El atraso cambiario no será duradero: cuándo el Gobierno tendrá que liberar el dólar
La intención oficial sobre el dólar, explicitada por Martín Guzmán en los últimos días, movió el tablero en la City. Ahora, con la pauta de atrasar el tipo de cambio en el año electoral, la pregunta que se hacen en el mercado es cuánto podría soportar el Gobierno "pisar" el dólar. Para algunos, y es la apuesta en los mercado de futuros, luego de las elecciones Guzmán y el Banco Central podrían levantar el pie del freno y volver a acelerar una suba del dólar.
El ministro de Economía le puso números, durante una entrevista en TN, al dólar: subirá a $102,4 a fin de este 2021, o sea un alza del 25% anual versus un inflación que se estima en torno al 50%.
"Si se cumpliera la promesa oficial de que el precio de la divisa se deslizará 25% en 2021, pero la inflación cerrara en 50%, como espera el REM, la apreciación del tipo de cambio real multilateral (TCRM) superaría el 16% este año, asumiendo que no hay grandes cambios internacionales", dice GMA Capital. Hasta ahora, la mayor apreciación real reciente en un año electoral había sido en 2011, con una caída de 13% del TCRM.
Futuros del dólar acusaron recibo
La decisión oficial hizo que los contratos de dólar futuro, que se operan en el Rofex, ajustaran. O sea, el mercado le cree a Guzmán que atrasaría la suba del dólar. Las posiciones cortas se operaban en tasas de 46% para febrero y 56% para marzo hace tan solo una semana hoy cayeron a 39% y 46%, respectivamente. El costo de la cobertura de toda la curva recortó 9 puntos en promedio. En el Rofex descuentan una tasa de devaluación del 3% (38% TNA) mensual hasta octubre y de 4% (43%) después.
También se vieron efectos en el mercado de bonos que ajustan por la suba del tipo de cambio oficial, o sea los "dollar linked". Los bonos atados al oficial que vencen antes de octubre, como el T2V1, bajó de paridad de 105% a 101%. Por el otro lado, siguieron subiendo los bonos CER de mediano plazo, reforzados con el dato de inflación de 4% de enero.
En Nueva York se operan los contratos de dólar futuro donde no interviene el Banco Central, conocidos como Non Deliverable Forwards (NDF). Así, el movimiento también fue de recortar las posiciones más cortas pero se dispararon los contratos post elecciones. Mientras que los contratos a 1 o 2 meses cayeron más del 2% tras la noticia, el viernes los de 6, 9 y 12 meses de plazo saltaron más del 4%.
Para Wall Street, el dólar a seis meses costará $111, en diciembre estaría en $126 y en febrero del 2022 pasaría a $140. O sea, creen que el ajuste pasará para después de los comicios de octubre.
Jorge Piedrahita, CEO de Gear Capital en Nueva York, remarca que "en un año electoral y considerando que la inflación es percibida como muy negativa por los votantes, el gobierno buscará anclar la misma con políticas fallidas pero de impacto en el corto plazo: devaluar por debajo de la inflación, minimizar subas de tarifas, precios cuidados, etc. Luego de las elecciones se haría el ajuste".
Ganar tiempo hasta después de octubre
Fernando Marull, director de FMyA, dice que en Argentina, "atrasar el dólar" para congelar la inflación antes de las elecciones es un clásico. "Atrasar más el dólar tendrá un impacto negativo en exportaciones e incentiva importaciones, por lo que el BCRA tendrá que endurecer el cepo", dice.
En FMyA mantienen el escenario que durante 2021 el dólar irá en línea con la inflación observada. "Si atrasa antes de las elecciones, recuperará en los meses siguientes. Las medidas de controles de precios relativos y atrasos sin un plan macro (fiscal y monetario) detrás, tienden a aumentar el precio del dólar libre", sostiene.
La consultora LCG, que fundara Martín Lousteau, dice que el gap de credibilidad entre lo que dijo Guzmán y lo que prevé el mercado es aún grande, ya que el dólar que quiere el ministro para fin de año se alcanzaría en junio según los contratos de dólar futuro.
¿Es hasta que pasen las elecciones o es una cuestión ideológica y el país intentará caminar en la misma dirección que lo hizo en el período 2011-2015?, se pregunta la consultora.
"Posiblemente prime la segunda opción, más aún si las elecciones son favorables para el Gobierno. La segunda inquietud es cómo se conjugará ese modelo con un acuerdo con el FMI que pedirá una mayor convergencia fiscal y posiblemente un tipo de cambio más elevado", advierte.