una suba de la tasa de depreciación del peso, "pero difícilmente quiera aceptar un ritmo devaluatorio en torno al 5% o 6% mensual por mucho tiempo. Más en este contexto".
Así, sostienen que la autoridad monetaria "tendrá la excusa de que no hay una meta cuantitativa de tipo de cambio real, pero sí hay una meta de reservas internacionales".
El problema que se plantea es que el objetivo de aumentar la cantidad de dólares que posee el Banco Central "será difícil de cumplir con un dólar que vuelve a atrasarse, sin afectar importaciones vía más controles".
Por eso, se afirma que la "suerte" de la recuperación también empieza a estar ligada a la balanza comercial.
Es que en un período estacionalmente favorable como el actual, por la época del año de venta de cosecha gruesa del campo y, por ende, de mayor liquidación de divisas, el BCRA no logró acumular reservas más allá del desembolso recibido por parte del FMI.
Segundo semestre: ¿complicado?
En esta sintonía, todas las miradas se posan a la segunda parte del año, cuando no ingresa de forma genuina un caudal relevante de divisas por parte de las exportaciones.
"La economía del segundo semestre aparenta ser una de disimulo del atraso cambiario compensado con mayores controles, lo que llevará a mayor conflicto con industriales, que verán mermada su capacidad de recurrir a insumos y tendrán presiones salariales fuertes", alertan desde LCG.
Y agregan los economistas: "Empieza así a notarse que lo que lucía como un acuerdo light, sólo puede ser catalogado así en sus objetivos, quizás, poco ambiciosos comparados con otros programas con el FMI. Pero, así y todo, el costo para el oficialismo es muy elevado".
Sobre todo, porque se afirma que peso de la decisión recaerá íntegramente sobre el Presidente Alberto Fernández y, en especial, sobre su equipo económico.
"Aún resta mucho tiempo para distraer al público con el entusiasmo de unas nuevas elecciones, en las cuales el Presidente podría intentar un relanzamiento de su gestión. Pero hacer eso implica deshacerse de gente que es propia, cuestión que podría ser una señal de debilidad en la discusión dentro de la coalición", concluyen los analistas de LCG.