Cuántos millones de dólares pagará JPMorgan para cerrar un caso de manipulación
El banco JPMorgan Chase está ultimando un acuerdo con las autoridades de Estados Unidos por el que pagará casi mil millones de dólares para resolver investigaciones federales sobre una supuesta manipulación de mercados de futuros de metales y de valores del Tesoro.
Según The Wall Street Journal, la entidad aceptará abonar esa cantidad para poner fin a varias pesquisas civiles y penales, pero el acuerdo no le impondrá ninguna restricción en sus operaciones.
Las investigaciones se centran en una práctica conocida en los círculos financieros como "spoofing", que consiste en el envío de órdenes engañosas a operadores, con grandes pedidos que se cancelan rápidamente pero que dan la impresión de mover la oferta y la demanda en los mercados.
Cuánto pagará JPMorgan para cerrar un caso de manipulación
Así, se consigue que otros compren o vendan valores a los precios que interesan a quien está detrás de esa jugada.
La sanción sería la mayor registrada hasta ahora por este tipo de prácticas, que se prohibieron tras la crisis financiera de 2008.
Hace un año, tres empleados de la unidad de metales de JPMorgan Chase fueron arrestados y acusados en el marco de estas investigaciones, con cargos que incluían crimen organizado, algo poco habitual en este tipo de asuntos.
Según los fiscales, éstos habían logrado ganar millones de dólares y hacer sufrir a otros pérdidas de decenas de millones.
Posteriormente, las autoridades estadounidenses imputaron también a otra persona que trabajaba para JPMorgan Chase con fondos de cobertura.
Tras ello, JPMorgan -el mayor banco de Estados Unidos- señaló en varias ocasiones que estaba cooperando con las investigaciones.
Quién fue JPMorgan
Había una vez un niño cuyo padre, que era multimillonario, le hizo cargar sobre la espalda un bolso con un millón de dólares para que supiera lo que se sentía y luego se lo quitó diciéndole que aprendiera a ganárselo.
El niño en cuestión era John Pierpont Morgan, quien con el correr del tiempo se convirtió en un empresario, banquero y coleccionista de arte estadounidense que dominó las finanzas corporativas y la consolidación industrial de su época, más conocido como J.P. Morgan.
Sin dudas que pasó a la historia por formar parte de ese grupo de hombres controvertidos que encabezaron la transformación de un país que pasó de ser una república de granjeros y comerciantes a una superpotencia propulsada a vapor, cuya mayor expresión era por ese entonces el ferrocarril.
En este contexto Morgan fue que un titán de los negocios, cuyo principal objetivo fue no solo ganar la competencia sino detenerla, incluso si eso requería un determinado grado de crueldad. Para Morgan, sofocar la competencia no era solo una forma de ganar dinero, sino también de poner orden en la economía.
Así por ejemplo, en 1885 J.P. usó su poder de intermediación con toda su fuerza y poder de convicción para evitar una guerra de precios entre los dos ferrocarriles más grandes de la costa este de EE.UU. que pugnaban por quedarse con el transporte de acero, pues consideraba que podría desestabilizar la economía.
A espaldas del "zar" del acero, Andrew Carnegie, Morgan organizó una reunión secreta con los presidentes de ambas empresas ferroviarias en su opulento yate, el Corsario, que terminó siendo el lugar perfecto para ese encuentro, pues nadie podía bajarse antes de haber aceptado los términos de Morgan, a menos que les apeteciera nadar. Y así, Morgan obtuvo lo que quería.
La batalla de Morgan contra la competencia irracional "ruinosa" abarcó todo el campo de la economía estadounidense: desde la agricultura (creó International Harvester) y las telecomunicaciones (AT&T), hasta la electricidad (General Electric) y la industria que dominaba Carnegie, el acero, con US Steel.
Esta fue la primera corporación de u$s1.000 millones creada por Morgan en 1901 para consolidar la mayor cantidad posible de la industria del acero, comprando, fusionando y creando esta única corporación.
Hacia 1895, debido a su gran habilidad para cerrar grandes negocios de fusiones y adquisiciones, se convirtió en socio mayoritario de un grupo de compañías que pasó a llamarse J. P. Morgan & Company, que solo cinco años después se convirtió en una de las entidades bancarias más importantes del mundo.
Ese mismo año, en medio de una profunda recesión, creó un sindicato de bancos que le prestó al Tesoro u$s65 millones en oro. Las condiciones del préstamo dañaron políticamente al presidente Cleveland, quien posteriormente perdió las elecciones a manos del candidato republicano, que recibió fuertes donaciones de los banqueros, incluyendo obviamente a Morgan.
En cualquier caso, los enemigos de la banca atacaron a Morgan por los términos de su préstamo de oro al gobierno federal, incluyendo entre sus ataques el haber provocado la crisis financiera de Nueva York. Pero también hicieron especial énfasis en tratar de combatir su idea de reducir al mínimo la competencia y formar enormes conglomerados económicos o financieros.
Por aquel entonces, y ya cansado de responder a los caprichos de su padre, cuando cumplió 40 años se convenció que la luz eléctrica revolucionaría a la humanidad y Morgan sabía que podía incrementar su fortuna y, lo más importante, ser más rico que sus rivales.
Contrató a Thomas Alva Edison, quien poco tiempo antes había inventado la lamparita, para instalar electricidad en su mansión de la Quinta Avenida de Manhattan. La casa de Morgan, donde se construhyó un pequeño generador de corriente continua que alimentó cuatrocientas bombillas, se convirtió en la primera casa del mundo en ser iluminada por electricidad.
Aunque el padre de J.P. creía que sería una moda pasajera, la luz eléctrica se convirtió en una necesidad para la élite de entonces. En contra del consejo de su padre, J.P. invirtió todo su dinero en la compañía de Edison (Edison General Electric Company), la cual construyó la primera central eléctrica del mundo que iluminó a la mitad de Manhattan.
Posteriormente, hacia 1907 y cuando todo hacía prever que el sistema financiero se encaminaba a un colapso, apeló a la influencia de su banco sobre el resto del mercado y pudo reunir a su círculo de banqueros y hacer que rescaten al Trust (sociedades fiduciarias) cuyo hundimiento hubiera tirado abajo a la economía.
En 1912, Morgan apareció y se defendió públicamente ante un comité del congreso presidido por Arsène Pujo, que investigaba el trust bancario de Wall Street y que fue dirigido especialmente contra él.
Falleció en Roma en 1913, mientras dormía. Su muerte causó gran conmoción en Estados Unidos, Wall Street cerró un día por duelo, algo poco común ya que ese suceso solo pasaba por el fallecimiento de un presidente.
¿Por qué pasó a la historia?
Morgan fue una pieza clave tanto en la configuración de la nueva economía estadounidense como en la creación del nuevo perfil público de los más ricos y poderosos.
Fue por ello que pasó a la posteridad como el primer banquero de la era moderna o el "disciplinador del mercado", ya que echó las bases de su imperio a partir de una premisa: asegurarse que ninguna empresa que fuera demasiado grande como para fracasar lo hiciera.
Para algunos historiadores el yate de J.P. Morgan, el Corsario, es el ejemplo perfecto de la riqueza ostentosa, pero más allá de sus enormes gastos, también invirtió en filantropía. Así por ejemplo, fue uno de los fideicomisarios del Museo Metropolitano de Arte y estaba en el consejo directivo del Museo de Historia Natural.
"En la sociedad altamente estratificada, como lo era Nueva York, poder invertir en la filantropía era una forma de demostrar que habías llegado a la escena social", señala la historiadora Joanna Cohen. Pero el consumo no era solo una ansiedad de élite; también trajo nuevas posibilidades para las masas.
"Las maravillas tecnológicas no tiene precedentes. Desde el teléfono y la luz eléctrica hasta el ascensor y los rascacielos", detalla Steve Fraser.
El pequeño grupo de empresarios en el que tuvo un papel preponderante dejó imponentes construcciones, como el Rockefeller Center y el Carnegie Hall, pero además moldeó a las grandes ciudades, con sus enormes edificios, grandes corporaciones y millones de habitantes, que fueron un producto de la revolución económica que ellos lideraron en el siglo XIX.
"Con su arrollador avance, estos nuevos multimillonarios transformaron el concepto del sueño americano", explica Fraser.
Pero también dejaron su huella en el gigante contraste que sigue habiendo entre los dueños de los enormes edificios y grandes corporaciones y las personas que perdieron todo con las disrupciones económicas, siendo la más dramática la crisis del 30.
"El sueño americano alguna vez se asoció con el logro de un bienestar en una escala modesta, con lograr la igualdad con tus pares", explica Fraser.
"A finales del siglo XIX, el sueño se transforma: Wall Street se convierte en un patio de juegos, un lugar donde todos pueden ir y hacerse súper ricos de la noche a la mañana. Así, el sueño americano se agranda, se torna como obeso".