Tendencias financieras: qué son los bonos verdes y por qué los inversores deben comenzar a prestarles atención
Entre tantos cambios que va dejando la pandemia, uno tiene que ver con lo sustentable, sea la economía, el ambiente, los alimentos. Las finanzas también se inscriben en este contexto, especialmente por los impactos que las inversiones pueden tener en una comunidad, en un territorio. Los bonos verdes comienzan a posicionarse como una alternativa para que, apostar a obtener un rendimiento por una inversión, tenga un beneficio para la sociedad.
¿Qué son los bonos verdes? "Son un tipo de bonos de inversión de impacto, exclusivos de ambiental", dijo a iProfesional, Tommy Busaniche, coordinador de research y contenidos de Mujer Financiera para Argentina.
Una inversión de impacto sólo es posible realizarla mediante un bono verde. Quienes emiten estos títulos suelen ser, básicamente, los gobiernos nacionales, provinciales o municipales, aunque no es exclusivo. El sector privado también puede colocar deuda bajo este paradigma.
El objetivo de esas emisiones que suelen realizar los estados tiene que ver con obtener financiación para lograr una transformación en alguna parte del ambiente, como concepto amplio. Es decir, el objetivo es mejorar una problemática puntual, asociado a lo ambiental o a lo social.
En diciembre de 2020 se llegó a una emisión de u$s1 trillón de bonos verdes emitidos desde el primero, lanzado en 2007 por parte del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y orientado específicamente a concretar una mejora a nivel de clima.
Estos bonos tienen regulación internacional y el trabajo de los países en la actualidad se concentra en lograr una estandarización de las normativas existentes puesto que las inversiones de impacto deben ser medibles y monitoreadas.
"Los bonos verdes son emitidos por algún estado en un mecanismo similar al de deuda pública pero tienen la característica particular de estar asociado a la ejecución de un proyecto puntual. Los estados acuden a estos instrumentos porque se han encontrado con problemáticas donde no han podido resolver todas sus necesidades, y también por la falta de acceso al financiamiento que se agravó a partir de 2008 con la caída de los mercados", destacó Busaniche.
No se trata de títulos frecuentes porque su emisión queda acotada a realizar a proyectos muy especiales y no hay volumen importante para invertir, amén de que tampoco son instrumentos financieros muy conocidos. De todos modos, señaló que hay que estar atentos a lo que eventualmente puedan emitir los gobiernos. Los casos de bonos emitidos para financiar proyectos para desarrollar energía eólica o solar son algunos ejemplos.
¿Cómo convence el Gobierno al inversor o al ahorrista para comprar un bono verde? "Tiene que darle un marco, confianza al objetivo para el que se compra. Deberá mostrar a qué proyecto va a estar asociado porque tiene que ponderar tres cosas: el retorno económico, el riesgo asociado y que muestre cuál será el impacto socio ambiental al cual va a estar asociado", agregó el especialista.
¿Y dónde cotizan? Por ahora, sólo en los mercados donde ya hay una regulación. En la Argentina, Busaniche recordó que la regulación de este nuevo instrumento corresponde a la Comisión Nacional de Valores (CNV).
"La deuda pública puede cotizar o no. Esto quiere decir que tiene precio conocido. Pero si el bono no tiene oferta pública se vende de manera particular. En el mundo existen Fondos Comunes de Inversión (FCI) que invierten parte de su cartera en estos bonos verdes", subrayó.
Las regulaciones locales
Antes de seguir, es necesario repasar qué está haciendo hoy la CNV en relación a los bonos verdes. La comisión viene trabajando desde 2019 en la regulación de estos instrumentos cuando lanzó los Lineamientos para la Emisión de Valores Negociables Sociales, Verdes y Sustentables (SVS).
La entidad expresó que bajo estos lineamientos, que responden a estándares internacionales, "trabajamos sobre vehículos financieros disponibles para realizar emisiones de impacto ambiental y/o social como obligaciones negociables en todas sus variantes (simple, pyme y de proyecto), fondos comunes de inversión y fideicomisos financieros. Estos instrumentos deberán cumplir con la normativa aplicable para su emisión", señalaron fuentes de la CNV.
A esto se sumó en julio de 2019 el lanzamiento del Panel para bonos Sociales, Verdes y Sustentables de parte de Bolsas y Mercados Argentinos (ByMA) con sus respectivos reglamentos a fin de que estos instrumentos puedan ser etiquetados como SVS y accedan a ese panel especial.
"Los lineamientos de la CNV deben leerse de forma conjunta con estos reglamentos. Cabe destacar que en septiembre del 2020, BYMA y MAE firmaron un acuerdo de colaboración mutua para la colocación primaria de Bonos SVS, mediante el cual se establece que las manifestaciones de interés podrán efectuarse tanto a través de ByMA PRIMARIAS como de MP MAE de SIOPEL" agregaron las fuentes.
A partir de estas iniciativas la CNV sometió a consulta pública la Guía para la emisión de bonos SVS para dar información general en lenguajes sencillo y claro que permita conocer qué proyectos pueden financiarse, cuáles son los estándares internacionales y locales y qué prácticas se utilizan para garantizar al inversor las características verdes o sociales del bono.
¿Qué tan riesgosos son los bonos verdes? ¿Son para inversores conservadores o de riesgo? Busaniche explicó que la información sobre su valor se da a una tasa nominal anual, más el riesgo. Y sobre esto se debe informar el tiempo de duración que tienen esos bonos, justamente por estar atado a un tiempo de ejecución de un proyecto.
Aquí entra en juego el rol del proveedor social que se contrate para ejecutarlo y, si ese proveedor no cumple, ahí es cuando se asume el riesgo. Es la razón por la que los bonos verdes son de tasa variable que se ofrece en un rango estipulado.
Vida útil y riesgo
En otras palabras, el bono verde tiene una vida útil que comienza cuando se pone en marcha el proyecto de mejora ambiental y termina cuando se ejecutó. Por esa razón Busaniche insistió en la necesidad de que cumplan requisitos medibles y monitoreados porque al poder ver el estado financiero de la ejecución del proyecto se le da transparencia al mercado.
"En la Argentina no hay gran cantidad de emisiones porque son recientes, aunque en el mundo se vienen activando desde hace años. Es importante que aparezcan diversos actores, como inversors y proveedores, que estarán a cargo de la resolución de la problemática que se financiará con ese bono verde. Y tiene que estar también la academia porque en los bonos verdes hay una situación problema a resolver que ya fue estudiada por un instituto, o una ONG, o una asociación civil, o una cooperativa. Y son ellas las que tienen opinión en esa licitación. Es recién ahí cuando acceden los proveedores de estas problemáticas, que inclusive pueden ser ellos mismos", indicó Busaniche aunque también aclaró que los Gobiernos no pueden quedar limitados a esas opciones sino que también deben contar con empresas que den soluciones.
¿Cómo hace un ahorrista para invertir en un bono verde en el exterior desde la Argentina?
Para invertir en un bono verde en el exterior hay que tener una cuenta comitente en el exterior. Se puede tomar de manera directa en una licitación primaria o de modo indirecto si ese bono cotiza y tiene un mercado secundario. Se efectúa a través de un operador bursátil internacional para que identifique el código del título y cumpla la característica del bono impacto.
¿El riesgo de estos bonos es más alto que el de otro bono?
Busaniche admitió que tienen un riesgo que se parece más al que tienden a tomar los inversores agresivos que los conservadores porque involucran a cosas de impacto ambiental y social. "Si la problemática a resolver apunta a algún aspecto social, el riesgo es alto porque las variables no son matemáticas. Pero si son más de infraestructura, reciclado, algunas cuestiones más tangibles, son bonos de riesgo más moderados, y en ningún caso para nada conservadores", apuntó.
Los bonos verdes todavía deben transitar su camino de madurez en el país. En los estados desarrollados suelen ser más comunes porque hay cuestiones de transparencia que influyen de manera definitiva. Un aspecto donde la Argentina todavía tiene mucho trabajo por hacer.
La expectativa continúa generándose a partir del trabajo de la CNV. Desde la entidad indicaron que se encuentra en consulta pública la regulación para productos de inversión colectiva sostenible que permite la creación de FCI (abiertos y cerrados) y fideicomisos financieros que inviertan en activos sostenibles, entre ellos valores negociables sociales, verdes y sustentables.
"Se trata de una demanda concreta de algunas sociedades gerentes que detectan un fuerte interés de inversores institucionales en considerar, a la hora de invertir, el impacto sobre el medio ambiente y la sociedad que tienen esas inversiones; abandonando el enfoque de rentabilidad pura", expresaron.
De esta manera, los FCI Abiertos, por ejemplo, podrán invertir en valores negociables que tengan un impacto ambiental, social y/o de gobernanza (ASG).
La normativa contempla también la creación de FCI Cerrados y FF cuyo destino de fondos sea utilizado de manera directa o indirecta al financiamiento o refinanciamiento, ya sea en parte o en su totalidad, de proyectos o actividades nuevas o existentes con impacto ambiental y/o social.
Las consultas públicas tanto de las guías como de estos instrumentos finalizarán en los próximos días, de modo que se espera que en las futuras semanas se conozcan en la Argentina nuevas normativas vinculadas con las inversiones de impacto.