Educación a distancia de los "nativos digitales": ¿qué opinan los jóvenes sobre estudiar desde casa?
Mientras en el Ministerio de Educación no dan señales sobre el regreso a las aulas para los chicos y jóvenes de distintas edades, muchos de ellos siguen avanzando a su ritmo con tareas desde el hogar y clases virtuales.
El propio ministro de Salud, Ginés González García, aseguró a principios de mayo que las clases presenciales serán una de las últimas actividades en salir del aislamiento social obligatorio para prevenir la transmisión del Covid-19.
Y a diferencia de muchos adultos que ahora prefieren teletrabajar, a los jóvenes no les estaría resultando tan sencillo traducir a la Web la experiencia de aprendizaje.
Según un estudio desarrollado en abril y mayo por la Fundación SES, el 73% de los jóvenes está realizando algún tipo de tareas de estudio durante la cuarentena, la mayoría mediante plataformas virtuales pero también completando cuadernillos o vía WhatsApp.
A seis de cada 10 no le gusta o le gusta muy poco estudiar de manera virtual, según los resultados de una encuesta a 511 chicos y chicas de entre 16 y 24 años de edad, en su mayoría mujeres (62%) de las regiones AMBA y NOA.
Pese a que el sentido común indica que estos "nativos digitales" se adaptan más fácil a la educación a distancia, no necesariamente este está siendo el caso. Y no hay que olvidar que, así como ocurrió en las empresas con el teletrabajo, se trató de una experiencia a la cual las escuelas se lanzaron de urgencia y de forma improvisada, sin plan ni infraestructura para ello.
Las respuestas de los jóvenes consultados por Fundación SES indican que esta educación digital en aislamiento "es vivida como una experiencia difícil. Los principales obstáculos que manifiestan son las dificultades de conectividad (ausencia o baja calidad), la falta equipamiento tecnológico, la falta de acompañamiento docente, la "soledad" para realizar las actividades, las dificultades para organizar los tiempos de estudio".
"No me gusta, es muy difícil sin los profes. No están los compañeros, yo extraño los compañeros", manifestó uno de los estudiantes encuestados en Tucumán. "Me gusta preguntar y me es difícil no tener una respuesta directa o rápida. A mí me gusta expresarme, sacarme las dudas. Es difícil porque siento que mi trabajo no vale, en cuanto a las correcciones por ejemplo: entregué todas las tareas desde que comenzó la cuarentena, no sabía ni los nombres de los profesores, ellos exigían mucho, pero después no te corrigen", añadió otro desde Mar del Plata.
El estudio viene a cuestionar la creencia de que solo por jóvenes, los alumnos de estas edades deberían estar preparados casi naturalmente para educarse de manera virtual. Sin embargo, "lo ‘nativo’ lo estamos poniendo en discusión. Que los y las jóvenes tengan una vinculación cercana y aparentemente ‘natural’ con las tecnologías no implica necesariamente que sea de cualquier forma, en cualquier momento y con cualquier propuesta", le dijo a iProfesional Mariela Ortiz Suarez, responsable de comunicación e integrante del equipo que realizó el relevamiento.
"Por otro lado, no debemos perder de vista que el acceso a las tecnologías e internet no es para todos y todas igual y hoy esta brecha se profundiza. Este punto también es importante para revisar la categoría de ‘nativo/as’", completó.
Equipamiento y acceso
El estudio de Fundación SES surgió que en zonas rurales hay un mayor peso de las actividades por WhatsApp que en otras áreas del país y que en muchas zonas semirurales hay casi un tercio de los chicos no realizando tareas escolares ni de estudio.
"No estoy estudiando porque no es presencial y no tengo como comunicarme a las aulas virtuales. Sin conectividad. Para entrar en classroom, necesitás un celu, descargar y regularizar las materias. Es complicado conseguir cuadernillos y hacer fotocopias, y presencial es más fácil", expresó un estudiante tucumano.
En este sentido, el 33% de los alumnos relevados para este estudio identificó como principal dificultad para la educación virtual el tener acceso de calidad a Internet. Esa cantidad llega al 42% en zonas rurales y al 39% en las semirurales.
En segundo puesto quedó también el acceso a una computadora o tableta electrónica, con 28% de las menciones, y saber usar las plataformas educativas con 12% de las mismas.
Un reciente informe de la organización empresaria IDESA, en base a datos del INDEC, muestra que estas últimas dificultades se profundizan en los hogares de menores recursos económicos, quedando en condición de desigualdad y mayor vulnerabilidad.
"En Argentina, el 63% de los hogares con niños tiene computadora. En el 40% de los hogares más pobres, sólo el 49% tiene computadora. En el 40% de los hogares de mayores ingresos, el 94% tiene computadora", indica la mencionada entidad, remarcando que la mitad de los chicos más pobres del país no cuenta con las condiciones básicas para continuar la educación en su casa.
"La educación mediada por las tecnologías requiere ser pensada desde múltiples dimensiones. Las más significativas son: el acceso a internet, el acceso a dispositivos y recursos tecnológicos y finalmente el desarrollo y planificación de didácticas en la virtualidad", concluye en este aspecto la Fundación SES.
En esa línea, vale la pena recordar que el Ministerio de Educación que conduce Nicolás Trotta oficializó el lunes el lanzamiento del Plan de Conectividad Juana Manso, un nuevo plan de entrega de computadoras, la creación de una plataforma federal de enseñanza con acceso gratuito y la posibilidad de llegar con conexión de internet en los barrios más carenciados.
Más que hardware
Las dificultades no son solo de conexión o de hardware. Un 8% de los encuestados por Fundación SES expresaron que una dificultad que tenían para la educación a distancia era contar con "alguien que me ayude".
La entidad dedicada a los jóvenes asegura que la falta de acompañamiento (especialmente para estudiar) aparece sobre todo entre alumnos de entre 16 y 17 años, mientras que la falta de contención desde el plano emocional y la escucha aparece como principal necesidad entre quienes tienen entre 18 y 24 años.
Las habilidades para encarar la educación a distancia desde el punto de vista del estudiante no necesariamente fueron adquiridas antes de iniciar este gran experimento de estudiar en cuarentena.
"Está bueno lo de la libertad de manejar nuestro tiempos, pero es peligroso, me pasa mucho de poner otras prioridades, perder la cotidianidad de estar en el colegio, usar ese tiempo para poder usarlo para aprender cosas, tengo que obligarme y termino entregando las cosas tarde", describió por ejemplo, un alumno en CABA.
"Se identifican dificultades en el proceso de aprendizaje por la situación de ‘soledad’ al momento de realizar tareas educativas. La distancia social respecto de pares y docentes afecta el proceso de enseñanza y aprendizaje", concluye la Fundación.
"La modalidad de educación virtual requiere pensarse desde otro paradigma. La sincronía y la temporalidad, la corporalidad, los contenidos (su extensión, sus formatos), lo vincular, etc.", le dijo Ortiz Suarez a este medio. "Es decir cómo generar ‘conversaciones’ entre educadores y educandos no es una tarea sencilla y no debe recaer ni en unos ni en otros", completó.
Para la especialista, "la tecnología nos invita casi sin preguntarnos a una reproducción "en línea" de hiper productividad. Esto especialmente en las y los jóvenes lo deberíamos evaluar, porque el tiempo ocioso, improductivo es vital en esta etapa de la vida".
En la Fundación SES creen que se debe convocar a los y las adolescentes y jóvenes a asumir una actitud activa y protagónica dentro de las tecnologías, para no ser solamente consumidores de ellas. Y a la vez, les queda a los docentes el desafío de educar con las tecnologías, planificar con ellas y acompañar y contener con la mediación de las mismas.
"No estábamos preparados como sociedad para esta transformación, la hacemos como podemos. Por eso es importante darnos el espacio desde las comunidades educativas para reflexionar, procesar y repensar cómo y hacia donde sin perder de vista, o poniendo en el centro de la escena, la formación de sujetos críticos desde una perspectiva de derechos", cerró Ortiz Suárez.
¿Qué hacen los chicos en cuarentena?
Al evaluar en qué invierten su tiempo durante el aislamiento obligatorio, los jóvenes consultados en encuestas y entrevistas por la Fundación SES indicaron que la actividad a la que más tiempo dedican es el estudio (22,4%).
Le siguieron las redes sociales (21,3%) y ayudar en las tareas de la casa (21,1%). "En general, en sus relatos la rutina parece estar bastante organizada y ordenada", analizaron desde Fundación SES. "Hay un mayor peso de la ayuda en el hogar entre mujeres", añadieron.
Recién en cuarto lugar apareció la televisión, con poco más del 12% del tiempo invertido; solo 8% indicó estar haciendo deportes en cuarentena y un poco más del 5% trabaja.
Sobre esto último, vale la pena destacar también que el 52% de los consultados dijo haber visto sus ingresos muy afectados por la cuarentena y otro 32% se sintieron un poco afectados desde el punto de vista económico.
La Fundación evaluó que los jóvenes de más edad fueron los más afectados en este sentido, los varones más que las mujeres, y con mayor impcto también en las zonas rurales que en las urbanas.
Los aspectos negativos de la cuarentena para estos jóvenes se asocian a lo que entienden como una ruptura de los vínculos con pares, y de las actividades realizadas.
Como contraparte, un aspecto positivo y valorado es el mayor tiempo que tienen para compartir con sus familias, ya que en su dinámica normal pasan poco tiempo en su hogar.