La clase media, en guerra contra la inflación: cómo planificar el presupuesto familiar en 2024
El año 2024 se presenta sumamente exigente para las economías domésticas, tras haber soportado un 2023 con 211,4% de inflación acumulada y una sensible pérdida del poder adquisitivo en los ingresos. Por ello, es decisivo el diseño de un presupuesto lo más preciso posible para no sufrir las consecuencias de gastos por encima de las posibilidades.
Además, es fundamental jugar con las variables que el Gobierno estaría por anunciar como, por ejemplo, el plan "Cuota Simple" que comenzará a regir el 1° de febrero con planes de 3 y 6 cuotas a tasa subsidiada.
Si bien aún falta que se conozcan una serie de medidas que implicarán aumentos de costos como las tarifas del transporte y de servicios públicos, existen estimaciones de economistas sobre el sendero que podría tener la inflación en el año. Ese dato, sumado a las estimaciones propias de evolución de ingresos, puede permitirnos proyectar 2024 para definir en qué momento conviene apurar gastos y en cuál otro momento retrasarlo.
La regla número uno que no debe modificarse es evitar por todos los medios financiarse a través de la tarjeta de crédito. La última disposición del Banco Central de elevar la tasa de interés para este tipo de operaciones a 140%, lleva a que una refinanciación implica aumentos de 18% mensual sobre los saldos impagos.
Por lo tanto, con esta posibilidad cuasi clausurada, definir el sendero de aumento de gastos individuales, pasa a ser determinante.
¿Qué dicen los economistas respecto de la inflación?
Hay dos datos contundentes, con la misma proyección pero diferentes plazos. El Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) indicó que una treintena de especialistas creen que la inflación comenzará a ceder en el cierre del primer semestre. Por su parte, el exministro de Economía, Domingo Cavallo, publicó en su blog un trabajo más optimista donde ve un menor costo de vida desde abril.
El otro factor común de ambos trabajos es que la caída tiene un piso de 8%, que luego se convertirá en una velocidad crucero hasta fin de año. Traducido a las finanzas personales, una diagramación de costos mensuales debe incluir esa proyección, con un primer trimestre que tendrá como promedio un alza de precios del orden de 20% y luego saltos constantes de entre 7% y 8%.
Quienes se encuentran dentro de regímenes laborales con paritarias, aún navegan en la incertidumbre de cómo serán, al menos, las primeras negociaciones del año. Primero, deben evaluar si lograrán recuperar entre 50 y 60 puntos de ingresos entre enero y marzo y luego analizar si el sector en el que se desempeñan está en condiciones de seguir incrementando salarios a un 8% mensual desde abril/mayo.
Si la respuesta es negativa, la diferencia entre los supuestos ingresos y el incremento de gastos sería la proyección de recorte que debieran sumar a lo largo de cada mes. Si se pretende una mirada de mayor plazo, las proyecciones de inflación pronostican un 234% para este año. ¿Cómo se simplifica en la cuenta doméstica? Lo que hoy cuesta $100, pasará a costar $334 en el próximo brindis, es decir, se multiplicará por tres.
¿Este incremento sería uniforme en el año? No. Posiblemente, lo que hoy cuesta $100, costará algo más de $200 entre abril y mayo, para sumar otros $100 en los siguientes siete u ocho meses del año. Esta estimación invita a pensar que los asalariados deben calcular que sus gastos se duplicarán de aquí a mayo con sueldos que posiblemente no acompañen plenamente. De allí a que no incurrir en deudas durante el verano (por ejemplo, para tomarse vacaciones) puede resultar decisivo para sobrellevar bien el año.
Por supuesto que luego entran las particularidades de cada individuo o familia. Un grupo familiar con niños en edad escolar deberá disponer de lo necesario a partir de marzo. Por un lado, deberán asumir el costo estacional de los útiles escolares y, quienes desean mantener la enseñanza privada, el ajuste de las cuotas. El DNU 70/23 habilita a los colegios a establecer los aranceles a su gusto, incluso aquellos que tienen algún grado de subvención estatal. Por el momento, no se vislumbran cambios sobre el apoyo del Estado a ciertos establecimientos, entre los que mayoritariamente se encuentran los parroquiales o similares.
Diferente es el caso de quienes destinan una buena porción de sus ingresos a pagar la medicina prepaga. Estos valores ya fueron liberados y trasladados a las cuotas que pegaron en los bolsillos en enero, golpe que se repetirá en febrero. La proyección es que pueden producirse aumentos por encima de la inflación, pese a que las empresas se exponen a una pérdida de afiliados. Una opción de ahorro en este campo. Pedir recetas por adelantando y comprar los medicamentos ni bien queden autorizadas.
En este escenario, ¿hay alternativas de inversiones financieras redituables?
A simple vista, para el ciudadano común y menos sofisticado, no quedan muchas opciones. El Gobierno sigue colocando deuda por debajo de la inflación (7,86% en la operación del último jueves) y eso hará que la tasa de interés siga siendo negativa.
El refugio natural para estos casos es el dólar. ¿Cómo ve el mercado su precio? Para fin de febrero, se están cerrando contratos a $866, lo cual es un alza de 6% frente a los $815 (mayorista) de referencia. Si se compara con la inflación proyectada, también se vislumbra una pérdida de valor. A marzo, se paga $956, que representa un incremento de 17% también perdiendo contra los precios. Si se mira a largo plazo, a diciembre se pactan negocios a $1.915, un incremento de 135%, siempre hablando sobre la base del aumento del dólar oficial. De allí a que, para aquellos que tengan dinero disponible, una buena estrategia sería adelantar la compra de bienes durables o no perecederos.
Retomando el ejemplo de las familias con chicos en edad escolar, una estrategia muy adecuada es la compra de los materiales que sí o sí se utilizarán en el año. En esa línea, pueden incluirse carpetas, lápices, fibras y, especialmente, blogs de hojas de distintas características. El desafío, en este caso, es buscar precios de comercios que aún no hayan ajustado sus precios para adelantarse a los precios de reposición que habrá en marzo. A la par, corre el caso de los uniformes.
En el caso de la indumentaria en general, tal vez no sea tan conveniente apurarse a pagar los precios actuales. La Secretaría de Comercio sigue trabajando para lanzar desde el 1° de febrero el programa Cuota Simple, un programa similar al Ahora 12, con plazos entre 3 y 6 meses, que tendrá tasas subsidiadas más convenientes a las que se pueden encontrar ahora a través de los bancos. En consecuencia, para este tipo de consumo esperar algunos días puede resultar beneficio.
Lo mismo para el caso de electrodomésticos, dado que según se anticipó sería el otro rubro fuerte del nuevo programa. Desde la Secretaría de Comercio, anticiparon que se "están ultimando detalles" para definir cuál será la tasa de interés, pero es un hecho que arrancará el 1° de febrero.
De esta forma, para algún eventual ahorro quedan muy pocos canales que conserven el poder adquisitivo. El método más rústico sería adelantar compras de artículos durables. En el caso de una familia, aceite, latas de conserva y algo tan básico como el papel higiénico, aunque, siempre en estos casos, se choca con el espacio disponible para almacenamiento.
En el caso de los comercios y pymes, aprovisionarse de la mercadería que utilizarán en los próximos meses sería la mejor forma de resguardar el dinero.