Un verano con despidos "a full": industria y servicios lideran el nuevo ranking del desempleo
La crisis no se toma vacaciones. Lo demuestran los últimos registros sobre la marcha de la economía real, con fuertes retrocesos en los niveles de consumo y de producción. La actividad económica derrapó un 7,5% en noviembre, el peor registro desde la crisis global de 2008-2009. La estabilidad cambiaria y la “buena onda” financiera no alcanzan, por ahora, para recuperar la actividad económica.
En un contexto de una recesión que se agravó con el correr de los meses, las empresas toman decisiones drásticas respecto de su personal: hay un incremento de los despidos y de la suspensiones, sobre todo en el sector privado.
El ritmo de cesantías se mantuvo desde que arrancó el verano, al menos en cuanto al personal que trabaja en la formalidad. Algunos expertos sostienen que ese escenario debería replicarse entre los trabajadores “informales”. Pero, en todo caso, habrá que aguardar a las próximas mediciones del Indec, algo que recién ocurrirá en marzo.
Por lo pronto se puede tomar como una temperatura aproximada a la realidad al muestreo de las consultoras privadas que monitorean el mercado laboral.
Tal es el caso del CEPA (Centro de Economía Política Argentina), que lleva un registro en base a la información vertida por las propias cámaras empresarias y por los sindicatos. Según ese reporte, desde enero de 2018 se contabilizaron 52.241 despidos de empleados que estaban en blanco, a los que se suman 17.937 suspensiones.
Lo llamativo del reporte es que, en los últimos dos meses y medio (el conteo llega hasta la segunda semana de este mes), la cantidad de problemas laborales prácticamente se mantuvo, cuando por una cuestión estacional suele caer drásticamente en esta época del año.
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Esta vez, hubo un retroceso más leve: mientras en los primeros diez meses hubo 143 nuevos desempleados por día, durante noviembre, diciembre y lo que va de enero se contabilizaron 122 por jornada.
El agravamiento del mercado laboral ya había dado una señal de alerta la semana pasada. Más precisamente, cuando se supo que la cantidad de trabajadores formales desocupados que están cobrando el seguro (o la prestación) marcó un récord, al llegar a las 108.357 personas, según los registros de la ANSeS a septiembre último.
Ahí también se notó un incremento en la cantidad de desempleados que reclaman el cobro del seguro. En septiembre, lo recibieron 16.057 trabajadores frente a 12.727 en septiembre de 2017 y a los 8.038 de enero de 2018.
De acuerdo al completo reporte de CEPA, la industria se consolidó como el sector más perjudicado por la crisis, en materia laboral. En los últimos 12 meses perdió 21.151 puestos, que es el 40% del total de despedidos. A los que deben añadirse 16.430 suspendidos, prácticamente el total, contando al resto de las ramas de actividad.
El sector “servicios”, en tanto, se afianzó como el segundo que más despidió personal: un total de 13.123 personas en el último año.
En este ranking, el sector público echó a 11.153 personas, prácticamente en su totalidad en la primera parte de 2018.
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No obstante, hay un dato que resulta de interés al observar lo que está sucediendo en el mercado laboral: el rubro servicios se consagró como el principal expulsor de mano de obra.
La razón está íntimamente ligada con los efectos de la recesión y la caída del consumo: el cierre de comercios fue un factor determinante, lo mismo que el rubro ligado a los servicios inmobiliarios, en medio del desplome de la construcción y la desaparición de los créditos hipotecarios, que habían sido clave en la expansión del sector durante el año 2017.
Qué pasó en cada sector
-Industria: El informe de CEPA detalla que el sector fabril fue el mayor expulsor de mano de obra. Con datos hasta octubre, el rubro “Alimentos y Bebidas” eliminó 4.165 puestos de trabajo. Con apenas 278 suspensiones. Hubo varias fábricas reconocidas que redujeron sus plantillas: La Campagnola, Canale, Nestlé, Tabacal y Villa del Sur fueron algunas que lo hicieron.
A su vez, las plantas textiles también avanzaron en esa dirección, con 2.966 despidos. Lo hicieron varias compañías de renombre: Alpargatas, Adidas, Coteminas y Karavell. El metalúrgico, a su vez, concentró 1.552 despidos. Epson, Rheem y Metalúrgica Tandil figuran en la lista.
El sector automotor, por su parte, tuvo “apenas” 422 despidos, pero sumó 9.900 suspensiones, producto de la caída de las ventas en el mercado interno y de la producción.
-Servicios: De los 9.099 que perdieron el empleo en este sector, la mitad correspondió al comercio (4.885 personas).
Con la caída de las ventas como telón de fondo, hubo cierres de negocios y también despidos en las grandes cadenas comerciales, ya sean supermercados o las grandes marcas de los shoppings.
Muy por detrás de los comercios se ubicaron firmas del área de la comunicación, con 782 despidos. Y, en tercer lugar del podio, las compañías que ofrecen servicios de vigilancia, con un número cercano a los 770.
-Gobierno y empresas de control estatal: Entre ambos rubros suman alrededor de 15.275 despidos entre enero y octubre últimos. La mayoría (un 65%) se dio entre los entes descentralizados, las municipalidades y el Poder Ejercutivo Nacional (PEN).
El resto corresponde a compañías del nicho de hidrocarburos, a Ferrocarriles Argentinos y a medios de comunicación públicos, como la agencia de noticias Télam.
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Campaña y desempleo
La situación laboral, seguramente, será uno de los ejes de la próxima campaña electoral. El Gobierno intentará demostrar que, a pesar del terremoto cambiario que llevó a una devaluación y a una inflación récord en 27 años, el nivel de empleo pudo mantenerse en niveles elevados.
Al tercer trimestre de 2018, la tasa de desocupación se ubicaba en el 9%, siete décimas por encima del mismo lapso de 2017. De todos modos, la suba de esa tasa no se había dado por un marcado incremento en la gente que quedó sin empleo sino, más bien, por un incremento de la gente que había salido a buscar empleo. Como no lo había encontrado, entonces se contabilizó como desempleada.
El próximo informe oficial sobre el mercado laboral se conocerá al comienzo del otoño -el 21 de marzo-, cuando la campaña electoral vaya calentándose.
Para ese momento, el dato del Indec seguramente subirá la temperatura del debate. Aunque, sobre todo, incidirá la sensación térmica de lo que se vaya percibiendo hacia el final del verano.
Es decir, si las empresas mantienen sus plantillas a la espera de que vuelva a crecer la economía. Y si mejoran las expectativas en la economía: a esa altura, el Gobierno debería tener más claro si el repunte podría coincidir con el calendario electoral.
Ambas variables, determinantes ya no sólo para el nivel de empleo sino también para la evolución de las próximas paritarias, que para marzo también tendrán su test anual.