Dólar quieto: analistas advierten sobre el riesgo de atraso cambiario
A tono con las necesidades políticas del Gobierno, el dólar está viviendo un período de "pax cambiaria", en el que su cotización se mantiene en torno a los 46 pesos.
Sin embargo, este año se espera que la inflación se ubique encima del 40% anual, según el consenso de las consultoras del mercado que marcó el último Relevamiento de Expectativas de Mercado. Es decir que al 19,2% de los primeros cinco meses del año, se sumaría al menos otro 17,7% hasta diciembre.
De esta forma, el tipo de cambio real se atrasaría alrededor de un 10% adicional de acá a fin de año, si el dólar permanece dentro de la Zona de Referencia Cambiaria.
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Estas proyecciones, como informa el último reporte de Management & Fit, se apoyan en el supuesto de que el Banco Central siga pudiendo sostener el tipo de cambio relativamente estable como hizo el momento. "Pese a que las paritarias pueden desbalancear las expectativas, la liquidación de divisas del campo, las subastas del Tesoro y la eventual intervención del BCRA deberían ser suficientes para evitar saltos en el tipo de cambio y así moderar presiones sobre la estructura de precios", asegura el estudio que recoge La Política Online.
"Desde el 22 de junio (cierre de listas) en adelante, el mercado se moverá al compás de las encuestas, cerrando una primera etapa el 11 de agosto, día de las elecciones primarias. A partir de entonces, la dinámica cambiaria quedará marcada por los resultados electorales. En la segunda parte del año, además, la inflación se enfrenta al riesgo asociado con el acortamiento en los plazos de los contratos. Así todo, el consenso entre los analistas asume que se podrán controlar los riesgos durante el segundo semestre, bajando gradualmente la inflación hasta un 2,1% mensual en noviembre", señaló Matías Carugati, economista en jefe de M&F.
Con el tipo de cambio actual las exportaciones industriales del primer cuatrimestre muestran una caída del 7,7% debajo de las que teníamos entre enero y abril de 2018, es decir, justo antes de la corrida cambiaria. Y mejorar las exportaciones es crucial para poder conseguir los dólares con los que evitar un default el año próximo. En un mundo en el que el comercio internacional va volviéndose más complejo por la guerra comercial, el progresivo atraso cambiario no es una buena noticia para la macroeconomía, incluso si en el corto plazo permite bajar la inflación.
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La situación de la tasa
No todos coinciden en que sea un problema: "Venimos de 8 meses de superávit comercial, no veo un problema de atraso cambiario, aun en un escenario hipotético y forzado donde el dólar termina en $45 y la inflación promedio corre al 2,5% mensual, el tipo de cambio real de fin de año sería 37% mejor que el que teníamos a fines del 2015 antes de la salida del cepo", consideró el economista Federico Furiase, director de la consultora Eco Go.
"El problema es la película en función de la inflación, pero si el dólar se queda quieto un tiempo en un contexto de apretón monetario y recesión, la inflación debería aflojar y por lo tanto el ritmo del atraso cambiario. En todo caso, el problema es el tipo de cambio financiero, y la alta tasa de interés que tiene que pagar el Banco Central para mantener el dólar estable frente a un contexto de incertidumbre política que pasa factura en riesgo país y dólar, y complica el costo que tiene que pagar el Banco Central para mantener el crecimiento cero de la base monetaria, y ahí si hay un riesgo", agregó el economista.
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Por el contrario para el economista Hernán Hirsch, sí es una preocupación el atraso cambiario porque "la estrategia electoral de dólar fijo choca con la necesidad de mejorar las cuentas externas para poder conseguir los dólares más allá de la cosecha".
"El gobierno diseñó una política para llegar con el dólar calmo hasta las elecciones, aun a costa de generar distorsiones, lo cual se refleja en una tasa altísima. El problema de esta política es que al inhibir el ajuste cambiario desincentivas las exportaciones, le mete presión sobre las importaciones y en sí, es más recesión", agregó el economista, según La Política Online.
Sobre este punto, Furiase advirtió que: "Para que las exportaciones reaccionen se necesita previsibilidad de un tipo de cambio real competitivo en el tiempo, para lo cual hay que bajar el gasto y la inflación. Pretender un tipo de cambio real competitivo con saltos en el tipo de cambio nominal es un perro que se muerde la cola: en el estado actual de expectativas de inflación súper sensibles al movimiento del tipo de cambio genera aumento en expectoraba de inflación, aumento en tasa de interés y en el riesgo país pique complica los ejercicios de sostenibilidad de la deuda pública en dólares".
En efecto, con un tipo relativamente estable y un tipo de cambio real 20% más atrasado que el actual en los primeros cuatro meses del año pasado las exportaciones argentinas industriales tenían una mejor performance que las de este año. Aun así, como coinciden los especialistas las altas tasas de interés ya ponen al a economía bajo un nivel de stress que ni el atraso cambiario ni las correcciones a los saltos ayudan a descomprimir.