Abril en los mercados globales
El mes de abril fue testigo de una serie de noticias que reflejaron una situación económica dispar en Estados Unidos, acompañada de movimientos volátiles en los mercados accionarios, los cuales ajustaron sus expectativas de manera constante, según detalla el informe elaborado por CRITERIA. El índice S&P500 cayó un 4,1%, borrando parte de las ganancias obtenidas durante el año, mientras que el Dow Jones Industrial disminuyó un 4,9%.
Sin embargo, en los últimos meses, el escenario más adverso para los mercados financieros caracterizado por una posible recesión en la economía de Estados Unidos y una corrección en la renta variable había perdido fuerza. Aunque el Producto Interno Bruto (PBI) de Estados Unidos registró un crecimiento anualizado del 1,6% en el último trimestre, un ritmo más lento de lo anticipado por los analistas, el índice S&P 500 acumula un alza cercana al 25% en los últimos seis meses desde los mínimos de fines de octubre. En aquel entonces, el mercado experimentaba una corrección significativa basada en estimaciones pesimistas sobre la economía global, donde el panorama parece cambiar constantemente.
De todas formas, el camino más optimista continúa liderado por EE. UU., donde las proyecciones de crecimiento son más optimistas que para Europa. Así, el impacto en las compañías con aproximadamente el 45% de las empresas del S&P reportando sus resultados, se ve reflejado con un crecimiento en las ganancias del orden del 3,3% y un aumento del 4% en las ventas para esta temporada de balances.
Pero el aumento de la inflación en el mes de abril, situándose en niveles del 3,8% el IPC en su versión "núcleo", y un 2,8% el PCE núcleo, medida favorita de la FED, generó gran inquietud entre los inversores. Esto plantea un gran desafío para la Reserva Federal si considera reducir las tasas de interés a corto plazo, un combustible históricamente favorable para activos como las acciones.
A pesar de que al comenzar el año se esperaban entre cinco e incluso siete recortes de tasa por parte del mercado, las expectativas se han moderado y apuntan a un máximo de entre uno y dos recortes para este año. En este contexto, toma forma un escenario de tasas que empezarían a bajar recién hacia fines de este año, dada la persistencia de la inflación por encima del 2% objetivo de la Reserva Federal. Esto obliga a pensar en un entorno de tasas nominalmente altas por un tiempo más prolongado.
Así, en el ámbito de la renta fija, la tasa a diez años también experimentó fluctuaciones tras los datos inflacionarios. Alcanzó un máximo superando el 4,7% hacia finales de abril, aunque luego descendió ligeramente, para cerrar el mes en 4,6%. En este contexto, la renta fija sufrió durante abril y continúa enfrentando dificultades en el 2024 en general. Los bonos corporativos estadounidenses de alta calidad disminuyeron un 3,2%, mientras que los de alto rendimiento lo hicieron alrededor de un 1,4%. En cuanto a los bonos del Tesoro de duración media, experimentaron una caída del 3,1%.
En Europa, los mercados accionarios mostraron un comportamiento similar a los de Estados Unidos, disminuyendo un 3,2% durante el mes, pero registrando un aumento del 6,6% en lo que va del año. Sin embargo, en el continente las expectativas anticipan el primer recorte de tasas para junio, gracias a una inflación en niveles más adecuados a los de la autoridad monetaria.
Las economías emergentes también han recibido revisiones al alza en sus estimaciones, notablemente en el caso de China, repercutiendo favorablemente en sus mercados accionarios. El iShares China Large-Cap (FXI) se posiciona como uno de los activos más destacados para el 2024, con un rendimiento positivo del 12,9%. En sí, las acciones de los mercados emergentes se mantuvieron estables en abril en comparación con las caídas en los mercados desarrollados, lo que sugiere un escenario de resistencia positiva para este tipo de activos durante el mes.
Más allá del corto plazo, ¿La Inteligencia Artificial desencadena un nuevo impulso de productividad hacia el futuro?
A la luz de la revolución que promete la IA, no puede descartarse un escenario favorable para el resto de la década. A pesar de tasas más altas, la economía mantiene su nivel de crecimiento y si la inversión provoca aumentos en la productividad se puede mantener a raya la inflación. De esta manera, se estaría configurando un contexto similar al observado en EE.UU. entre los años 1994 y 2000, período caracterizado por un aumento notable de la productividad de la mano de internet. Esto además provocó un excelente desempeño para las acciones, producto del crecimiento de las ganancias.
El boom en la Inteligencia Artificial está motivando en un fuerte impulso de empresas tecnológicas, con el ascenso estelar de NVIDIA como el ejemplo más claro de las expectativas de los inversores en este sector. Más allá del factor especulativo que siempre existe alrededor de una nueva tecnología, la aparición del AI se respalda por mejoras en la productividad del trabajo, con un salto registrado luego de quince años de estancamiento.
A su vez, el incremento notable en la valoración de las empresas que impulsan el desarrollo de la IA no se da sin sustento, sino que está atado a mejoras palpables de ganancias en el futuro inmediato. En este sentido, el episodio no se asemeja al de burbuja de las "puntocom" a comienzos de este milenio, sino que luce mucho más sólida desde una perspectiva empresarial.
Es todavía muy temprano para saber si AI traerá los grandes beneficios que se auguran para la economía global. No obstante, hay indicios que han llevado al mercado accionario a revalorizar agresivamente a las empresas. En este contexto, un mejor desempeño de acciones de Estados Unidos respecto a otros países desarrollados podría continuar, tal como indica la norma en el historial de los últimos años.