Crisis total en automotrices: hace 2 meses no pueden importar autos, paran fábricas y suben precios
La situación que atraviesan hoy las automotrices se encuentra en el pico de tensión máxima de los últimos tiempos, y aunque muchos recuerdan las épocas de Guillermo Moreno como las peores, cuando el ex secretario de Comercio hasta golpeaba la mesa imponiendo su punto de vista, las medidas actuales no están lejos de generar el peor estado de ánimo en el sector.
Hace ya 60 días que las terminales no reciben ni un permiso de importación (SIRA), y no se trata de autos de alta gama o de segmentos especiales, sino que son los más populares, desde autos chicos y económicos hasta las camionetas intermedias y SUV de los más vendidos, la mayoría fabricadas en Brasil.
Estos vehículos esperan en la Terminal Zárate, donde hay más de 30.000 unidades acumuladas para ser nacionalizadas. También se extiende al sector de las motos, de las cuales el 90% de las ventas se ensamblan en el país, pero no pueden producir por falta de autorización para usar las partes.
Como contracara de esta situación, en un país donde todo es posible, las marcas importadas de alta gama están ahora "más cómodas". Como pueden trabajar con dólares propios, es decir, pagar con los billetes de los clientes, están teniendo los mejores meses. De hecho BMW, declaró que espera ser este año líder en el mercado por segunda vez en sus dos décadas en el país.
Más reclamos por impuestos y precios de autos que suben
El cóctel de problemas es letal, y a la falta de ingresos de autos, que no alcanzan a completar la oferta de nacionales, la cual ya no puede "exprimirse ", se suman otros dos temas que no son menores para las terminales.
Por un lado, no se cumplió con la promesa de excluir del Impuesto P.A.I.S. a las autopartes de los autos fabricados en la Argentina y destinados a la exportación. De esta manera, se pierde competitividad, porque al exportar un gran porcentaje de impuestos no se puede ganar contra otros mercados como África y Asia, que venden sin impuestos.
Hace poco más de un mes, el ministro de Economía y candidato presidencial, Sergio Massa, había prometido eliminar el impuesto a las piezas importadas que equipan los autos nacionales y se exportan. En la práctica, esta exención nunca se cumplió. De esta manera, los autos nacionales tienen una carga impositiva más alta que nunca, y las autopartistas no quieren entregar piezas, poniendo las fábricas al borde de frenar las líneas de producción.
Recordemos que son varios los modelos que están en riesgo y sufren este problema. Actualmente, 8 de los 10 modelos más vendidos son nacionales. Entre ellos están Fiat Cronos, Peugeot 208, Toyota Hilux, Volkswagen Amarok, Ford Ranger, Renault Kangoo, Nissan Frontier, Chevrolet Tracker. Todos se producen en terminales locales y tienen como objetivo crecer en exportación para equilibrar la balanza comercial. Hoy, pierden al exportar; a nivel local suben sus precios por falta de stock de otros autos; y pierden competitividad frente a otras regiones.
Por otro lado, el aumento de precios de los pocos autos que hay en stock es la consecuencia directa e inevitable, con valores que promedian los $8 millones, que es un límite que marca el impuesto interno (pasando ese valor se incrementan 20%), pero que, en la práctica, muchas veces no se respeta y salen aún más caro. En más, en septiembre, con la modificación de la base imponible del gravamen, se espera otro fuerte incremento en los valores.
Las fábricas empiezan a parar por falta de piezas
La parada de algunas fábricas como coletazo de esta realidad ya es un hecho. En Córdoba, la planta de Santa Isabel, donde se fabrican la Nissan Frontier y Renault Alaskan, ya se determinó por falta de insumos. Los proveedores están muy preocupados, admiten desde la fábrica.
En las fábricas de la provincia de Buenos Aires se busca mantener la calma, pero muchas terminales también están sufriendo. De hecho, hasta en el caso de las motos, muchas marcas están paradas porque no tienen para trabajar.
La realidad no hace más que retrasar el crecimiento de un sector que, para este año, esperaba números más alentadores que en 2022, aunque no son cifras tan altas. Con 400.000 unidades patentadas el año pasado, la industria está en uno de sus niveles más bajos.
Desde el sector, nadie sueña con llegar a las 900.000 de los mejores tiempos de la industria, pero si lograr unas 600.000 ventas, un número más real y alentador, sería un objetivo más que satisfactorio.
Sin embargo, hoy la situación es mucho más grave y ya nadie piensa en los autos patentados. Con autos tan caros, es imposible que el común de la gente llegue a cambiar el modelo con un sueldo que perdió poder adquisitivo frente a la impiadosa inflación. En más, en los hechos, todos saben que los valores oficiales no se cumplen, y que aquellos que tienen el auto en su salón de ventas, pedirán mucho más para venderlo. De lo contrario, prefieren tenerlo en stock porque saben que, todos los días, es un bien que se aprecia.