Paso clave para el 5G en Argentina: las "telcos" compraron espectro por u$s875 millones
Los operadores de telecomunicaciones Telecom, Telefónica y Claro compraron este martes espectro para el despliegue, desarrollo y prestación del servicio de telefonía móvil con tecnologías de quinta generación (5G), por un monto total de más de 875 millones de dólares.
El Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) anunció este martes, en un acto en el Centro Cultural Kirchner (CCK) de Buenos Aires, los resultados de la subasta, gracias a la cual recaudará millones de dólares que ayudarán al Gobierno nacional a capear la crisis en el mercado cambiario.
Las empresas habían sido preclasificadas como oferentes para la subasta de los tres lotes, de 100 Mega hertzios cada uno, de frecuencias de espectro radioeléctrico de entre los 3300 MHz y 3600 MHz de la banda de 3,5 Ghz.
Claro compró el lote 1 de 100 MHz, entre 3300 MHz y 3400 MHz, por u$s350,052 millones. Telecom el segundo, entre 3400 y 3500 MHz, por 350,026 millones; y Telefónica compró el tercero de 50 MHz entre los 3550 y los 3600 MHz, por u$s175,013 millones. Quedaron vacantes 50 MHz entre 3500 y 3550 que se subastarán más adelante.
Cada una de las empresas presentó sus ofertas técnicas y garantías de mantenimiento por un valor de 20 millones de dólares, de acuerdo con los plazos establecidos en la convocatoria de licitación emitida por el Enacom. Las compañías tendrán 15 días para pagar por el espectro comprado.
Podrán hacerlo por partes, siempre al tipo de cambio oficial del día anterior. En el pliego de la licitación está previsto un régimen de importaciones especial para las adjudicatarias para comprar fibra óptica y radiobases. Para acceder tienen que presentarle al Enacom un plan de infraestructura que el ente evaluará.
5G: frecuencias para Arsat
El acceso de las empresas al tipo de cambio oficial es automático. Desde hoy empiezan a correr los 20 años de vigencia de la licitación.
Desde el Gobierno estiman que el primer impacto de 5G será en actividades como la industria, mientras que la llegada al usuario final dependerá del despliegue de la infraestructura y de la estrategia de monetización que diseñen las operadoras.
Un vocero gubernamental expresó que hay confianza en que "las empresas van a hacer un despliegue grande pensando en los usuarios finales".
En cuanto al operador mayorista estatal de telecomunicaciones Arsat, dispondrá de 100 MHz entre 3600 y 3700 MHz, cuyo uso lo definirá en el marco de un plan estratégico federal.
iProfesional consultó si esta definición se conocerá antes del próximo cambio de Gobierno nacional, el 10 de diciembre. El vocero estimo que ve posible que sea antes de fin de año.
Claudio Ambrosini, presidente del Enacom, se declaró al término de la subasta "muy satisfecho con el procedimiento" y afirmó: "Podemos decir que hoy la Argentina empezó a desandar los caminos de 5G".
¿Qué es 5G?
Para analizar la realidad y perspectivas de 5G es necesario tener muy presente que no se trata simplemente de una tecnología "más rápida".
Aporta además una capacidad mucho mayor para conectar simultáneamente múltiples dispositivos así como una menor latencia (tiempo que transcurre entre un estímulo y la respuesta que produce).
Esto hace que ya no se trate simplemente de comunicar personas a través de sus celulares (como viene ocurriendo mayormente desde que arrancó la telefonía móvil) sino que, por su mucha mayor capacidad de conexión simultánea de dispositivos y tiempos de respuesta casi inmediatos, 5G marcará la diferencia a la hora de conectar cosas (objetos, maquinarias, infraestructuras, etc.).
Así, estas tres mayores capacidades adelantan un cambio mucho más profundo por delante.
Los nuevos usos gracias al 5G
Por las características mencionadas, 5G no es apenas una versión de 4G potenciada. Hay un cambio profundo en pasar de conectar personas a hacerlo con objetos varios.
Por lo tanto, no alcanza con cambiar a un smartphone 5G para apreciar todas sus virtudes. También deberán desarrollarse nuevos objetos conectables lo que, a su vez, implicará en muchos casos nuevas formas de hacer las cosas. Por supuesto, estas nuevas capacidades tienen otras necesidades, como la ubicuidad (para conectarse sin importar el lugar) y la confiabilidad (para garantizar el funcionamiento de actividades críticas).
De este modo, los usos de 5G pueden dividirse en tres grandes grupos, cada uno con distinto timing para lograr una adopción masiva: smartphones, acceso fijo inalámbrico de características similares a la fibra óptica y todo lo que puede agruparse como IoT (Internet of Things) o conectividad de las cosas.
En el smartphone
Por contar con una gran base instalada que naturalmente debe renovarse, es en los smartphones donde primero impacta 5G.
No obstante, inicialmente, no habrá cambios significativos. En materia de velocidad, 5G no aporta mucho en un smartphone. Ya con 4G se pueden ver videos (la aplicación más demandante en términos de velocidad), con lo cual no cambiará ver Netflix o YouTube desde el celular con 5G.
Poco aporta tener una conexión de 200 Mbps si un video en 4K (lo más exigente en la actualidad) sólo necesita 25 Mbps. Los otros 175 Mbps se desperdician. Y por supuesto, no habrá diferencia alguna en los usos más masivos como la mensajería, las redes sociales o hasta una videollamada.
En el caso de la latencia, esta no impacta demasiado a un smartphone. Por ahora al menos, su aporte puede tener sentido en el caso de algunos videojuegos (especialmente de acción o deportes), aunque quizás no alcanzan como para justificar las inversiones en redes por parte de los operadores.
Por el momento, la principal ventaja de 5G en el smartphone es la mayor capacidad de conectar masivamente múltiples dispositivos en forma simultánea.
Por ejemplo, cualquiera que haya concurrido a un estadio a ver un partido de fútbol o un show multitudinario sabe que el celular reduce mucho su funcionalidad, ya que las tecnologías actuales no soportan tantos dispositivos conectados simultáneamente.
Lo mismo puede aplicarse en cualquier lugar con alta densidad de personas (y sus celulares). En otras palabras, para el usuario de un smartphone, 5G significa tener servicio y buena prestación en ámbitos de alta concurrencia.
Claro que para que esto suceda, no sólo hace falta que las redes 5G estén disponibles, sino también que los usuarios tengan equipos "5G ready". No obstante, en cuanto al uso en sí, para un usuario de 4G no existe actualmente diferencia significativa en el uso en cuanto a qué puede hacer con 5G.
En el hogar
Por lo tanto, las expectativas de la industria respecto de 5G se fundamentan básicamente en los usos no tradicionales de las redes móviles.
El primero en orden de desarrollo será seguramente el acceso fijo inalámbrico. Con velocidades que pueden estar a la par de las de las conexiones cableadas de mayor capacidad, la tecnología 5G permite a los operadores no sólo competir con las redes cableadas existentes, sino también llevar más fácilmente banda ancha de gran capacidad a zonas sin cobertura. Además, con una instalación mucho más simple que desplegar un cable hasta el interior del hogar.
A modo de ejemplo, a un año del lanzamiento en los EE.UU. de su servicio de acceso fijo inalámbrico basado en 5G, el operador T-Mobile ya cuenta con 1 M de suscriptores, de los cuales 1/3 son de áreas rurales.
Con capacidades en términos de velocidad y de latencia similares a la fibra óptica, algunos hasta la llaman "fibra inalámbrica". Más allá de la denominación marketinera, se trata de una buena alternativa, no sólo en áreas rurales sino también en suburbanas, donde compite frente al ADSL o los inalámbricos tradicionales así como también con el acceso a Internet por cable de los operadores de TV.
En los objetos
Pero más allá de lo que ocurra en el rubro smartphones o acceso fijo inalámbrico, la verdadera revolución que promete 5G estará dada por lo que ocurra con el IoT (Internet de las cosas).
Esto es, el uso de la red para interconectar un sinfín de objetos tales como sensores, interruptores, máquinas industriales, infraestructura urbana, etc. En este aspecto, el IoT se beneficia por la mayor densidad de dispositivos conectados simultáneamente (con una capacidad entre 10 y 100 veces superior) que habilita 5G así como la menor latencia (algo fundamental, por ejemplo, en operaciones remotas, vehículos de conducción autónoma, drones y más).
Estos usos todavía forman parte mayormente de pruebas piloto y demos ya que todavía se está determinando el foco de los desarrollos, identificándose sectores y actividades más propicias para implementaciones. Las posibilidades son muchas aunque la viabilidad no siempre acompaña.
Baño de realidad
Es sabido que la industria TIC es propensa a generar expectativas ante la llegada de cada nueva tecnología. No está mal que así sea ya que esos avances son los que permiten también que el resto del ecosistema, así como sus usuarios (sean individuos u organizaciones) puedan planificar y desarrollar los futuros usos y planificar en consecuencia.
Pero a veces también es necesario tener presente que se trata de una evolución que se da progresivamente, en la medida en que maduran estas tecnologías, los productos relacionados, las aplicaciones habilitadas y hasta la mentalidad de los usuarios. Esto es aplicable también a la tecnología 5G.
Por eso, a la hora de hacer una comprobación de la realidad no queda otra alternativa que moderar expectativas respecto de 5G, aunque no por esto despreciando su capacidad transformadora.
En el caso de los smartphones, que es donde primero llega 5G, el resultado inicial puede ser bastante decepcionante porque tiene poco para aportar en lo inmediato. Habrá que esperar a que se desarrollen y masifiquen nuevas apps que capitalicen sus mayores capacidades.
Será el caso de usos de realidad virtual, que crea entornos de apariencia real (aunque Zuckerberg quiera llamarla ahora metaverso). También de realidad aumentada, que combina y potencia la realidad con elementos virtuales. Hasta tanto esto no ocurra, es muy posible que haya desazón entre quienes cuenten con equipos 5G.
En cuanto al acceso fijo inalámbrico, crecerá en la medida en que lo haga la cobertura en las áreas propicias. No obstante, su difusión no será inmediata, ya que estará muy condicionada a la existencia de tendidos previos de fibra óptica (algo en lo que Argentina ha perdido terreno en los dos últimos años).
Por otra parte, todavía el equipamiento necesario en el hogar (un módem/router 5G) necesita bajar de precio significativamente para ser viable en economías como la de Argentina. Llegará eventualmente, como siempre sucede con la tecnología.
Finalmente, y a pesar de lo mucho que se habla al respecto, el IoT en general tardará más tiempo aún en aplicarse masivamente. Es que su utilización requiere, además de la existencia de la infraestructura, de dispositivos varios según lo que se quiera conectar, herramientas de software para administrar a los mismos así como su integración dentro de los sistemas de las organizaciones (públicas o privadas) que los utilicen.
Finalmente, al cambiar la forma de operar, requiere además el rediseño de distintos procesos que los involucren.
Moderar expectativas
Por todo lo que promete, sumado al "bombo" generado por los más interesados, las expectativas respecto de 5G son altas.
Por supuesto, mucha de la fuerte promoción de 5G es impulsada por los fabricantes de equipamiento y componentes para redes móviles. Una situación esperable ya que se ven afectados por las menores ventas de equipamiento 4G, tecnología que ya tiene más de 12 años de vida y que por lo tanto se encuentra muy difundida globalmente y con alto grado de madurez.
No obstante, es cierto que tiene todo dado como para ser una generación que marque un antes y un después en materia de telecomunicaciones, aunque también hay que tener presente que los cambios que promete no se darán en lo inmediato.
Para que todos estos nuevos usos sean una realidad difundida, es necesario disponer antes de la infraestructura que los soportará, los dispositivos que se conectarán y la integración de éstos con su entorno.
Algo que demandará tiempo, trabajo y dinero. Por lo tanto, es más saludable bajar un cambio, moderar expectativas y contener ansiedades para no verse defraudado por promesas que no podrán cumplirse en el corto plazo. El camino por delante es largo y recién se empieza a recorrer en todo el mundo. No sea cosa que nos invada la decepción.