La traducción de idiomas no le teme a la inteligencia artificial y promete crecer con la economía del conocimiento
La traducción de idiomas, una de las profesiones supuestamente amenazadas por la automatización y la inteligencia artificial, será una de las industrias que, a contramano de esos pronósticos, cobraría un nuevo impulso de la mano la economía del conocimiento. A tal punto que las previsiones señalan que, de cara a 2025, podría mover u$s77.000 millones en el mundo. Desde la Argentina, los proveedores de servicios de idiomas (LSP, por su sigla en inglés) buscan aprovechar la oportunidad que se viene.
La traducción, la localización, la interpretación, la transcreación y el subtitulado son las principales actividades que realizan los LSP. Las nuevas oportunidades vienen de la mano del gaming y de los medios. Se trata, como se ve, de actividades íntimamente relacionadas con el sector de los servicios del conocimiento. La semana pasada se dio media sanción a la ley que promueve esta industria con lo que se descuenta que, una vez operativa, las diversas actividades cobrarán un nuevo impulso.
¿Pero la traducción de idiomas no será superada por los sistemas con capacidad para automatizar esa actividad, por la inteligencia artificial y brindarla en tiempo real?
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María José Alberto, de la Asociación Argentina de Servicios Lingüísticos (AASL) admitió que hay áreas duras donde es posible que haya una merma de los servicios de traducción provistos por personas "pero el segmento de los contenidos, del márketing, de la producción audivisual requiere de la participación del ser humano, de la creatividad. Y hay áreas en donde recurrir a la automatización es mucho más riesgoso, especialmente, cuando se trata de sectores como el de legales, finanzas, o farmacéutico. Hay sectores de especialidad que requieren sí o sí de la experiencia profesional, de la mente humana".
Los datos que el reporte muestra a nivel mundial son los que alientan al sector local de provisión de servicios de idiomas puesto que el software y la informática, junto con los servicios profesionales legales y contables conforman más de la mitad de los u$s6.000 millones que genera el sector del conocimiento en la Argentina. A esto se suma la intención de revitalizar al sector de la producción audiovisual, orientado a volver a ocupar un lugar de relevancia en el mercado internacional.
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La oportunidad argentina
"La traducción es una carrera de grado en la Argentina, lo que convierte al país en una plaza relevante por la formación que tenemos. En otros países no es así. Desde la AASL nos estamos organizando porque advertimos una enorme brecha entre la academa y la vida laboral debido a que hay un gran desconocimiento de esta industria", agregó Alberto.
El reporte de Nimdzi identifica a unas 150 empresas medianas y grandes dedicadas a los LSP en el mundo. El 44% tiene su sede en Europa mientras que un 38,7% se encuentra en América del Norte. Un 14% está localizado en Asia y un 3,3% de los mejores jugadores se ubican en Australia o Nueva Zelanda. Africa, Sudamérica y el Medio Oriente aún no han producido un LSP que podría incluirse en el top de las 150 empresas de LSP más importantes del mundo.
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Alberto reiteró que ahí existe la oportunidad para la Argentina, por la formación que reciben los traductores y por lo que abre la economía del conocimiento.
"La contratación de los servicios de traducción en la Argentina es por la formación de los profesionales. Hace algunos años el país era un polo de traducción pero en el último tiempo, Perú, Colombia y Venezuela comenzaron a ofrecer competencia, especialmente por los costos. La inflación, la recesión y las cargas sociales que se pagan en la Argentina impiden ser más competitivos en ese sentido. La economía del conocimiento es un lugar viable para nuestro desarrollo", agregó.
La mayoría de las empresas argentinas son exportadoras de servicios de traducción, aproximadamente un 90% o más. Venden sus servicios a clientes ubicados en el exterior, a empresas multilingües muy grandes o, inclusive, a ambas alternativas.
Las provincias en las que se dictan las carreras de traductor, ubicadas principalmente, en Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe son las que tienen las mayores chances de convertirse en esos nuevos polos. De ahí que Alberto afirme que "hay empresas extranjeras en la Argentina de gran peso en la industria global, como Transperfect y Moravia, que tienen su oficinas en Rosario y la Ciudad de Buenos Aires, es decir que las empresas del exterior, pese a las contingencias posibles, ven en la Argentina talento y condiciones que favorecen a la industria".
"Nuestro modo de trabajo es tanto en relación de dependencia como freelance. En todos los casos exportamos nuestros servicios. En el último año, la Argentina creció un 23% en la provisión de servicios de traducción y la posibilidad de trabajar de manera remota, más nuestra capacidad de adaptación, abre oportunidades interesantes", concluyó.