El Banco Central vende más y más reservas: ¿se aceleran las expectativas de devaluación?
Pese estar en temporada alta de ingreso de dólares provenientes de exportaciones agropecuarias, el Banco Central (BCRA) vendió en julio más de u$s400 millones en el mercado cambiario. A eso se suman las ventas de futuros, donde el regulador también está jugando fuerte desde hace varios meses. Al cierre de junio (último dato disponible), tenía una posición vendida de u$s4.160 millones.
En lo que hace al mercado de contado, tras un mes de junio donde el súper cepo importador había ayudado al BCRA a comprar u$s672 millones, julio volvió a arrojar saldo negativo.
Según los datos oficiales, hasta el 28 del mes pasado, el BCRA vendió unos u$s431 millones. En ese mismo tiempo, en cambio, las reservas brutas registraron un alza de u$s192 millones, explicada por operaciones con organismos internacionales y por el aumento de los encajes en dólares generado a la vez por la suba de los depósitos privados en moneda extranjera.
"Hasta la fecha, más o menos vendieron u$s400 en spot. Si uno hace la cuenta de que el agro más o menos liquidó durante julio u$s2.500 millones, entre lo que aportó el agro y el BCRA la demanda fue de u$s3.000 millones. Esa demanda está compuesta por importaciones, pago de deudas y el dólar ahorro que subió fuerte en julio. Aparentemente fueron u$s700 millones en vez de u$s300 millones. La respuesta del BCRA fue prorrogar el súper cepo a los importadores", explicó Fernando Marull, socio de FM&A.
Como señala el economista, esta semana el Directorio del BCRA extendió hasta fin de agosto la vigencia de la Comunicación "A"7030 y sus modificatorias, todas referentes al cepo para importaciones.
Para los especialistas, el saldo vendedor del BCRA en el mercado cambiario exhibe las limitaciones de la política de cepo al dólar. "Esto demuestra que las regulaciones cambiarias son medidas que actúan en el corto plazo. Pueden dar algo de tiempo para sostener el nivel de reservas o morigerar las caídas pero, si no se atacan las cuestiones de fondo que están generando la presión cambiaria, terminan teniendo costos y siendo cada vez menos efectivas en el tiempo", indicó Martín Vauthier, director de EcoGo.
Por su parte, Julia Segoviano, economista de LCG, coincidió: "En general, el efecto inicial de este tipo de medidas es que logran contener la demanda. Quizá hasta se achica la brecha o se detiene un poco la compra de dólares. Sin embargo, en la medida en que haya incertidumbre y no haya un plan claro o se entienda la política cambiaria, va a seguir extendiéndose la brecha. Si no es hoy, será mañana. Son medidas que no logran aplacarla para siempre".
"Hay que tener en cuenta que cuanto más se restringe el acceso a divisas, la demanda, también se restringe la oferta porque hay cada vez menos agentes dispuestos a desprenderse de dólares porque después es complicado volver a acceder", completó Vauthier, quien estimó que en julio se combinó un repunte en la demanda de importadores junto con un mayor apetito por dólar ahorro.
Ajustar el cepo o devaluar
Durante julio el ritmo de devaluación del tipo de cambio oficial fue de 2,6% y la cotización sumó solo 6 centavos diarios en buena parte de las jornadas. Mientras tanto, las brechas con los tipos de cambio paralelos se mantienen en el orden de 60% como mínimo.
Por eso, si el BCRA quiere mantener el ritmo de devaluación de los últimos meses, tiene dos caminos: sacrificar más reservas o poner mayores restricciones cambiarias.
"Por ahora, las señales van en el sentido de que habrá más cepo antes de acelerar la tasa de devaluación. Obviamente, ¿hasta cuándo? Hasta que no aguante más y no pueda seguir endureciendo el cepo. Cuando no le de resultado, pasará a la segunda fase, que es mover el tipo de cambio", sintetizó Marull.
Con respecto a esa dicotomía, Segoviano estimó: "No creo que haya un deslizamiento muy pronunciado del tipo de cambio porque eso impactaría mucho el nivel de precios pero, en la medida en que aumente la brecha, sí vamos a ver medidas que van a tratar de aplacarla".
Los economistas coincidieron en que el único ajuste posible para el cepo, tal como está hoy, es por el lado de las importaciones pero descartaron que sea recomendable, por su impacto en la inflación y el intercambio comercial.
En ese sentido, Gabriel Caamaño, de Consultora Ledesma, expresó: "Siempre se puede ajustar, el tema es a qué costo. Se podría restringir más la demanda por el lado de las importaciones pero eso empieza a hacer que las brechas jueguen más directamente en los precios y la inflación. Tampoco aporta una gran magnitud ajustar el cupo de u$s200 por mes".
Y añadió: "En la cuenta corriente hay superávit mientras en el balance cambiario faltan dólares en plena cosecha. Entonces, la cuestión también pasa por cómo se financian importaciones y exportaciones. Hoy las importaciones se pagan con un crédito local en pesos que se convierte a dólares oficiales en el mercado".
¿Se viene una aceleración del oficial?
Bajo el esquema cambiario actual, el dólar oficial luce barato frente al resto de las cotizaciones, lo que sostiene la demanda de divisas.
En ese punto, Lucía Pezzarini, de Ecolatina, se refirió a la diferencia entre el dólar comercial y el dólar para ahorro. "Hay una disociación entre el tipo de cambio comercial que no parece estar tan atrasado y el dólar más bien financiero, donde el tipo de cambio oficial resulta barato, lo que genera presiones", señaló.
Y explicó que esa dinámica está asociada "al contexto de fuerte incertidumbre que tenemos, sujeto a la resolución de la deuda y de la cantidad de pesos que están emitiendo, que no es compatible con este tipo de cambio".
Vauthier, en tanto, coincidió en que el tipo de cambio real "no luce atrasado en relación a otros momentos de la historia" más allá de que "la brecha cambiaria refleja una situación de elevada incertidumbre vinculada al programa fiscal y de la deuda".
La venta de reservas para mantener el ritmo de "devaluación controlada" que convalida el BCRA también refuerza las expectativas de depreciación a futuro. "Esta dinámica reconfirma y retroalimenta las expectativas de devaluación. Si hay una sensación de que el tipo de cambio oficial va tener que ajustarse más rápido y se ve que al ritmo de ajuste actual el BCRA pierde reservas, se confirma la presunción", explicó Caamaño.
Y advirtió: "Si bien es difícil de prever, lo cierto es que podrían ajustar más rápido el dólar y tener exactamente el mismo problema que ahora si esa suba se va rápido a precios. Mirando los niveles de emisión, la baja velocidad de circulación y la ausencia de anclaje genuino de expectativas (que se daría con la resolución de la deuda y el sendero fiscal), eso puede pasar tranquilamente".
Con todo, los economistas no anticipan que el BCRA se decida por la devaluación, al menos en el corto plazo. "No creo que dejen deslizar mucho más fuerte al dólar. Sí puede ser que aceleren un poquito el deslizamiento, que de hecho es lo que ocurrió durante las últimas semanas. Yo creo que va a ser una combinación entre deslizar un poco más el tipo de cambio oficial y seguir poniendo medidas tipo parche para poder tapar los baches que vayan surgiendo y que amplían la brecha cambiaria", opinó Segoviano.
A su turno, Pezzarini se manifestó en la misma línea: "En el escenario más probable no vemos grandes saltos del tipo de cambio, sino más bien que mantiene o apenas acelera el ritmo actual de depreciación mensual. Con el obvio salto que suele mostrar el tipo de cambio a fin de año. Ahora bien, ¿qué implica el escenario más probable? Una resolución favorable del canje de deuda".
"El ritmo de deslizamiento que viene sosteniendo el BCRA en los últimos meses, se ha ubicado por encima de la inflación, que se desaceleró transitoriamente por la pandemia. Eso le permitió al BCRA ir generando algo de colchón cambiario durante estos meses. Por ese lado tiene margen. Si se lograran despejar la incertidumbre sobre la deuda y dar señales en torno a una estrategia de salida fiscal y monetaria, creo que el BCRA tiene margen para evitar movimientos bruscos en el tipo de cambio oficial", concluyó Vauthier.