Dólar paralelo volvió a niveles pre acuerdo por el canje: las razones que condenan a tener una brecha muy alta
Fue un rally efímero, casi imperceptible. El impacto positivo del acuerdo por la deuda con los bonistas extranjeros no provocó el tan ansiado alivio en los tipos de cambio paralelos. Este jueves, las cotizaciones del dólar "contado con liquidación" y dólar MEP o "Bolsa" volvieron prácticamente a los niveles pre acuerdo. El "blue" también recuperó terreno y redujo a la mitad lo que había perdido el día del anuncio. Como si la noticia del canje no hubiera existido.
En el mercado dicen que los "fundamentals" no cambiaron. A la Argentina le hacen falta dólares y el entendimiento con los bonistas no hará que vuelvan, al menos no necesariamente.
"La deuda era un tema necesario para empezar a enfriar las aguas, pero lo cierto es que la demanda va a seguir estando y por la brecha, el incentivo a liquidar por el canal oficial siempre va a ser menor. Quizás ya tener cerrado el canje externo permita que el BCRA empiece a ver si levanta la suba del dólar oficial para intentar que sea menos atractivo que le saquen los billetes", explicó a este medio el jefe de una mesa de dinero de una entidad privada.
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Los pesos, el combustible del dólar
El contado con liqui subió este jueves 3,5% hasta los $123,53 y el dólar MEP trepó casi 4% a $121,70. Mientras que el "blue" en las cuevas de la City se vendía a $132. En los bancos le atribuyen el regreso de las presiones cambiaras a la ola de pesos que inyectó el Banco Central que dirige Miguel Angel Pesce a la economía. De hecho, la asistencia del Central al Tesoro rompe todo tipo de récord: tan sólo en julio, le transfirió $220.000 millones. Así, en todo este año ya le giró $1,53 billones y $1,95 billones en los últimos 12 meses (8% del PIB), según cálculos del analista Nery Persichini.
La consultora LCG, que fundó Martín Lousteau, dice que el circulante crece al 80% interanual promedio, acelerándose fuertemente desde la cuarentena; y el M2 privado crece a una tasa todavía mayor del 107% promedio, en buena parte explicado por la demanda precautoria de pesos y por los saldos cautivos en el sistema financiero en el marco del endurecimiento de las restricciones cambiarias.
"Cubrir el déficit fiscal seguirá demandando emisión en lo que queda del año (estimamos una brecha de al menos $1,2 billones en agosto-diciembre). En este contexto, es probable que el desequilibrio en el mercado de pesos se vuelva más palpable", dice LCG.
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"El BCRA expresó en su último IPOM que confía que la demanda de circulante aumentará con la recuperación de la actividad, hipótesis que no negamos, pero que consideramos que debe tener en cuenta el efecto de la suba artificial mencionada. Más allá de la recuperación de la actividad, también incide las expectativas de devaluación e inflación, las cuales podrían ir en aumento en la medida que se confirme que el creciente déficit fiscal será financiado en buena parte con señoreaje", añade la consultora.
La cantidad de pesos que se vuelcan a la economía y la incapacidad de un país de transformar la moneda que emite en algo más que un "pasa manos" hace que los problemas para la brecha sean eternos. La idea del BCRA de subir las tasas de los plazos fijos para tentar a los inversores, buscando que se queden en pesos y que eso le gane a la inflación (algo que se verá), no parece hacer mella en los ahorristas que se siguen volcando a la dolarización.
Un Banco Central sin municiones
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"Esta pelea tasa versus dólar con una brecha como la que tenemos hoy y una diferencia entre lo que uno puede vender en el mercado libre, hace que no haya tasa que valga con este brecha", remarcó Hernán del Villar, del Estudio Alpha.
La alternativa en pesos puede llegar a empatarle a la inflación, pero si no le gana al dólar (al que se puede comprar, o sea al paralelo) la gente no se queda en pesos. La historia económica de la Argentina así lo indica. Por eso, además, es récord la compra de billetes verdes en el home banking a precio subsidiado a pesar del impuesto del 30% que lo encarece.
Jugarle en contra al peso es también algo matemático. Las reservas internacionales, o sea el arsenal que tiene el BCRA para contrarrestar la demanda, son escuetas. Tiene actualmente u$s43.345 millones en términos brutos pero las reservas líquidas (las utilizables en caso de tener que salir a vender para detener una corrida) están por debajo de los u$s10.000 millones (según cálculos de bancos privados y consultoras).