El Banco Central, con bajo nivel de reservas: qué impacto se espera para el dólar, según Juan Luis Bour
La extensión de la pandemia hoy ocupa un lugar central para todos, pero detrás de este problema en Argentina se solapan una serie de desfasajes que se deben ajustar y corregir para impulsar la economía.
Para conocer la radiografía actual de aspectos clave como dólar, inflación y deuda, iProfesional entrevistó a Juan Luis Bour, director y economista jefe de FIEL.
El experto realizó un análisis sobre el impacto de las restricciones cambiarias y bajas reservas, y también efectuó un pronóstico preocupante sobre el futuro del país para los próximos años.
-El Gobierno tiene muy pocas reservas netas, ¿qué estima que puede pasar con el dólar en este año electoral?
-La desesperación por la falta de dólares se refleja en varias dimensiones. Empezó en su momento con los controles cambiarios que, junto a la emisión monetaria, hicieron saltar la brecha. Con ello se perdieron reservas y, finalmente, eso se trasladó a inflación. Hoy se refleja en que el Banco Central devalúa pari passu con inflación o por arriba de la misma, desesperado por obtener dólares. Eso se va a agravar durante el año, ya que lo más probable es que se privilegien los pagos al FMI y al Club de Paris, que en caso de concretarse suman de aquí a fin de año u$s6.300 millones. Por otro lado, la falta de reservas pega no sólo en la brecha, devaluación y servicios de deuda, sino sobre la economía real en forma directa e indirecta.
La decisión de reforzar las restricciones a importar, que se insinuó desde el primer día de la gestión de Alberto Fernández, es decir, tiempo antes de que apareciera la pandemia, está llegando al punto de afectar insumos esenciales para el corto y mediano plazo. Sobre todo en tecnología. Ello, a su vez, conspira contra la velocidad de recuperación de la economía, no sólo en 2021, sino en el horizonte hasta 2023. En este contexto, la escasez de dólares se mantendrá, más allá de todas las restricciones, y el valor del dólar dependerá del nivel de la represión en los distintos mercados. Esto incluye una creciente contención financiera por las tasas negativas en términos reales, ya que se cierran alternativas para colocar los pesos.
-El FMI es un actor clave en el futuro argentino, ¿qué escenario vislumbra?
-Si no hay acuerdo con el FMI que permita refinanciar vencimientos y refinanciar al Club de Paris, se usaran dólares de la reservas para esa deuda privilegiada. Y el resto que precise divisas sólo accederá en forma marginal o será obligada a reprogramar su deuda.
-Mencionaba el problema de escasez de dólares, ¿qué puede ocurrir con la inflación?
-La preocupación por la inflación ha llevado a amenazar con cerrar mercados externos, como el maíz, la carne, el trigo, y lo que sea. Esto, a su vez, deprime las exportaciones y posterga decisiones de inversión, porque genera incertidumbre. O, más bien, define una regla de política que se repite frente a cada problema, que consiste en reprimir mercados antes que buscar soluciones.
La inflación depende de diversos factores. Básicamente, responde a desequilibrios fiscales asociados a un escenario de dominancia fiscal. Es decir, se emite todo lo necesario para financiar al fisco, pero la política monetaria pierde potencia e instrumentos. Además, la inflación se retroalimenta con la devaluación, que hoy se aceleró al 4% mensual, y que no puede frenarse en un escenario de escasez de dólares para llegar a pagar los vencimientos emblemáticos. Con ello me refiero a pagos pendientes al FMI, otros organismos multilaterales y al Club de Paris.
En resumen, en el muy corto plazo se aplican medidas restrictivas, debido a que se pisan tarifas y precios de servicios privados, hay amenazas a exportadores, programas de productos promocionados (como la carne), y con ello se logran frenos transitorios que alimentan un salto más adelante. Es decir, probablemente este salto ocurrirá para después de las elecciones y antes de firmar un acuerdo con el FMI. Con ello es poco probable que la inflación en el año baje del 50%, aunque puede mantenerse algo por debajo hasta la votación.
-Las tasas de interés hoy están por debajo de la inflación, ¿cómo puede jugar esto en el ahorro en pesos?
-Las tasas reales negativas son parte de un proceso de represión financiera, que tiene nulo impacto sobre el crédito, y conspira en generar más desconfianza. Con tasas negativas se huye del peso, lo que no es una buena recomendación para ningún Gobierno.
-En caso de acordar con el FMI habría que hacer ajustes en la economía, ¿piensa que el Gobierno acatará estos programas ortodoxos?
-Es poco probable que el Gobierno proponga un programa de Facilidades Ampliadas al FMI en 2021, ya que ello incluye no sólo un programa fiscal, monetario y recomposición de reservas, sino reformas de mediano plazo, que den sostenibilidad al horizonte fiscal y de la deuda pública. Es improbable ello este año por las elecciones, y habrá que verlo en 2022.
-En definitiva, ¿cómo ve a la economía para este año?
-La economía está rebotando después de la profunda caída en 2020, de modo que es probable que el año cierre con un crecimiento en torno al 5%. En ello jugara el rebote de la inversión en las construcciones, que es una forma de escapar del peso y del consumo, tras los tres años seguidos de caída que hubo de 2018 a 2020. Es decir, no se vislumbra un rebote de inversión productiva, en particular, con una prima de riesgo que nos mantiene en "zona de default". Para que la situación cambie se requieren condiciones que los políticos actuales no pueden obtener, probablemente, por las dificultades que enfrentaría cualquier coalición política y, particularmente, esta coalición del peronismo liderada por el kirchnerismo. Ello es así porque estamos acostumbrados a soluciones rápidas y de corto plazo, lejos de programas de estabilización estructural.
Lo más probable que este escenario de "moverse en el barro", que vimos hasta aquí, persistirá hasta fines de la actual gestión en 2023. Quiero decir, irá más allá de la recuperación que veremos en 2021, la eventual salida de la pandemia y los eventos que nos esperan en relación con la deuda argentina, y se mantendrá de aquí hasta dos años después.