Desesperación y emociones extremas: así es el estado de ánimo de los argentinos en este momento, según un nuevo estudio
El Observatorio de Psicología Social Aplicada (OPSA) dio a conocer un nuevo informe en el que revela cómo se incrementan entre los argentinos las sensaciones y estados de ánimo extremos, a medida que continúan las medidas de aislamiento social, preventivo y obligatorio en zonas de alta concentración poblacional del país.
El OPSA, que pertenece a la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) viene estudiando mediante distintas metodologías el progreso del estado psicológico de los argentinos durante la pandemia. En el último informe, titulado "100 días de cuarentena: salud mental, economía y gestión política", se informaron los resultados de los test de asociación de palabras, que muestran que hay un avance mayor de estados emocionales extremos como el de la "desesperación".
A través de las redes sociales se invitó a personas mayores de 18 años a completar una encuesta online. Los resultados se calcularon a partir de los 2.758 casos conseguidos entre el 29 de junio y el 3 de julio. Vale la pena aclarar que el estudio se realizó entre sujetos residentes en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), en donde permanecen medidas más extremas de restricciones de circulación y de suspensión de actividades económicas.
"Escriba la palabra que mejor expresa su estado de ánimo actual" fue la consigna que lanzó el OPSA, y con las respuestas armó la siguiente nube de palabras, en donde el tamaño responde a la cantidad de menciones que recibió ese estado de ánimo.
Al igual que en un estudio similar realizado un mes antes, a solo 70 días de las medidas de aislamiento, la palabra más mencionada fue "incertidumbre".
Volvieron a aparecer además, automáticamente, palabras que describen estados de ánimo negativos: "cansancio", "angustia", "tristeza", "hartazgo", "preocupación" y "depresión".
"En contraste con la nube de palabras obtenida a los 70 días de cuarentena, se observa que, en términos relativos, la incertidumbre ha cedido un poco y han ganado centralidad palabras que remiten a emociones negativas más profundas y graves como angustia, tristeza y depresión. Al tiempo que aparecen palabras con significados más extremos que deben alertarnos, como ‘desesperación’", indica el reporte de la UBA al que accedió iProfesional.
El OPSA también remarcó que la palabra "tranquilidad" también perdió prevalencia entre un estudio y otro. Y al consultarle a los encuestados que describan lo positivo o las enseñanzas que el confinamiento les había dejado, se obtuvieron los siguientes términos: "unidad/unión", "paciencia", "amor", "valorar", "familia" y "solidaridad".
No obstante, vale la pena remarcar que la respuesta mayoritaria a esta segunda consulta de asociación libre fue "nada/ninguna". Es decir, la mayoría de los participantes no pudo pensar en una sola cosa positiva que pudieran asociar al aislamiento.
"Si se observa todo el conjunto de palabras de valencia positiva, se podría colegir que las experiencias positivas que rescata la mayoría pivotean en torno a los afectos y el amor en los vínculos familiares, a la amistad y el compañerismo para estar unidos y abrazados para enfrentar este momento duro que nos toca vivir", describieron desde el OPSA. Y continuaron: "Se distingue otro eje conceptual referido a la oportunidad que nos da el confinameinto para la reflexión, el autoconocimiento y la revalorización de lo bueno que tenemos en nuestra vida".
La incertidumbre invade todos los ámbitos y se multiplica
Luego de estas consultas con respuestas libres, se volvió a pedir a los participantes que elijan entre una serie de opciones las dos palabras que más asociaban a su estado de ánimo.
Confirmando la tendencia de las primeras dos consultas, con respuesta abierta, la "incertidumbre" volvió a liderar como la descripción anímica más elegida, seguida de otras con connotación negativa.
Nuevamente, aparecieron con mayor fuerza que en el estudio realizado con 70 días de cuarentena emociones extremas como "temor al futuro", "angustia", "bronca", y "desesperanza".
"Optimismo" y "tranquilidad" fueron los dos términos que ocuparon los últimos dos puestos en la serie de opciones.
"Esto nos lleva a hipotetizar que la incertidumbre, que sigue estando en el centro de nuestro eje emocional-cognitivo, ha comenzado a catalizar gran parte de los otros sentimientos y emociones negativas. La incertidumbre invade todos los ámbitos de la vida (salud, trabajo, familia, economía, proyectos de vida, etc.) constituye una verdadera ‘incubadora’ de inseguridad, estrés, ansiedad, angustia y temor al futuro", concluyeron los analistas.
Al trazar el avance de los ejes emocionales de la incertidumbre, la preocupación, la ansiedad, la angustia y la tristeza (las emociones más mencionadas) a lo largo de los tres estudios realizados (a 12 días de aislamiento, a los 70 y a los 100) los investigadores concluyen que también en lo que refiere al desánimo de los argentinos, "podría afirmarse que estamos en valores altos, pero "aún no hemos alcanzado el pico".
"La dinámica y evolución de estas emociones parece confirmar nuestra hipótesis expuesta en el informe anterior, en el que señalábamos que la incertidumbre constituye el núcleo cognitivo-emocional sobre el que se anclan y desarrollan el conjunto de las emociones negativas, que crecen al amparo de las incertezas que invaden todos los aspectos esenciales de nuestras vidas", concluyen.
Pesimismo
También, como en las mediciones anteriores, este conjunto de emociones negativas alcanzó valores más altos entre los participantes más jóvenes, y esa característica se acentuó en esta última medición. Los niveles de ansiedad, depresión y pérdida del sentido de la vida fueron los más mencionados por los segmentos de menor edad.
Asimismo, volvió a replicarse la mayor prevalencia de estas emociones en los estratos socieconómicos más vulnerables (clase media baja y baja).
Un 75% consideró que la pandemia y la cuarentena tendrán efectos muy negativos en su economía personal, un 68% declaró que se volverá muy difícil continuar con los proyectos personales y familiares que tenía y un 78% espera que haya efectos negativos importantes en la salud y la economía a nivel país.
Las afirmaciones pesimistas lograron mayores acuerdos que las optimistas, según el relevamiento del OPSA. Solo un 14% piensa que la recuperación económica post-pandemia será rápida y el 17% que la crisis sanitaria durará menos de lo que pensamos y las consecuencias serán menores a las estimadas.
Al evaluar los niveles de optimismo y pesimismo, los investigadores no encontraron diferencias significativas entre distintas edades o géneros, pero si hay una ligera tendencia mayor al optimismo entre las personas de clase media alta y muy alta que entre los otros niveles socioeconómicos.
Impacto económico
El OPSA también salió a evaluar el nivel de preocupación entre la población del AMBA por el impacto económico de la pandemia.
Los resultados mostraron que los más jóvenes presentan la menor precupación por los efectos de la pandemia en su salud física y la mayor preocupación por los efectos en su salud mental y la economía.
En los estratos socioeconómicos más bajos se encontró una mayor preocupación sobre el impacto en la salud física, la mental y la economía familiar. Solo en lo que refiere a la preocupación por los efectos que la pandemia causará en la economía general de país se igualan las opiniones entre todos los niveles socioeconómicos, mostrando altos grados de preocupación.
Al ser consultados por los mayores miedos respecto del impacto económico, aparecieron las siguientes respuestas en el orden correspondiente:
▪ No conseguir trabajo.
▪ Tener que cambiar el trabajo u oficio del pasado.
▪ Que el drama económico destruya las familias.
▪ Falta de empleo para los jóvenes.
▪ El futuro de los hijos. Que no tengan oportunidades de desarrollo y educación.
▪ Hiperinflación.
▪ Ajustar el nivel de vida a la nueva situación económica.
▪ Acumular deudas que luego no se podrán pagar (alquiler y cuota del colegio).
▪ Que rebajen las jubilaciones
El estrés por vulnerabilidad económica fue mayor, comprensiblemente, entre los trabajadores de la economía informal y quienes reciben la Asignación Universal por Hijo. "Un alto porcentaje de estos segmentos estima que su economía sólo podrá sostenerse, sin derrumbarse, entre 1 o 2 meses", aclaró el OPSA.
"Casi 6 de cada 10 de las personas de clase media baja/baja señalan que llegarán al agotamiento económico en poco tiempo (1 o 2 meses)", añadieron.
Por su parte, los trabajadores en relación de dependencia y los profesionales presentaron un mejor perfil de estrés de recursos económicos. "El 42% de los trabajadores en relación de dependencia y 33% de los profesionales, señalan que podrán afrontar la crisis económica por un período más largo (+ 4 meses) sin entrar en colapso económico", aclara el reporte.
"La incertidumbre inhibe la construcción de nuestros proyectos de vida, nos impide tener una visión de futuro. Hoy no sólo estamos encerrados en nuestros hogares 24x7, lo cual ya es perturbador para todas las relaciones interpersonales y familiares, sino que asistimos con perplejidad e impotencia al derrumbe económico del mundo exterior. Por eso afirmamos que no es sólo el encierro, es fundamentalmente lo que estamos viendo a través de los medios en sobredosis de información sobre el mundo que nos espera cuando al fin podamos salir", reflexionaron desde la UBA ante estos resultados.
Aseguran que hoy predomina una "ceguera del futuro" en el que la mente trabaja "llenando los agujeros negros de nuestro conocimiento" con ideas, presentimientos, creencias entre negativas y catastróficas, alimentando así la ansiedad y la angustia.
En ese marco es que exigen que se diseñe un programa de salud mental integral con el objetivo de contener y mitigar el malestar psicológico que están experimentando la mayoría de los argentinos, y que contemple a la atención psicológica como actividad esencial.