A la espera de Milei, empresarios suben precios y los acomodan al "dólar exportador" de $620
El grupo de WhatsApp que comparten medio centenar de directores de compañías industriales suele tener poca actividad. Está reservado a eventos esporádicos; algunos hechos muy relevantes que sean de interés general para habituales competidores en la industria. La semana pasada, ese whatsapp explotó. Literalmente.
Fue cuando Javier Milei dijo que los controles de precios dejarán de existir desde el mismo momento de su asunción. El programa de "Precios Justos", que llega a su fin esta misma semana, no será renovado.
Sin Precios Justos, los empresarios esperan las primeras medidas de Milei
"No va a existir la secretaría de Comercio en el sentido que le dieron históricamente los gobiernos. Todos los precios que pueda de la economía, los voy a liberar. Hay algunos que todavía no puedo hacerlo por las características de las bombas que dejó plantadas el Gobierno", planteó Milei hace unos días, como parte de sus definiciones previas a tomar el mando.
Los empresarios, en el Whatsapp, festejaron. Compartieron notas periodísticas con la misma noticia. Para ellos, se terminaban años de negociaciones tensas con el Gobierno y un plan que, en definitiva, no sirvió para aplacar la inflación.
El movimiento de los precios fue el previsible, en medio de la incertidumbre cambiaria y -ahora- la segura cancelación de los programas.
Los aumentos atraviesan a toda la economía, pero son más graves en el rubro alimenticio. De hecho, la inflación de los alimentos terminó noviembre por arriba del resto, y lo más seguro es que haya sido récord para lo que va del año. Diciembre será peor, seguramente.
Dólar exportador: la nueva referencia de los precios
Hasta hace dos semanas, la referencia de los precios de los alimentos era -sin dudas- la cotización del dólar oficial, que ahora está en torno a los $360.
Ese régimen se quebró a mediados de diciembre cuando el Gobierno actualizó el dólar exportador y lo llevó a 50% y 50% entre el valor del dólar oficial y el contado con liqui, respectivamente.
Esa cotización -hoy en torno de los $620- funcionó como una devaluación implícita en los costos de las industrias, básicamente por los incrementos en las materias primas.
Obviamente, por otra parte, como los empresarios saben que después del próximo día 10 habrá una nueva devaluación, entonces ya empezaron a moverse en función de la nueva referencia del dólar a $620. "Después se verá si el dólar sobrepasa ese precio; muy probablemente será así", plantea uno de los directores que forma parte del chat empresario.
Estos ajustes se notan en los precios de los productos de la canasta básica que se ofrecen en las góndolas de los supermercados: un paquete de fideos, que hasta comienzos de noviembre costaba alrededor de $400, ya vale $830. Más del doble. En las marcas premium, el precio subió de $600 a $1.100.
El kilo de arroz, que rozaba los $1.000 ya vale $1.600. Incluso más, según la marca y la presentación.
El azúcar también cotiza a precio dólar exportador. El kilo ya superó los $1.200.
La comparación con países de la región
Un informe que circula entre empresas líderes de la alimentación da cuenta de estos cambios. Un paquete de fideos, que a comienzos de noviembre costaba u$s1,10 (al oficial) y figuraba último en el ranking de precios -frente a Brasil, Bolivia, Uruguay, Paraguay y Chile-, ahora pasó a u$s2,20 (al dólar oficial).
Ahora vale u$s 1,30 al "dólar exportador". De esa manera se puso en línea con el resto de la región.
La misma tendencia se nota en otros productos esenciales, como azúcar y aceites.
La conclusión es que los precios entraron en una dinámica diferente: ya no toman como referencia al dólar oficial (que en los hechos nadie consigue) y toman como base al dólar exportador de $620.
Obviamente, esta secuencia potencia la inflación, que ya venía corriendo al 150% interanual en el caso de los alimentos.
Expectativa del "plan Milei"
"Vamos hacia una caída del consumo, de eso no tenemos dudas. Pero por ahora no hay manera de pensar en dónde va a frenar el proceso inflacionario", enfatiza el director de la empresa de la alimentación.
La clave es que nadie puede asegurar una estabilidad cambiaria con un Banco Central con reservas negativas, y con una deuda imposible de afrontar con los importadores. La presión para que los precios sigan para arriba con virulencia continuará.
De hecho, la expectativa de los principales bancos y consultoras dan cuenta de que la inflación de 2024 será más elevada que la de este año.
La clave de los próximos meses será económica, pero también política: los acuerdos que logre la administración Milei para asegurar la gobernabilidad.
Este último es uno de los principales reclamos del empresariado. Y del que todavía no hay respuestas contundentes. Habrá que esperar.